Sergio Dalma: “Nunca he dejado que ‘Bailar pegados’ se convirtiera en algo que me pesara”
El cantante presenta su disco número 23, el cuarto en el que homenajea a intérpretes y canciones italianas. En su larga carrera, cuenta que la persona ha prevalecido sobre el artista: “No me gustaría estar muchos más años y que la gente me retirara, quiero ser yo quien tome la decisión”


Es casi la hora de comer, pero para Sergio Dalma (Sabadell, 61 años) no hay descanso. Él y su equipo han convertido una vinoteca italiana del centro de Madrid en su oficina de promoción, y ahí llevan desde primera hora de la mañana. “¿Quieres algo de beber o de comer?”, pregunta el artista, quien ya se ha comido varios trozos de panetone. Que la cita sea aquí no es casual: es uno de sus lugares favoritos en la capital y representa la esencia de su nuevo disco, publicado el 14 de noviembre. Con Ritorno a Via Dalma, el intérprete homenajea por cuarta vez a los artistas y canciones italianas que han hecho historia en España. Es su disco número 23, pero él mantiene intacta la ilusión por promocionar cada nuevo trabajo y también algo de nervios: “A veces pienso que, con los años que llevo, he llevado un buen ritmo”.
Han pasado más de tres décadas desde que saltó a la fama gracias al álbum Esa chica es mía (1989). En este tiempo, ha entendido qué es lo más importante para mantener activa su carrera: “Me he acostumbrado a necesitar un espacio de desconexión entre un proyecto y otro. Me gusta seguir trabajando, pero me obligo a tener ese tiempo”. Este nuevo proyecto es un agradecimiento a Via Dalma, disco que lanzó en 2010 y que este año está de aniversario. “No me hubiera imaginado que aquel disco se convertiría en trilogía [Via Dalma II salió en 2012 y Via Dalma III, en 2017]. Se habían quedado muchas cosas y autores por el camino, y valía la pena recordarlo, pero buscando un disco que se grabara aquí, que no fuera en Italia, con productores muy jóvenes. Ha sido un reto enfrentarme otra vez a canciones tan icónicas. El original siempre es el original, pero lo llevo a mi terreno”. Recupera canciones inmortales, entre otros, de Laura Pausini y Franco Battiato.
Todo el mundo le conoce como Sergio Dalma, pero ese es solo su nombre artístico. Detrás del artista se esconde Josep Capdevila: “Con los años también he aprendido a que conviva el artista y la persona. Tener esa dualidad ha sido clave. Al principio me daba mucho miedo que uno se comiera al otro. He sabido hacer que ellos convivieran bien. Le doy mucho más mérito a la persona, porque ha prevalecido y ha frenado al artista”. Para que todo continuara igual, decidió priorizarse: “Soy de aquellos que les apetece vivir una vida rutinaria. Viví 27 años en Madrid, decidí volver a mi tierra y vivir en un pueblecito aislado y tranquilo”, cuenta.
Nunca hubo referentes artísticos en su casa, pero siempre supo que lo suyo era la música: “Recuerdo en el cole subiéndome a un escenario y hacer cualquier cosa. En mi pueblo, cuando venía la orquesta les veía como de otro planeta. Me llamaba mucho la atención el mundo de la actuación, pero la música era un imán”. Fue precisamente de niño cuando empezó a descubrir la música italiana. “A los 16 años les planteé a mis padres que quería dedicarme a esto. Ellos lo aceptaron, seguía estudiando y empecé la carrera de Filología románica, francesa e italiana”. Y el resto es historia.

Su música, voz y letras han conquistado a varias generaciones, convirtiendo canciones como Bailar pegados (1991) en éxitos atemporales. “Hubo un antes y un después en mi carrera con aquella canción y con aquel Eurovisión [quedó en cuarta posición]. Nunca me hubiera creído que esa canción tendría esa larga vida. Hay gente que no había nacido y que la canta de arriba a abajo”, reflexiona, y añade: “Hubo tanta repercusión que me dio miedo no poder salir de aquello y luchaba para que no pasara”. Han pasado más de tres décadas, pero Dalma ha querido renovar constantemente la versión de ese tema y no quedarse estancado: “Nunca he dejado que se convirtiera en algo que me pesara, sino que constantemente la he ido actualizando para que ese momento mágico que hay con el público nunca se diluya”.
Precisamente por eso, cada lanzamiento es un nuevo reto para él: “La responsabilidad pesa y te exige más. Estos años he intentado aprender y conocer cómo es mi público, qué es lo que quiere de mí y escucharles”. Tiene a sus seguidores siempre presentes, y cada paso que da lo hace pensando en ellos: “Hay que darle mucho valor a que paguen una entrada para venir a verte. Para mí eso es una exigencia y una responsabilidad que, a veces, me abruma”.
Para mantener esa naturalidad y humildad que proyecta ha sido imprescindible el apoyo familiar. “He tenido gente alrededor que me ha ayudado mucho. Cuando empiezas te crees que eres el rey del mundo porque estás realizando tu sueño, que es lo que querías. Pero hay que alimentar también a la persona. Algo de mérito tengo yo, pero también aquellos que me han acompañado y me han rodeado”. Reconoce también que no ha sido fácil gestionar todo lo que le ha llegado: “La fama es complicada, por eso yo nunca la he perseguido. He perseguido hacer lo que a mí me gusta que es subir a un escenario, ante una persona o ante mil. La fama hay que saber digerirla porque a veces puede indigestarse”.
Sobre si piensa en el final de su carrera, su respuesta es clara porque ya ha pensado en ello: “Estoy en la recta final, pero creo que va a ser una recta más o menos larga. No estoy empezando ahora, con lo cual tal como aparecí también tendré que desaparecer. Hay un problema muy grande cuando te jubilas porque pienso: ¿qué haré? Tengo que buscar una ocupación para el día que me jubile y que no tenga nada que ver con la música”. Respeta a aquellos artistas que se mantienen en los escenarios hasta el final, pero él no pretende hacerlo: “Disfruto mucho de mi persona y de mi día a día. Ya habremos hecho todo un recorrido que habrá valido la pena, yo estaré satisfecho. No me gustaría estar muchos más años y que la gente me retirara, quiero ser yo quien tome la decisión”.

Hoy, dice, vive de una forma más calmada: “Valoro una serie de cosas que son básicas y que antes pasaban más desapercibidas: buscar esa rutina de diario, estar tiempo con tus amigos, con tu familia, ir a comprar al mercado, cocinar y disfrutar. Lo necesito y, de vez en cuando, necesito dedicarme solo a eso”. Pero siempre ha tenido claro que quería separar la faceta artista y su vida personal y privada. “Hubo una época que me costó más frenarlo [sobre todo, tras su divorcio de Maribel Sanz, en 1998], pero yo siempre he intentado que se respetara esa parcela y creo que los medios lo han entendido bien”.
Le preocupa el futuro, sobre todo desde que hace dos años se convirtió en abuelo: “Me da la sensación de que la sociedad va un poco desencaminada, que vamos deteriorando todo. Conforme vas cumpliendo años, te preocupa lo que les puedas dejar a tus hijos o nietos. Pero tengo mucha fe y esperanza en las nuevas generaciones”. Y en su futuro más cercano, se encuentra la preparación de su gira, que comenzará en marzo de 2026 en San Sebastián y concluirá en febrero de 2027 en Madrid. “Se notan los años a la hora de preparar la gira, de viajar... te cansas un poquito más. Pero sales al escenario y dices: ¡Ya no me duele la espalda!”. Mirar al pasado no entra en sus planes porque “ya se ha vivido y se ha sufrido”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma






























































