Extranjeros para servir copas, pero no para la sanidad pública: ¿por qué hay tan pocos foráneos funcionarios?

El 13% de los trabajadores en España son extranjeros; sin embargo, solo suponen un 1,3% del total de trabajadores de la administración pública, el sector con menor presencia de extranjeros de toda la economía española.
¿Por qué? Uno de los motivos principales es que para ser funcionario se necesita la nacionalidad española (también sirve la de otro país de la Unión Europea en la mayoría de los casos o estar casado con un español).
- Los marroquíes (370.000 afiliados a la Seguridad Social) y los chinos (123.000) lo tienen especialmente difícil: a ellos se les exigen diez años de residencia legal y continuada para acceder a la nacionalidad española, frente a los dos años de la otra gran comunidad, los latinoamericanos.
Pero hay más motivos:
- Preparar unas oposiciones exige renunciar a otros trabajos para estudiar.
- Está el problema del idioma.
- Y hay un filtro por nivel de estudios (el 52% de los españoles ocupados tiene estudios superiores, frente al 28% de los extranjeros) que se agrava con la dificultad para homologar los títulos obtenidos en sus países de origen.
Muchos se quejan de que es un agravio. Las condiciones suelen ser mejores que en el sector privado: los funcionarios cobran un promedio de 2.949 euros brutos al mes, tienen una jornada inferior a las 40 horas semanales y una plaza fija de la que no pueden ser despedidos salvo irregularidades.
- Y es importante para su integración: “El extranjero sigue siendo un objeto extraño dentro de la administración. No está presente”, expone Elisabeth Laura, funcionaria de ascendencia boliviana.
©Foto: David Zorrakino (Europa Press)