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Estefanía de Mónaco quiere jubilarse: “Me lo merezco, ¿verdad?”

La pequeña de la dinastía Grimaldi, la princesa triste de Mónaco desde que presenciara la muerte de su madre Grace Kelly, cree que ha servido fielmente al Principado y a todas las causas que ha abanderado. “Ahora les toca a mis hijos tomar el relevo”, ha señalado

Estefania de Monaco
El País

La pequeña del clan Grimaldi sueña con su jubilación. Así se lo ha hecho saber Estefanía de Mónaco a la revista francesa Point de Vue en una entrevista reciente en la que ha declarado: “Tengo 60 años, siento que he dado suficiente y, sobre todo, he dicho todo lo que tenía que decir”.

La hermana pequeña de Alberto de Mónaco, que vive alejada de los focos después de que se cansara de su papel de rebelde —en 2015 llegó a quejarse en Vanity Fair, asegurando que era algo de “los años ochenta, ya no soy esa persona”— y decidiera rebajar su perfil público, dedica sus días a causas benéficas, además de a la representación de la casa real monegasca, aunque siempre a la sombra de sus hermanos Alberto y Carolina. Pero si alguien piensa que ser la hija menor de Grace Kelly y Raniero III es ya una jubilación en vida, podría equivocarse, a la luz de lo que esta ha contado en la mencionada entrevista: “De ahora en adelante, espero con ilusión algo más. Es hora de mi jubilación. Me lo merezco, ¿verdad?“, ha dicho la princesa sobre sus años de servicio al Principado.

Sobre quién podría darle el relevo en lo institucional, está claro que la dinastía Grimaldi tiene esta parte cubierta con en el príncipe Alberto II y su consorte, la princesa Charlene, quien en la actualidad cumple debidamente con sus tareas reales, así como la tercera de los hermanos, la princesa Carolina de Mónaco. En la parte más social, la que tiene que ver con las causas en las que se ha implicado Estefanía en los últimos años, sus hijos serían para ella la mejor opción: “Vieron a su madre en acción, me acompañaron en mis visitas [en los diferentes compromisos benéficos]. ¡Hoy les toca a ellos tomar el relevo!“, ha confesado en el medio francés sobre cómo ha preparado a sus tres vástagos para este momento, es decir, a Paulina y Louis Ducruet —frutos de su unión con su exesposo Daniel Ducruet— y Camille Gottlieb, a quien tuvo tras una relación esporádica con el guardaespaldas e instructor de esquí Jean-Raymond Gottlieb.

¿Cuáles son esas causas que Estefanía de Mónaco no quiere dejar en manos de cualquiera? Entre ellas está el albergue que la pequeña de la dinastía abrió en la ciudad francesa de Carpentras, que ya ha ayudado a más de 2.000 residentes: “Lo hice con naturalidad”, ha explicado sobre esta labor, “porque sentía que debía usar mi fama para servir a una causa. Ciertamente no era glamuroso, pero era muy necesario”.

Además del albergue, se ha dedicado con especial pasión a los derechos de los animales y a la promoción de las artes circenses que tanto gustaban a su padre —ella misma fue artista de circo y llegó a cambiar el glamur del famoso Baile de la Rosa, en el que Carolina reina cada año, por el Festival Internacional de Circo de Montecarlo—. Otra de las causas en las que más se ha volcado es la lucha contra el sida a través de la fundación Fight Aids Monaco, que creó en 2004 para ayudar a enfermos de VIH.

Estefanía de Mónaco, la princesa de mirada triste a la que la muerte de su madre y su papel en el accidente de coche marcaría para siempre —llegó a decirse que fue ella quien conducía aquel fatídico día—, siente que ha llegado el momento de echar el freno y dedicarse solo a los suyos: “Vivo cada momento plenamente con ellos, con mis nietos, mis seres queridos, mis animales. Y tengo la suerte de gozar de buena salud y siempre estar dispuesta a emprender un proyecto. Por todo ello, doy gracias a la vida”, ha declarado a Point de Vue.

Tras no una, sino muchas vidas como cantante, modelo, artista de circo y diseñadora de trajes de baño, lo que está por ver en el futuro es si esa deseada jubilación implicará su desaparición del foco que la ha iluminado durante seis décadas. Cuando deje de representar al Principado, lo hará con una pensión anual estimada en 800.000 euros que le ha asegurado su hermano, según las revelaciones recientes de Claude Palmero, excontable de los Grimaldi, enfrentado al príncipe Alberto desde su despido. Así, quién no va a querer jubilarse.

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