Un apoyo casi sin fisuras

Las reacciones del arco político español a las medidas de Obama han sido prácticamente unánimes. Todos, desde el Gobierno hasta la oposición pasando por Izquierda Unida (IU), aplauden los gestos de Washington, pero cada uno los interpreta a su manera. El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, aprovechó ayer una pregunta del senador popular Alejandro Muñoz-Alonso para sacar rentabilidad política a las medidas: Obama ha dejado al Partido Popular (PP) solo en su rechazo a hablar con Cuba, dijo el canciller. El líder del PP, Mariano Rajoy, pidió por su parte la liberación de los presos políticos en la isla. Pero el PP también apoya la liberalización porque "todo lo que sea intentar democratizar Cuba es bueno", según Esteban González Pons, secretario de Comunicación del PP.

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El exilio reaccionario se queda solo

El titular de Exteriores resumió la tradicional postura de España frente a Cuba: más diálogo y menos sanciones. En la misma línea se manifestaron fuentes europeas. El emisario francés para Cuba, Jack Lang, mostró su satisfacción y opinó que la Unión Europea (UE) debería promover aún más un diálogo político que "no es suficientemente caluroso".

Con menos calidez, pero igual entusiasmo, recibieron la noticia, "positiva y esperanzadora", los colectivos del exilio cubano en España. Carlos Payá, portavoz del Movimiento Cristiano de Liberación, subrayó que siempre es bueno eliminar restricciones, aunque, recordó, es el Gobierno de Raúl Castro, y no EE UU, "el que sigue teniendo la sartén por el mango". Por parte de la Unión Liberal Cubana, Antonio Guedes valoró las medidas "desde el punto de vista humanitario" y dijo que hay "más pros que contras" en ellas. Guedes instó al régimen de La Habana a mover ficha.

La Federación Española de Asociaciones Cubanas ve en la "mano tendida" de Obama una oportunidad de dar pasos hacia la libertad. "La pelota está ahora en el tejado" del régimen castrista, apuntó por su lado Rigoberto Carceller, de la Plataforma Cuba Democracia Ya. A los Castro, dijo, se les ha acabado "el discurso de que todas las desgracias de Cuba vienen de EE UU".

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