
¿Quién controla a la inteligencia artificial en el sector público? ¿Qué riesgos tiene?
La digitalización acelerada de las administraciones públicas ha encontrado en la inteligencia artificial (IA) un aliado y, al mismo tiempo, una amenaza.
Una revolución silenciosa en marcha. El uso de IA ya está presente en muchos ayuntamientos de España. Tareas repetitivas que antes llevaban horas se resuelven ahora en minutos, pero este salto de eficiencia convive con una gran carencia: el sector público no está preparado para esta transformación.
¿Por qué? Según expertos como Concepción Campos, la mayoría de los trabajadores públicos utilizan herramientas como ChatGPT sin una estrategia clara. Mientras el sector privado empieza a formar internamente, en la Administración la alfabetización en IA llega “a cuentagotas”.
Y esto tiene sus riesgos:
- En algunas oficinas locales se está cargando a ChatGPT información ciudadana sin anonimizar. Esta práctica pone en riesgo la privacidad de millones de personas y puede tener consecuencias graves.
- Campos y otros expertos advierten que una IA mal implementada puede generar sesgos y decisiones discriminatorias por género o raza. Si se aplica sin comprender su funcionamiento, puede replicar prejuicios y automatizar injusticias en los servicios públicos, desde ayudas sociales hasta trámites.
©Foto: David Fernández (EFE)