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La lucha vecinal que quiere poner en valor la ermita mudéjar más antigua de Madrid

Santa María la Antigua, construida en el siglo XIII, está en medio de un descampado, en el distrito de Carabanchel

Virginia López Enano

La torre de la Ermita de Santa María la Antigua es bien alta, mide más de 20 metros, pero uno ya puede dar vueltas y vueltas mirando al horizonte por el distrito de Carabanchel que, desde la salida del metro Eugenia de Montijo, no se ve. Tampoco hay rastro de ningún cartel que indique que, a menos de cinco minutos andando desde allí, se encuentra la ermita mudéjar más antigua de Madrid. Está detrás de una valla y en medio de un descampado como si fuera un escombro que alguien ha abandonado sin tener en cuenta su valor. Es martes y varios vecinos peregrinan al cementerio que está a su lado y también hay quien aprovecha el solar que sirve de aparcamiento para arreglar su moto al aire libre, a las puertas de un edificio del siglo XIII declarado Bien de Interés Cultural.

“Está en un no lugar, que dicen los arquitectos y urbanistas”, cuenta Juan García Vicente, miembro de la plataforma Carabanchel, Historia y Patrimonio. “Tiene delante una explanada arrasada donde estaba la cárcel de Carabanchel. Pero allí ahora no hay nada. Una joya del románico mudéjar ahí, alejada de toda vía de comunicación, pues desmerece de todo punto. Si estuviera en otro lugar de Madrid, más en el centro, seguro que estaría más revalorizada”, añade.

La lucha vecinal lleva años reivindicando equipamientos para el barrio en estos terrenos, que antes también ocupaba el centro penal del franquismo, que fue demolido en 2008. Está previsto que se levanten viviendas en ese lugar, un hospital y zonas verdes, pero los vecinos creen que el proyecto urbanístico planteado se puede mejorar.

“No queremos que sea un plan urbanístico más, sino que sea más personalizado y que la ermita ocupe un lugar importante dentro de este entorno. Tiene que ser un lugar de referencia”, explica García. Uno de los temores de las asociaciones de vecinos es que se construyan grandes bloques de vivienda muy cerca del templo y que este quede encajonado entre edificios de gran volumen.

La presión vecinal ha conseguido avances, como los cambios en el proyecto que realizó Interior el año pasado: reemplazar una vía de coches por un corredor peatonal, la protección de un acueducto romano y el compromiso de crear un museo sobre la prisión franquista. “El éxito es que se reconozca como tal que somos interlocutores, que existe la ermita. Hemos conseguido que se sepa que estamos ahí”, celebra García.

Sin embargo, la ermita sigue siendo una gran desconocida en el barrio. “Hay mucha gente que vive muy cerca de allí y no la conoce. No hay ni la menor indicación en la zona de más tránsito o donde el metro. Y es lo mínimo, porque lo merece, merece atención”, señala el miembro de la plataforma de Carabanchel.

Al menos, ya no tiene sus puertas pintadas con grafitis y en 2019 fue restaurada para solucionar sus problemas de filtraciones y otros daños estructurales, pero el descampado que tiene alrededor se sigue usando como escombrera.

“Hace unas semanas aparecieron allí unas enormes sacas de escombros que solo se pueden mover con grúa. También cientos de ruedas... El abandono es notable. Los servicios de limpieza no pasan de los límites de la ermita y la basura que puede haber allí no es competencia de nadie. Si se pusieran unas medidas, una barrera disuasoria y que tuvieran acceso los servicios del ayuntamiento, se podrían evitar estas cosas hasta que se organice aquello de una forma definitiva”, dice García.

Pocos días después de la entrevista con García, escribe un whatsApp: “Vereda de Aluche. Buenas noticias. Habrá barrera. A por ella!!! La propuesta ha sido aprobada por el Pleno de la Junta de Carabanchel”.

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Sobre la firma

Virginia López Enano
Trabaja en el equipo de Redes de EL PAÍS. Ha pasado por varias secciones del periódico, como la delegación de Sevilla, Nacional o El País Semanal, donde ha escrito temas de música y cultura. Es Licenciada en Historia y Graduada en Periodismo por la Universidad de Navarra y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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