Una clase política calamitosa
Tenemos una clase política calamitosa. Cuando más les necesita la ciudadanía, más abandonada se siente. Durante meses, la sociedad ha actuado respetando las recomendaciones y decisiones —con alguna excepción, claro— para frenar la curva. Pero después de tanta lucha, todavía lejos del fin de esta pesadilla, su ineptitud es sonrojante. Y ya adelanto una cosa: el pueblo no olvida. Llegará el día en que serán castigados por la única arma que tiene la ciudadanía: las urnas. Sí, el único instante en que renuncian a seguir con sus asuntos. Dejen de actuar como insensatos haciendo siempre gestos con fines electoralistas.
Carlos Vera Tordera, Madrid.
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