El barrendero Juan Miguel García, de 40 años, posa en una de las calles de la Línea de la Concepción.Marcelo del Pozo (REUTERS)La limpiadora Inmaculada Martínez, de 46 años, posa en la estación de autobuses de La Línea de la Concepción. A Inma, madre de cuatro hijos entre los 12 y los 27 años, el Ayuntamiento le debe ocho meses de trabajo y se ha visto obligada a pedir comida a otras familias vecinas. Aún así, sigue yendo a limpiar la estación de autobuses cada día porque teme que, si no, la despidan.Marcelo del Pozo (REUTERS)El economista Sergio Gómez, 39 años y su esposa Violeta Calzada, de 37 años, en su oficina de La Línea de la Concepción.Marcelo del Pozo (REUTERS)El pintor de carreteras José Luis Sánchez, de 41 años.Marcelo del Pozo (REUTERS)La restauradora Mercedes Corbacho, de 39 años, en su oficina de la Línea de la Concepción. Es madre de dos hijos de tres y cinco años y tiene dificultades para afrontar la hipoteca, a pesar de que su marido, profesor, todavía cobra. No ve ánimos de protesta: "En la última manifestación a la que fui había cinco personas".Marcelo del Pozo (REUTERS)Juan Corrales, de 47 años, posa La Línea de la Concepción.Marcelo del Pozo (REUTERS)La limpiadora Purificación Pomares, de 62 años, posa en el mercado de La Línea de la Concepción.Marcelo del Pozo (REUTERS)Jorge, operador de excavadora de 42 años, posa con el Peñón de Gibraltar de fondo.Marcelo del Pozo (REUTERS)La arquitecta Marina Arrimadas, de 37 años, posa en una obra.Marcelo del Pozo (REUTERS)Eduardo Fernández de Córdoba, trabajador en el matadero municipal.Marcelo del Pozo (REUTERS)Ana Rivadulla, administrativa de 51 años, posa en el cementerio de La Línea de la Concepción.Marcelo del Pozo (REUTERS)
