Sánchez anuncia un decreto para legalizar el embargo total de armas a Israel y habla por primera vez de “genocidio” de los palestinos
España llama a consultas a su embajadora en Israel tras prohibir Netanyahu la entrada en el país de las ministras Yolanda Díaz y Sira Rego

Pedro Sánchez ha dado un salto legal y discursivo frente a los ataques a Gaza ordenados por Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí. El presidente español ha usado por primera vez abiertamente la palabra “genocidio” para definir la ofensiva militar contra el pueblo gazatí, algo que el Ejecutivo español evitó durante muchos meses y generó mucho debate interno en la coalición entre el PSOE, que se resistía, y Sumar, que lo hacía abiertamente. La ministra de Defensa, Margarita Robles, utilizó esa palabra en 2024 y fue desautorizada.
En consecuencia, Sánchez ha anunciado medidas aún más contundentes, que incluyen un decreto ―que aprobará este martes el Consejo de Ministros y tendrá que convalidar el Congreso― que sanciona de forma legal lo que ya estaba sucediendo en la práctica, según Sánchez, esto es un embargo total de compra y venta de armamento a Israel, además de otras ocho medidas para evitar que barcos o aviones que puedan llevar combustible o apoyo al ejército israelí puedan atracar o aterrizar en España.
Sánchez ha arrancado su comparecencia, de forma especialmente medida, con un reconocimiento al sufrimiento histórico del pueblo judío. El presidente quiere así evitar las acusaciones de antisemitismo que le lanza incluso una parte de la derecha española. “El pueblo judío ha sufrido innumerables persecuciones, merece tener un estado propio y sentirse seguro. Por eso, el Gobierno español ha condenado desde el primer día los atentados de Hamás”, ha empezado para seguir inmediatamente con la acusación de genocidio. “Una cosa es proteger a tu país y otra muy distinta bombardear hospitales y matar de hambre a niños inocentes. Esto es un ataque injustificable contra la población civil que la relatora de la ONU califica como un genocidio. 60.000 muertos, dos millones de desplazados de su hogar, la mitad menores. Esto no es defenderse, no es ni siquiera atacar, es exterminar a un pueblo indefenso y quebrantar todas las leyes del derecho internacional”.
Sánchez ha dejado muy claro que España va más lejos que la mayoría de los países de su entorno, especialmente los europeos. Fue el primero en reconocer a Palestina, algo que algunos están haciendo meses después, y ahora también quiere ir por delante. El presidente ha criticado esas dudas de sus aliados. “Las grandes potencias terminan encalladas entre indiferencia y complicidad”, ha asegurado.
La reacción de Israel ha sido inmediata. El ministro de Exteriores de este país, Gideon Saar, ha acusado al Ejecutivo español de “antisemita” y “corrupto”, y ha recordado que España expulsó a los judíos en 1492. De hecho, Sánchez arrancó su discurso por las históricas persecuciones contra el pueblo judío, citando expresamente el holocausto, para cerrar este flanco. Israel, además, prohíbe la entrada al país de la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz y de la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego. Díaz. Ese anuncio ha provocado que Exteriores llame a consultas a su embajadora en Tel Aviv.

Sumar también reclamaba la ruptura de relaciones con Israel. Fuentes de Exteriores explican que esa iniciativa, que también reclama Podemos, sería contraproducente y perjudicial para Palestina. España, explican, defiende la solución de los estados, y por tanto, quiere aportar a una salida de este conflicto. Romper relaciones dejaría a España fuera de esa salida. De hecho, recuerdan, ningún país árabe, especialmente críticos con Israel, ha roto relaciones, y tampoco lo ha hecho la Autoridad Palestina. Ni siquiera se han roto con Rusia, porque siempre hay que hablar para buscar soluciones y ayudar a los palestinos, señalan.
Sánchez también ha admitido que el impacto de estas decisiones españolas es limitado, porque no es un país decisivo en este conflicto, como puede ser EEUU. Pero a la vez ha insistido en la idea de que al menos puede hacer lo que esté en su mano para mostrar un camino. “España no tiene bombas nucleares. Nosotros solos no podemos detener la ofensiva israelí, pero no vamos a dejar de intentarlo. Hemos impulsado resoluciones de ONU, hemos enviado ayuda humanitaria a Gaza, hemos cerrado la venta equipamiento militar a Israel, hemos impulsado reconocimiento Palestina. Hemos luchado contra la indiferencia para dar horizonte de esperanza al pueblo palestino”.
Entre las medidas, además de este decreto y las prohibiciones de tránsito por territorio español a barcos y aviones que transporten material bélico o combustible para el ejército israelí, habrá una prohibición de entrada en España “a todos los que participan en el genocidio”, esto es, gobernantes y militares israelíes, y habrá más efectivos españoles en la frontera de Rafah y más apoyo a la Autoridad Palestina, más dinero ―10 millones más― para la La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA, según sus siglas en inglés), que alimenta y sostiene a los palestinos, y otros 150 millones de ayuda humanitaria. Además se prohibirá “la importación de productos provenientes de los asentamientos ilegales en Gaza y Cisjordania, con el objetivo de combatir estas ocupaciones”.
“Esperamos que estas medidas sirvan para añadir presión, para aliviar parte del sufrimiento. Ante uno de los episodios más infames del siglo XXI, al menos que los ciudadanos sepan que España estuvo en el lado correcto de la historia”, ha rematado Sánchez. El Gobierno entiende que estas medidas sitúan a España en la “vanguardia” de la presión a Israel para que detenga lo que ya Sánchez, y esta es una gran novedad de la comparecencia sin preguntas desde La Moncloa, llama abiertamente genocidio.
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