Madrid apuesta por los turistas que pagan 1.000 euros por noche
En la capital hay ya 40 hoteles de alta gama, y obras como la del edificio derrumbado en la calle de las Hileras recuerdan que se espera que abran una veintena más en los próximos tres años


Entre la estación de metro de Ópera y la Puerta del Sol hay apenas 450 metros, menos de medio kilómetro. En ese tramo se concentran 20 hoteles, la mayoría pensados para colmar las expectativas de un turista de alto poder adquisitivo. En la calle de las Hileras, a la altura del número 4, en esa misma zona, se levantaba esta semana un hotel de lujo más. La construcción, sin embargo, se derrumbó el martes, dejando un trágico balance de cuatro fallecidos. Pero la fiebre del oro sigue, y el afán por atraer al turista rico ha convertido el destino de congresos profesionales que era Madrid en uno vacacional para bolsillos llenos. Actualmente, la ciudad cuenta con 810 hoteles en funcionamiento, según el Instituto Nacional de Estadística. De ellos, 40, el 8%, son considerados de lujo, explican desde la Comunidad de Madrid. Pronto serán más. La capital prevé 20 nuevas aperturas hoteleras entre 2026 y 2028, según el Plan Estratégico de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid. De ellos, 18 serán de cuatro y cinco estrellas, y tendrán un precio promedio de 1.000 euros la noche. El nuevo modelo de turismo madrileño se abraza al lujo. Y eso no convence a todo el mundo.
“Madrid se está dividiendo entre una oferta de bajo coste para españoles y europeos y una oferta de lujo para gente de otros continentes”, sostiene Eduardo Irastorza, profesor de OBS Business School, que advierte de que la hostelería capitalina atraviesa un proceso de polarización alimentado porque Madrid sea la ciudad en la que más crece el sector en España. El motor de esa estadística es la llegada de viajeros de potencias emergentes como China o India, lo que ha despertado el interés de grandes cadenas internacionales por consolidar su presencia en el que hoy, dice, es el mercado turístico más importante del país.
La apertura de hoteles de cinco estrellas ha creado un efecto llamada al lujo en todas sus formas. Lo que comenzó hace cinco años con la llegada del Four Seasons y Canalejas se ha convertido en un fenómeno que no ha parado de engrosar una lista cada vez más ostentosa de establecimientos exclusivos: The Madrid Edition, Thompson Madrid, JW Marriott Madrid, Hotel Montera Curio Collection, entre otros muchos. “Entrar en una ciudad como Madrid no es fácil”, explica Marta Centeno, directora de comunicación del Four Seasons. “En Europa no puedes construir desde cero como en EE UU o en Oriente Medio: necesitas encontrar un edificio con valor histórico y en una ubicación privilegiada, y eso toma tiempo”.
El fenómeno se encuentra todavía en sus inicios. En los próximos años se prevé que vean la luz proyectos como el Umusic Hotel Reina Victoria, el Nobu, el Nômade, el DoubleTree y el Hotel Metrópolis. A nivel nacional, se esperan 775 nuevos hoteles hasta 2028. No es casualidad que, en los últimos años, Madrid se haya consolidado como uno de los grandes destinos europeos del lujo. Según datos del Barnes City Index 2025, la capital encabeza el ranking de las ciudades más codiciadas entre quienes poseen un patrimonio superior a los 30 millones de euros.
“El interés procede en gran medida de turistas de alto poder adquisitivo, sobre todo asiáticos”, se puede leer en el informe.

El presidente de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), Jorge Nacarino, vincula directamente el auge hotelero con el modelo de ciudad que, a su juicio, se está impulsando desde las instituciones: “Una apuesta por lo turístico, por atraer capital de grandes fortunas extranjeras y por eventos como la Fórmula 1. Todo eso está ligado a un tipo de desarrollo hotelero muy concreto”, señala.
Turistas y vecinos
Desde la FRAVM critican que se concentre buena parte de esa expansión en el distrito Centro, lo que, denuncian, agrava la gentrificación. “Hemos defendido, junto a la Asociación de Hoteleros, que si Madrid quiere venderse como destino turístico necesita al vecino y el carácter madrileño. Si eso desaparece, también lo hará el factor que atrae a ese turismo”, advierte Nacarino.
