‘The Big Bag Theory’ o por qué llevamos bolsos grandes cuando la economía es pequeña
Existe una conexión entre el tamaño de los bolsos y el contexto socioeconómico en el que se lanzan. Así que no parece casualidad que, en los últimos años, modelos como el Birkin de Hermès, el Jodie de Bottega Veneta o el Icare de Saint Laurent sean los más deseados, vendidos y fotografiados


La etiqueta definitiva llegó a comienzos de año. La edición estadounidense de la revista Glamour colocaba como “el accesorio más deseado de las fiestas” a un bolso asequible, pero difícil de encontrar, con un nombre que fotografía a la perfección su naturaleza dicotómica: el bolso ‘Birkin’ de Walmart, que es algo así como si en Europa enloqueciéramos con una réplica de Hermès en Carrefour. Con un precio de 80 dólares y una estructura cómodamente situada en ese gris legal que separa un homenaje de una infracción ante los derechos de autor, el bautizado en TikTok como ‘Wirkin’ (por la mezcla del nombre del modelo, Birkin, con el término working, que alude a la clase trabajadora) cumple no solo con la dupe culture o cultura de los duplicados (que impulsada de nuevo por TikTok, ha borrado el estigma de las imitaciones) sino que además satisface el requisito más importante para que un bolso sea ahora una pieza deseable: un tamaño grande.
Estrenando el mes de febrero, Lou Doillon —hija de Jane Birkin y heredera de ese estilo desenfadado que lleva vendiéndose desde los setenta— protagoniza una sesión de fotos para Massimo Dutti, con un accesorio como el elemento principal, protagonista y destacado: el nuevo Rooted Heritage Bag, un bolso maxi tote en piel de herraje con unas medidas importantes: 39 cm de ancho, 30 cm de alto y 26 cm de profundidad, lo suficiente para llevar dentro un ordenador portátil, la agenda, las llaves, un neceser y, en definitiva, esas cosas que solemos llevar las mujeres encima. Las imágenes de Doillon llegan en un momento en el que, curiosamente, las redes sociales (más concretamente, Instagram) están circulando vídeos en los que Jane Birkin enseñaba el contenido del bolso de Hermès a quien dio su apellido, como en aquel documental de 1988 (Jane B. par Agnès V.) en el que Agnès Varda le preguntaba si podía vaciar aquel icónico saco ante su cámara. De allí salió de todo (papeles, recortes de periódico, rotuladores, monedas, una novela, una cinta de celo, una navaja, alguna crema, cerillas, pastillas…), incluida la nostalgia hecha bolso para una generación que no había nacido aún en aquella época.
Unos meses después fue el Birkin original, el primero que llevó Jane Birkin, el protagonista de la subasta del año: siete millones de euros pagó por él un coleccionista japonés, al teléfono de su agente en Sotheby’s, en el corazón de París.
Más allá del fenómeno Birkin, el tema de los bolsos grandes lleva unas temporadas firme en las tendencias. Después de un boom por aquellos bolsitos en los que solo cabían dos monedas —y hoy nadie lleva monedas—, como el viral Le Chiquito de la firma francesa Jacquemus, en los últimos tres años las grandes marcas de lujo han hecho de los bolsos grandes sus nuevos objetos del deseo: es el caso del modelo Y, lanzado por Saint Laurent en el otoño de 2024, del superventas Jodie (que debe su nombre a la actriz Jodie Foster, en un homenaje que mezcla moda y aversión a los paparazzi) de Bottega Veneta y que mide 42 de ancho, 65 de alto y 20 de profundidad, y unos cuantos diseños de Loewe, Coach, Proenza Schouler, Hermès, Marni o Nanushka. Todas estas marcas son las que inspiran después a grandes cadenas, como Zara, Mango o COS, pero también a las firmas que quedan a medio camino (Demellier, Polène), donde igualmente reinan los bolsos grandes.

