Vaya días, Ortega Smith

Javier Ortega Smith llamó el otro día “hijo de la gran puta” a Pedro Sánchez en sus redes sociales. Fue el 19 de junio, pasadas las 12 del mediodía. Una hora prudente, en principio. Smith es diputado y portavoz adjunto de Vox en el Congreso y también concejal y portavoz de la formación de Santiago Abascal en el Ayuntamiento de Madrid. No se anduvo con historias. Enlazó una noticia sobre el encuentro de Pedro Sánchez con dos de los seis diputados de EH Bildu en la Moncloa —dentro de la ronda de contactos que el presidente hizo tras el informe de la Guardia Civil sobre Santos Cerdán— y ahí, sin medias tintas, agarró el móvil y escribió: “Entre hijos de la gran puta se entienden bien”. Añadió también dos emoticonos de ratas. El eco del mensaje alcanzó las 600.000 visualizaciones.

48 horas después, el diario 20 minutos hizo una información sobre el asunto: El diputado de Vox Ortega Smith llama a Pedro Sánchez “hijo de la gran puta”. Smith −qué iba a hacer– tuiteó la noticia con un “Sí”. Otros dos millones y medio de visualizaciones.

Los últimos 20 días de Smith en sus redes sociales y en su actividad pública han sacado lo peor de la política y de la extrema derecha en España. El 25 de junio, Smith, de 56 años, acudió a un instituto público de la capital junto al alcalde y el resto de grupos políticos para una presentación cultural. El que fuera también secretario general de Vox, se encaró con dos profesores del centro que le afearon sus palabras en el pleno del día anterior, donde Smith dijo que el colectivo LGTBI es un “chiringuito”. Los tutores respondieron a Smith llamándole “sinvergüenza”, “cara dura”, “payaso” o “ponte a estudiar”, según recoge un teletipo de la agencia Europa Press. Smith se enfrentó a ellos y les dijo: “Porque tengo condición política, porque tengo autoridad y porque tengo respeto. Vamos, que me pilla en mi vida privada y a algunos les iba a mandar a un campanario”.

Dos horas más tarde, un hombre que no guarda vinculación con el centro apareció en las instalaciones. En ese momento, uno de los dos profesores con los que Smith se había encarado le preguntó al desconocido si podía ayudarle o si buscaba a alguien. Había otras dos familias presentes. “Te busco a ti, hijo de puta. Maricón”, le dijo. Más Madrid pidió la dimisión de Smith, que respondió otra vez desde su perfil en X. “Aceptad de una vez que tenemos la libertad de denunciar vuestra hipocresía feminazi y vuestros chiringuitos LGTBIJKLMNÑOPQRSTUVWXYZ:;ERRORHTTP501”. Y llamó “trapo de colorines” a la bandera LGTBI.

Su historia parlamentaria es una escalera de polémicas constantes. En uno de sus primeros plenos municipales acusó a las 13 rosas (las jóvenes socialistas fusiladas en Madrid al inicio de la posguerra) de “torturar, asesinar y violar”. No hay un pleno suyo sin desplantes, insultos y ataques. Incluso lanzó una botella de agua a un concejal. Smith estuvo en Falange cuando tenía 18 años y en octubre de 2019 pidió dormir en la habitación número 3 del Hotel Madrid de Las Palmas, en la cama donde Franco pasó su última noche antes de iniciar la Guerra Civil que devastaría España. Lleva un tatuaje en un brazo que pone COE 13, un cuerpo de élite de las Fuerzas Armadas españolas —ya desaparecido— donde hizo la mili. En el libro La España viva (Editorial Kalma) explica qué supuso para él haber hecho el servicio militar en este grupo con dos frases que le dijo su capitán nada más verle a modo de bienvenida: “La misión se cumple siempre y toda situación es susceptible de empeorar”. Vamos, que ya falta menos para saber cuál será su siguiente −y consentida− barrabasada.