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Unas 3.000 personas claman en Valladolid por la mejora de las condiciones laborales de los bomberos forestales de toda España

Los sindicatos UGT y CC OO movilizan a brigadistas de varias comunidades y piden un pacto de Estado contra los incendios 

Juan Navarro

Unas 3.000 personas, según fuentes policiales, se han concentrado este miércoles por la mañana en Valladolid para clamar por la mejora de las condiciones laborales de los bomberos forestales. La movilización la han iniciado los sindicatos Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CC OO) y a ella se han adherido brigadistas o plataformas independientes, algunas críticas con los sindicatos, pero apelando a la unión para lograr esos objetivos. Los convocantes han apelado a un pacto de Estado contra los incendios forestales y han reclamado más prevención y mejores condiciones para los retenes, para quienes piden dispositivos públicos y no privatizados. La marcha ha concluido ante las Cortes de Castilla y León, donde se ha reclamado la dimisión del presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco (PP), y la de su consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones.

Los bomberos, tanto estatales como autonómicos, han acudido a Valladolid desde varios puntos de España, pues se han visto banderas o camisetas de Asturias, Galicia, Euskadi, Comunidad de Madrid, Andalucía, Extremadura o La Rioja, todo unidos por una misma consigna: “Bomberos forestales, públicos y estables”. Carlos Martín, responsable de este departamento en CC OO, ha denunciado que no existe la categoría profesional de bombero forestal, pues muchas comunidades los catalogan de peones forestales o incluso agentes de caza para escatimar en sus condiciones laborales. “En verano en España somos como 25.000, pero en invierno unos 14.000 y hay que mantener las plantillas todo el año para hacer campañas de concienciación, prevención o simulacros”, ha reprobado. Su homólogo en UGT, Javier García, ha expuesto la numerosa cantidad de “horas extra de trabajo” que no se les computan pese a tratarse de una profesión tan arriesgada y tantas veces “sin personal”. Ambos sindicatos han lanzado un manifiesto donde reclaman un pacto de Estado en la lucha contra los incendios forestales como “necesidad urgente e inaplazable”, demandan operativos públicos al margen de adjudicatarias privadas y han realizado un llamamiento social: “No podemos seguir aceptando que cada verano se repita la tragedia”.

El gremio lamenta que en la mayor parte de las autonomías, como Castilla y León, los compañeros apenas suman contratos de unos meses y las labores de acondicionamiento necesarias en época baja de fuego apenas se ejecutan por falta de medios. La asociación Bomberos Forestales en Lucha, al margen de estos colectivos sindicales, ha acudido al encuentro tras publicar un comunicado en sus redes sociales reprobando el convenio aprobado por los grandes sindicatos y la Junta tras el crítico verano de 2022, pues para ellos ese acuerdo sigue siendo insuficiente y prolonga las condiciones que el sector afea.

La concentración ha comenzado ante la sede de la delegación del Gobierno, pues se reclama al Ejecutivo central que mejore las condiciones del conocido como Estatuto del Bombero aprobado en 2024, y ha concluido en las Cortes de Castilla y León, porque son los territorios los competentes para aplicar esos acuerdos marco, lo cual apenas ha sucedido en lo que va de recorrido de la ley. Los manifestantes han lanzado petardos, abierto botes de humo o golpeado el suelo con sus batefuegos entre gritos reivindicativos durante su marcha por la ciudad, donde han realizado varias pintadas como “Quiñones dimisión” o “BBFF [Bomberos Forestales] YA”.

José Luis Martín, de 39 años, ha acudido a Valladolid desde El Barco de Ávila para secundar la protesta y proclamar que se reconozca su “trabajo, con unas condiciones dignas, solo se acuerdan de nosotros cuando hay incendios”. “Pedimos un operativo público todo el año y no contratos de peón, nuestros bonus son de risa y nos pasamos siempre de horas”, ha condenado. En sus 19 años de oficio, añade, apenas ha visto mejoras. Juan Ceniza, de 29 años y de la base vallisoletana de Quintanilla de Onésimo, comenta que su empleador es Tragsa, empresa pública también adjudicataria de “contratos a la baja” lanzados en este caso por la Junta, y que también sufren la precariedad laboral. “Pedimos que al menos se aplique el Estatuto de 2024 y que se deje de privatizar a la baja, explotan a las cuadrillas y sacan dinero de la mala gestión de los bosques”, asegura. Su compañera Silvia González, de 27, reclama que ante las elecciones de marzo en Castilla y León, “sea el Gobierno que sea, que nos reconozcan”, aunque ve difícil que el PP, al mando desde 1987, se lo otorgue.

La comitiva ha llegado ante el edificio parlamentario, donde se han vivido momentos de tensión al empujar las vallas colocadas por la Policía Nacional, que ha dado algún golpe a manifestantes que trataban de saltar el perímetro. “¡Que salga Mañueco!” o “¡Quiñones dimisión!”, han exclamado ante el Parlamento, donde se estaba celebrando una sesión. Los presentes han quemado dos muñecos vestidos con el traje de bombero forestal y han golpeado las vallas con sus batefuegos además de lanzar botes de humo, petardos y otros artefactos sonoros. “Nuestras muertes, vuestros beneficios”, han insistido, entre críticas a Mañueco y mensajes como “Dignidad laboral al bombero forestal”. La concentración se ha ido disolviendo tras las horas y ha terminado con los brigadistas abrazados y entre aplausos por la movilización, con uno de ellos gritando: “Da la cara, Mañueco, si no es por nosotros que sea por los muertos”. Este verano han muerto cinco personas entre incendios de Castilla y León, uno de ellos bombero, y en 2022, año crítico de fuegos, otras cuatro personas.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, buscándose la vida y pisando calle. Grado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS. Autor de 'Los rescoldos de la Culebra'.
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