El Gobierno encapsula la tensión de Yolanda Díaz con Junts para proteger las siguientes negociaciones
La dureza de la vicepresidenta inquietó al sector socialista, pero después no hubo amenaza de ruptura de Nogueras. El PP multiplica sus coincidencias con los de Puigdemont en votaciones económicas

Cuando Yolanda Díaz empezó a lanzar desde la tribuna sus ataques directos a Junts, un grupo al que acusó de “defender los intereses de los sectores más reaccionarios de la patronal española” y de los empresarios “que se están forrando” en vez de los de los votantes independentistas que son trabajadores y se verían beneficiados por la reducción de la jornada laboral, en algunos despachos del Gobierno empezaron a saltar muchas alarmas. No tanto en la mayoría de la bancada socialista presente en el hemiciclo —estaban los diputados, pero no los ministros del PSOE, con la excepción de Félix Bolaños— que aplaudía a Díaz casi con el mismo entusiasmo que la de Sumar, porque hizo un discurso muy ideológico que muchos comparten y le dio un toque a los independentistas que algunos ansiaban. Pero sí entre la cúpula del Ejecutivo, sobre todo la que tiene que negociar con los independentistas cada paso en el Congreso.
Cuando algunos diputados vieron que la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, no paraba de tomar notas y consultar con varios diputados su respuesta, además de mirar constantemente el móvil —suele estar en contacto permanente con Carles Puigdemont— algunos en el Gobierno se temieron lo peor. Estaba hablado de antes entre los dos grupos que esta cuestión de la reducción de la jornada laboral no entorpecería en las demás negociaciones en marcha. Pero nadie puede estar seguro con Junts y Díaz jugó muy fuerte, aunque ella también ha hablado mucho con Puigdemont y conoce los límites.
Durante unos largos minutos, hubo nervios en el PSOE y malestar con Díaz, que en opinión de algunos dirigentes había arriesgado demasiado. Pero al terminar el debate y comprobar que Nogueras no solo no amenazaba con romper, sino que invitaba a Díaz a seguir negociando para poder traer otra reforma en el futuro, un guante que la vicepresidenta recogió rápidamente, los socialistas respiraron más tranquilos. “Para ella es más fácil, nosotros tenemos que negociar a diario, pero bien está lo que bien acaba”, resumía un dirigente del PSOE.
En Sumar, por el contrario, creen que Díaz acertó con un tono que muchos en la izquierda estaban esperando y que también demostró que se puede criticar a Junts cuando vota contra el Gobierno sin que eso suponga poner en riesgo la relación. En Sumar aseguran que con esto se ha demostrado que se puede hacer un debate dialéctico duro y con fuerte carga ideológica que coloque la política en el centro del Congreso sin romper la mayoría, y sobre todo que Junts tiene que saber que sus votaciones en contra pueden suponerle un coste político.
Tanto el sector socialista del Gobierno como el de Sumar están convencidos, y Junts no les ha dicho nada en sentido contrario en las horas después del debate, de que la relación está intacta a pesar de la tensión que se vivió en el hemiciclo. El sentir de los ministros socialistas lo trasladó Pilar Alegría, la portavoz del Gobierno, en Radio Nacional: “Nosotros vamos a seguir dialogando y debatiendo con Junts. Sin su voto no hubiéramos podido sacar adelante esas 24 leyes que hemos sacado durante esta legislatura”, ha defendido en RNE.
Los socialistas apuestan por cuidar mucho la relación con Junts, que sufrió un momento delicado con la caída del principal interlocutor, Santos Cerdán, pero de momento parece sólida y vehiculada a través de las reuniones en Suiza de José Luis Rodríguez Zapatero y Carles Puigdemont y los encuentros de Félix Bolaños y Míriam Nogueras en Madrid para las cuestiones más concretas y las votaciones de cada semana. Junts sigue trasladando que hasta que no haya amnistía completa, esto es, que Puigdemont pueda volver a España sin riesgo de ir a la cárcel, y se resuelvan asuntos pendientes como el catalán en Europa o la transferencia de las competencias de inmigración, va a ser difícil avanzar, pero las negociaciones siguen abiertas y Hacienda intentará convencer a los independentistas para que le aprueben la senda del déficit, el primer hito de los Presupuestos. No parece fácil, pero todos los puentes siguen tendidos.
Mientras, el PP confía en que Junts siga votando de su lado, al menos en las cuestiones económicas, donde tienen claras coincidencias, como se vio este miércoles. Ya empieza a ser larga la lista de debates en los que la formación de Puigdemont provocó la derrota de iniciativas del Gobierno en el pleno al sumar sus votos a los de los populares y la ultraderecha. “Ayer vieron cómo el Gobierno no es capaz de conformar una mayoría (...) La mayoría parlamentaria de la que hablan no existe”, se regodeó este jueves el vicesecretario de Hacienda de los populares, Juan Bravo.
En buena parte de las votaciones concurrentes de PP y Vox, las materias que se discutían tenían carácter económico. Entre ellas, su no al objetivo de estabilidad presupuestaria o al impuesto a las eléctricas. O uniendo sus fuerzas para sacar adelante propuestas de los independentistas: como una proposición de ley en el Senado centrada en rebajar la presión fiscal a pymes y autónomos en el Senado, en junio pasado; o, en el mismo mes, y en el Congreso, cuando PP, Vox y UPN apoyaron una moción de Junts que pedía al Gobierno una bajada generalizada de impuestos. “Es una formación política conservadora”, dijo de Junts este jueves la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en una entrevista en Onda Cero. También fueron de la mano en su rechazo a la reforma de la ley de extranjería para hacer obligatorio el reparto de menores migrantes. O incluso tumbando la primera toma en consideración de la ley de amnistía.
Para asestar reveses a la coalición, y aprovechando el juego de toma y daca de Junts con La Moncloa, en Génova miran desde hace meses más a la formación de Carles Puigdemont que al PNV. “Nos entendemos con Junts, que es un partido de centroderecha, al PNV no se le distingue de Bildu”, aseguró en esa línea el secretario general del PP, Miguel Tellado, en una entrevista concedida a El Periódico el domingo pasado. En privado, fuentes del comité de dirección reconocen que en materia económica han encajado, y pueden seguir encajando, con Junts en varias ocasiones. “Votamos con ellos cuando nos parece lo correcto”, señala un miembro de la dirección popular. En enero de 2024, el grupo popular registró una iniciativa para ilegalizar partidos que promuevan declaraciones de independencia o un referéndum ilegales, como Junts.
Las declaraciones de Tellado sobre el PNV de este domingo llegaron después de que, el pasado agosto, se enzarzara otra vez con el presidente de la formación jeltzale, Aitor Esteban, en la red social X, ahondando aún más en la ya resquebrajada relación entre sendos partidos. “Esto es una estrategia que ha bendecido Feijóo, él sabrá. Yo estoy atento a lo que dicen, a lo que impiden y a lo que señalan. Y bueno, la vida es tan larga... Mi teléfono lo tienen”, señaló Esteban este miércoles en TVE.
Entretanto, el tercero en la ecuación, Vox, trata de desligarse del PP y Junts, y aprovecha la coyuntura para hacer daño a Génova. “Puede haber coincidencias. Lo que ocurre es que nosotros no nos reunimos en secreto con Junts y luego decimos que nos entendemos con Junts y que negociamos con ellos y que hay puntos que nosotros compartimos”, se defendió la portavoz parlamentaria de Vox, Pepa Millán, este martes en el Congreso, en alusión a los contactos mantenidos en verano de 2023 tras las elecciones generales.
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