La guerra del Sahel se concentra en sus carreteras
Dos de cada tres ataques de grupos terroristas en África occidental entre 2000 y 2024 tuvieron lugar a menos de un kilómetro de la red viaria


La región del Sahel, en África occidental, es en la actualidad el epicentro del terrorismo mundial y en 2024 concentró el 51% de las muertes por esta causa, según el Índice Global de Terrorismo. Una investigación científica revela ahora que dos de cada tres incidentes violentos en esta región entre 2000 y 2024 se produjeron a menos de un kilómetro de una carretera, lo cual, para sus autores, muestra claramente que la red viaria se ha convertido en un campo de batalla entre grupos armados y fuerzas de defensa y seguridad. En concreto, un puñado de vías de Malí, Nigeria y Burkina Faso, junto a otras de Camerún y Chad en África Central, son escenario de ataques reiterados y se han convertido en las más peligrosas del continente.
Un artículo, que lleva como título Violencia política e infraestructura de transportes en África Occidental, publicado primero en African Security Review y luego reproducido por The Conversation, muestra de qué manera las carreteras son a la vez objetivo y facilitador de los ataques terroristas y cómo su escasa penetración o el mal estado de muchas de ellas, sin asfaltar o muy deterioradas, sitúa en desventaja a los ejércitos que combaten a los grupos armados. Sus autores, Olivier Walther, profesor asociado de Geografía de la Universidad de Florida; Alexander John Thurston, profesor asociado de Ciencias Políticas de la Universidad de Cincinnati, y Steven Radil, profesor asistente de Geociencias de la Academia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, coinciden en que estos actores estatales y no estatales compiten de manera feroz por el acceso y uso de las carreteras de la región.
De los 58.000 sucesos violentos investigados por los autores entre 2000 y 2024, el 65% se produjeron a menos de un kilómetro de una carretera y tan solo el 4% a una distancia de más de 10 kilómetros. Debe tenerse en cuenta que África occidental cuenta con una red viaria precaria, con tan solo el 17% de sus 709.000 kilómetros asfaltados, aunque tras este porcentaje se esconden grandes diferencias entre países: en Senegal hay un 37% de carreteras asfaltadas y en Malí, un 7%.
Los números no mejoran con los años. Entre 2000 y 2015 tan solo se reportaron 31 ataques o emboscadas a convoyes en Burkina Faso, Chad, Malí y Níger, mientras que entre 2016 y 2023 fueron 493, aunque la proporción de incidentes violentos cometidos a poca distancia de las carreteras sí disminuyó ligeramente en los últimos años, a medida que los grupos yihadistas se concentraban más en las zonas rurales.
Los autores del estudio señalan algunas de las carreteras donde se han producido más incidentes violentos de África occidental. En Malí, el eje que une Mopti-Sevaré con Gao y las dos que enlazan esta ciudad con la frontera nigerina y con Menaka. En Burkina Faso, todas las vías que unen a Malí con Djibo se han visto seriamente afectadas, mientras que en Nigeria se encuentran los tramos más largos y peligrosos, en concreto todas las vías que conectan Maiduguri, en el Estado de Borno, con Damaturu, Potiskum, Biu y Bama, donde Boko Haram o la Provincia del Estado Islámico de África Occidental son especialmente activos. En África Central, la carretera de circunvalación de 350 kilómetros, que une Bamenda con Kumbo y Wum, en Camerún, ha registrado nada menos que 757 eventos violentos desde 2018 debido al conflicto que enfrenta a los separatistas de Ambazonia con el Gobierno.
De los 58.000 eventos violentos investigados por los autores entre 2000 y 2024, el 65% se produjeron a menos de un kilómetro de una carretera y tan solo el 4% a una distancia de más de 10 kilómetros
“El número total de ataques contra la infraestructura de transporte ha experimentado un aumento considerable desde mediados de la década de 2010, pero la proporción de incidentes perpetrados en las inmediaciones de las carreteras ha disminuido en los últimos años. A medida que los yihadistas se expanden, se producen más incidentes en zonas con mala conexión al sistema de transporte y, por lo tanto, la proporción de incidentes ubicados cerca de las carreteras tiende a disminuir”, asegura por correo electrónico a este periódico Olivier Walther.
“Si bien la violencia se concentra proporcionalmente menos cerca de las carreteras, la proximidad a la infraestructura de transporte sigue siendo clave para explicar la distribución de la violencia en la región. Gran parte de esta aún se produce a una distancia de uno a cuatro kilómetros de una carretera, en particular los artefactos explosivos improvisados, las emboscadas contra convoyes y los secuestros”, precisa Walther, uno de los autores del artículo.
La falta de una red viaria en buenas condiciones y el pobre mantenimiento de la existente juegan en contra de las fuerzas de seguridad. En primer lugar, porque allí donde no hay desarrollo es más fácil que prenda la insurgencia. Tal y como aseguran los autores, “ciudades periféricas como Bardaï, Bilma, Kidal y Tombuctú, donde históricamente se han desarrollado movimientos rebeldes, todavía no están conectadas a la red nacional por carreteras asfaltadas”. Pero también porque la movilidad de las fuerzas de defensa es una parte importante de la contrainsurgencia estatal. “La expansión de las organizaciones yihadistas por África occidental es un ejemplo casi perfecto de guerra revolucionaria en la que la movilidad es clave (…) Los grupos yihadistas utilizan vehículos ligeros y motocicletas para atacar a las fuerzas gubernamentales donde son más vulnerables, evitar batallas prolongadas en la medida de lo posible y aislar a la población civil recalcitrante mediante el establecimiento de bloqueos urbanos”, asegura Walther.
Las fuerzas de contrainsurgencia contemporáneas no han logrado ser tan móviles como los insurgentesOlivier Walther, coautor del estudio
Frente a esta mejor adaptación al terreno, “las fuerzas de contrainsurgencia contemporáneas no han logrado ser tan móviles como los insurgentes. Para proteger sus efectivos, han construido enormes puestos militares de avanzada, que son muy costosos y están demasiado alejados entre sí para ser relevados, como lo demuestran claramente los ejemplos de Indelimane, e Inates", explica el experto, refiriéndose a dos ataques yihadistas perpetrados en 2019 en Malí y Nigeria, respectivamente. “Los insurgentes no necesitan tomar estas bases a menos que necesiten armas. Pueden circular alrededor de ellas y movilizar a la población civil”, añade.

A juicio de su colega Steven Radil, “la geografía y el clima únicos del Sahel sin duda contribuyen a ello. Es relativamente llano y con escasa vegetación, con suelos arenosos, lo que hace que la movilidad fuera de las carreteras sea menos desafiante que si alguna de estas características fuera diferente”. Para los autores, el desarrollo económico y la seguridad están entrelazados y la red de carreteras juega un rol clave. “Sospecho que los expertos en el Imperio Romano tendrían algo que decir sobre la importancia de las calzadas romanas, tanto para la riqueza de Roma como para su capacidad de proyectar poder en todo el imperio. De manera similar, el esfuerzo por construir el sistema interestatal de los Estados Unidos tuvo en mente tanto la seguridad interna como el desarrollo económico”, concluye Radil.
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