El activista por los derechos humanos fue asesinado tras trabajar en una denuncia formal y colectiva para frenar los desplazamientos forzados, las extorsiones y las amenazas de los grupos armados que han llegado a la región
EL PAÍS recorre en una patrulla policial un tramo de la autopista de Monterrey a Nuevo Laredo, donde se han registrado una oleada de desapariciones en pleno auge de la violencia en el noreste del país
El terror de embolsados y descuartizados, secuestros a plena luz del día, balaceras y enfrentamientos entre el narco y el Ejército sacuden con impunidad desde la periferia hasta zonas exclusivas de una de las principales capitales del país, sede cultural y turística de México