En 2025, la tendencia sigue en ascenso, y la lista suma y sigue, según se pudo ver en los desfiles de las colecciones de primavera-verano: acabados en ante (Chloé, Victoria Beckham, Burberry, Ferragamo, JW Anderson), en el tono de verde más tendencia (Prada, Loewe), con detalles de flecos (Fendi, Ferragamo), o, en un tamaño ya superlativo (Balmain, Bottega Veneta). Y luego está el resurgir de modelos clásicos de buen tamaño, como el nuevo City de Balenciaga. En la semana de la moda masculina de París, los bolsos grandes han sido la constante entre los invitados fotografiados por su estilo.
En este momento, otra voz (de nuevo extendida en las redes sociales) se ha hecho la pregunta: ¿a qué viene tanto bolso grande, qué nos quiere decir esto sobre nuestro momento? Ben Gallagher es cofundador de Luxe Collective Fashion, una plataforma de reventa de bolsos de lujo con sede en Londres, y lleva siete años analizando los intereses, los gustos y las decisiones de compra en este mercado. “Hay una teoría de la que probablemente no hayas oído hablar nunca. La Big Bag Theory [teoría de los bolsos grandes, en castellano] sostiene que cuando la economía va mal, solemos comprar y llevar bolsos más grandes. Jacquemus es una marca que irrumpió en la escena en 2018 tras el éxito del lanzamiento de Le Chiquito, un minibolso que estuvo en manos de todo el mundo durante unos cuatro años. Curiosamente, ahora no se ve demasiado. Después de la covid en 2020 la economía mundial empezó a desplomarse y en 2021 hemos visto salir bolsos grandes como el YSL Icare o el Bottega Veneta Jodie Maxi, y esto sugiere que la teoría de querer bolsos más grandes cuando la economía va peor es cierta, porque la gente tiene menos dinero para gastar, así que busca más valor cuando lo gasta. Lo deprimente es que no estamos viendo que esta tendencia decaiga en un futuro próximo, así que ¿significa eso que la economía no va a mejorar en un futuro próximo?”

Lo que sí podemos afirmar es que los bolsos más fotografiados y más vendidos en los últimos años se lanzaron en momentos de cierta incertidumbre económica. El bolso Jodie Maxi, de Bottega Veneta, salió al mercado en la primavera de 2020, en el estallido de la pandemia de la covid, cuando la crisis económica global afectó al consumo. Diseñado por Daniel Lee, este modelo es una reinterpretación de un clásico bolso de hombro de la firma, caracterizado por su forma relajada (slouchy) y el emblemático intrecciato. Al poco tiempo, la marca lanzó el Jodie Maxi, una versión ampliada del bolso Jodie original, manteniendo su distintivo tejido y el característico nudo en el asa. Con dimensiones de aproximadamente 65 cm de ancho, 40 cm de alto y 22 cm de profundidad, se trataba de un bolsos grande y funcionale, diseñado para ser versátil y adecuado a un estilo de vida cambiante. El nombre “Jodie” se inspira en un momento en el que la actriz Jodie Foster fue fotografiada cubriéndose de los paparazzi que le perseguían por Nueva York con un bolso Bottega Veneta, convirtiéndolo en una especie de escudo protector: este detalle, el del bolso como cobijo, no es menor.
Por su parte, el bolso Icare de Saint Laurent es una pieza destacada en las colecciones de Saint Laurent en los últimos años: un tote de gran tamaño, reconocible por su diseño acolchado y por llevar la emblemática insignia Cassandre de la marca. Con unas dimensiones de aproximadamente 43 cm de altura, un ancho de entre 38 y 58 cm y una profundidad de alrededor de 8 cm, tiene también un tamaño considerable y también llegó al mercado en el mismo contexto de incertidumbre económica. Otras marcas han adaptado modelos anteriores a sus dimensiones más grandes: es el caso del modelo Chanel 22 (con forma de saco grande y asa de cadena, grande, cómodo y práctico, lanzado durante la recuperación pospandemia, en un contexto económico de inflación), el Keepall 50 (la versión más voluminosa del exitoso bolso de Louis Vuitton, grande y resistente, dos adjetivos importantes en su momento), el Prada Galleria Bag (en cinco tamaños que llegan hasta el grande, con medidas de 24cm de altura, 32 cm de largo y 13,5 cm de ancho), todos ellos lanzados en 2023. En 2024, Givenchy sacó la versión más amplia de su bolso Antigona Soft y Gucci amplió su línea de bolsos Jackie 1961, con nuevas versiones grandes. En este tiempo, el Large Leather Tote de The Row se ha convertido en la quintaesencia del lujo silencioso.