Aunque no se oponen a la inversión en nuevos hoteles, sí reclaman regulación y diversificación más allá del centro. “Si todo se basa en la especulación, ese modelo acabará por quemarse. Explotará como una burbuja más”, alertan desde la asociación.
Pese a esa advertencia, la apuesta se dobla cada día con la apertura de hoteles de superlujo y la inauguración de espacios comerciales de alta gama en el marco de la campaña Madrid 7 Estrellas, la mejor tienda del mundo, impulsada por el Gobierno regional. Es decir, con el apoyo de la administración regional y capitalina, ambas del PP.
“Somos un destino destacado para la inversión gracias a nuestras políticas económicas favorables, un entorno empresarial competitivo, la baja presión fiscal y una sólida infraestructura”, aseguran desde el Área de Turismo de la comunidad.
Centeno recuerda por ejemplo que el proyecto del Four Seasons se firmó en 2012. “Fue una apuesta. En ese momento, Madrid no era el destino que es ahora, pero se intuía que iba a despegar”. Desde su apertura en 2020, el hotel, explican, ha contribuido a atraer a un nuevo perfil de cliente internacional, principalmente estadounidense, latinoamericano y de países árabes, uno que antes no consideraba la capital como un destino de lujo. “Mucha gente no viajaba a Madrid simplemente porque no teníamos un hotel”, afirma.
Desde entonces, el sector hotelero de alta gama ha experimentado una transformación acelerada. “Antes, las tarifas en temporada alta rondaban los 600 o 700 euros por noche. Hoy, los principales hoteles de cinco estrellas, como el Ritz, el Rosewood o nosotros, parten de alrededor de 1.000 euros. La mitad del precio de esa misma habitación en una ciudad como París”, calcula Centeno.
Además del impulso internacional, el hotel ha apostado por integrar al público local. “Queremos que el hotel forme parte de la vida cotidiana de Madrid. En Londres o Nueva York, la gente queda en los hoteles para tomar algo. En España no, pero esa cultura está cambiando”, sostiene. “Y eso es bueno, porque si el madrileño hace suyo el hotel, el visitante internacional también percibe que está en un lugar vivo y auténtico”.
13,3 millones de viajeros
Por su parte, la competencia del Four Seasons busca seguir consolidando al Rosewood Villa Magna como el epicentro del lujo contemporáneo en Madrid. Laura del Pozo, directora de Relaciones Públicas y Comunicación del hotel, explica que cuando el Rosewood llegó al edificio del Villa Magna tenían claro que, en el lujo, lo más importante es que cada propiedad refleje profundamente el alma del destino en el que se encuentra: “El lujo ha dejado de ser sinónimo de opulencia”.
La Comunidad de Madrid recibió 13,3 millones de viajeros el año pasado, de los cuales el 56% fueron internacionales y pasaron una media de seis noches, explica la vicepresidenta ejecutiva de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid, Mar de Miguel. “Los mercados emisores de India, Filipinas, Hong Kong o Singapur, considerados de alto impacto, serán objeto de acciones promocionales con las que se darán a conocer los recursos turísticos de la región y su oferta hotelera con el fin de posicionar la imagen de marca de Madrid”, aseguran desde la asociación en la renovación de su convenio con la Comunidad de Madrid.
Para Carlos Calero, CEO y director general de Vincci Hoteles, la cuestión ha estado siempre clara: “Madrid es una ciudad de referencia. Por eso, nuestra cadena cuenta con seis hoteles situados en el centro de la capital”. Sin embargo, Marcel Wollstein, director del Hyatt Centric Gran Vía, alerta de los riesgos que enfrentan: “La presión sobre los precios y los márgenes, la necesidad de avanzar más rápido en sostenibilidad y eficiencia energética y la competencia creciente en un mercado cada vez más global. A esto se suma la dificultad de atraer y retener talento en un contexto de alta rotación”, afirma Wollstein. La capital carece del glamour de Paris o Londres, pero invierte en los ciudadanos de países emergentes.
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