Todos esos lanzamientos coinciden con años de incertidumbre global y una inflación desatada a partir del año 2020, y se introdujeron en un momento en que la moda de lujo se aferraba a su capacidad para ser un símbolo de resistencia frente a la crisis económica. A pesar de la caída general en el consumo, los compradores de alta gama continuaron invirtiendo en productos que representaran estatus y que fueran a largo plazo, con el lujo como una opción sólida y los bolsos grandes como un producto no solo funcional, sino también emocionalmente reconfortante. Además, en tiempos difíciles, los consumidores a menudo ven los productos de lujo como una inversión: los bolsos de gran tamaño de marcas como Bottega Veneta, Chanel y The Row ofrecieron esa mezcla de atemporalidad y valor.
La Big Bag Theory se refiere precisamente a la tendencia de bolsos grandes lanzados en momentos de crisis económica, inflación o incertidumbre, donde los consumidores buscan productos funcionales, duraderos y con valor a largo plazo. El término se acuñó en el ámbito de la moda a partir de los años 2010, cuando las marcas de lujo empezaron a popularizar bolsos de gran tamaño como respuesta a la creciente demanda de piezas prácticas. Este año se cumplen cinco del la creación de The Big Bag Club, un perfil en la red social Instagram dedicado exclusivamente a mostrar la tendencia de los bolsos gigantescos en todo su esplendor. Su creadora, la diseñadora gráfica italiana Virginia Rolle, edita fotos de campañas de moda y del llamado street style y maximiza la talla de los bolsos hasta proporciones descomunales. Así, empezó a publicar fotos de prescriptoras de moda como Chloé Harrouche porteando un Bottega Veneta, Marianne Theodorsen parapetada tras un Chanel o Miranda Makarofff abrazada a un Loewe. “Creo que a la gente le gustan mis fotos porque es otra manera de mirar el mundo de la moda, más divertida y con un tono menos esnob”, contó en una entrevista concedida a S Moda.
A propósito de los bolsos grandes, esta revista contactó con una fisioterapeuta para conocer si llevarlos tiene consecuencias para la salud. Sandra Gómez, directora de la clínica Fisio-Especialistas en Madrid, explicó entonces que cargar peso en la espalda durante largos periodos de tiempo tiene consecuencias nocivas, más aún si encima no repartimos ese peso de manera homogénea. A corto plazo, aseguró, genera contracturas musculares y, a largo plazo, afectará a los discos intervertebrales y a las propias vértebras. Los primeros síntomas tras llevar bolsos excesivamente pesados se sienten en los trapecios, en la musculatura que transcurre del cuello a los hombros, lo que acaba provocando dolor de cabeza, de cuello y en la zona dorsal alta. “Si no se pone remedio ye este mal hábito se prolonga en el tiempo, acabará afectando también a la zona lumbar, que es la que realmente soporta las cargas”, afirmó esta fisioterapeuta. “Siempre les decimos a nuestros pacientes que intenten llevar el bolso a ambos lados”, contó, y añadió un truco sencillo para memorizar el gesto: “Siempre que salgas de casa coloca el bolso en el lado derecho, por ejemplo, y al regresar colócatelo siempre en el izquierdo”. Y añadió un dato: “El Colegio de Fisioterapeutas de Madrid recomienda que un bolso lleno pese como máximo un 5% del peso de la persona que lo lleva. Así, una persona de 60 kilos debería transportar un máximo de tres kilos en su bolso”.

Una lectura sociológica de los bolsos que llevamos refleja que un bolso, especialmente uno de diseño, es más que simplemente un objeto para llevar cosas, como apuntaba la BBC en un artículo este mismo mes de enero. También puede ser un símbolo de estatus, un elemento de autoexpresión e identidad personal, o un objeto de aspiración. Un importante punto de entrada al universo de una marca, porque permite a quien lo compra sentirse parte del ecosistema de la marca, de los valores, el estatus o la devoción que despierta, sin tener que comprar ropa de esa marca. Y lo que no es menor: como publica Vogue Business, el bolso tiene un dominio absoluto sobre la moda y puede impulsar ventas significativas para las marcas, al tiempo que actúa como un cartel publicitario personal.
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