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‘Ikram’, la cachorra que llegó a Ibiza en patera junto a un menor y que el ayuntamiento quiere salvar del sacrificio

La perra fue rescatada del mar junto a su dueño. La normativa contempla la repatriación o el sacrificio por no cumplir con los protocolos antirrábicos

Ikram
Lucía Bohórquez

“Como si me tengo que subir a un barco y tengo que ir a Argelia con la perra”. Así de contundente se muestra Manuel Jiménez, concejal de Bienestar Animal del Ayuntamiento de Ibiza, del PP. Desde hace cinco días el centro municipal de protección animal de Sa Coma, en Ibiza, tiene una nueva inquilina, una cachorra de mastín italiano que este martes cumple tres meses de edad y que en sus pocas semanas de vida ha vivido toda una odisea. Ikram fue rescatada el día 19 de junio de la patera en la que viajaba con su dueño, un chico menor de edad, junto a otras 18 personas. La embarcación había zarpado días atrás de un puerto de Argelia y Salvamento Marítimo tuvo que rescatarla de madrugada a pocas millas de la costa de Formentera.

Cuando los ocupantes fueron trasladados al puerto de Ibiza, la Policía Nacional se dio cuenta de que uno de los viajeros llevaba un cachorro de perro. Su propietario también portaba consigo la cartilla de vacunación del animal, en la que constaba como fecha de nacimiento el 24 de marzo de este año, además de los sellos de las vacunas que había recibido hasta el momento. La perra, de nombre Ikram, fue separada de su joven dueño y trasladada directamente a la clínica veterinaria San Jorge, donde fue puesta en cuarentena al proceder de un país de fuera de la Unión Europea y no cumplir el protocolo antirrábico. El chico, por su parte, fue puesto en custodia del Consell Insular de Ibiza, que es el que tiene la competencia sobre los menores de edad que llegan en patera.

Una vez aislada la perra, el centro veterinario se puso en comunicación con el Ayuntamiento de Ibiza, que a su vez informó a las administraciones superiores. Desde la dirección general de Sanidad de la Producción Agroalimentaria y Bienestar Animal del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación confirmaron a los responsables municipales que la normativa vigente contempla que Ikram tiene que ser repatriada a Argelia o sacrificada, por no cumplir los protocolos antirrábicos. “Los servicios veterinarios municipales y yo como concejal estamos rotundamente en contra de sacrificar a esta perra. Haremos todo lo que esté en nuestras manos, ella no tiene culpa, antes de la opción de dormirla está la repatriación”, dice contundente Jiménez. Y es que recuerda que, si Ikram hubiera nacido en España, tampoco estaría vacunada de la rabia, ya que se trata de una inmunización que se administra a partir de los tres meses de edad.

Ikram ha sido trasladada por el momento al centro de bienestar animal de Sa Coma, donde las instalaciones son más grandes y confortables para poder pasar la cuarentena. Allí ha sido puesta en aislamiento dentro de una jaula a la espera de que el Ministerio resuelva su situación y dé una respuesta al ayuntamiento después de que los funcionarios municipales hayan explicado las particularidades del caso. “Teniendo en cuenta que es una perra menor de tres meses y el largo viaje que ha realizado, al principio estaba tímida y asustada. Pero a simple vista, porque no podemos tocarla, parece que tiene un comportamiento normal y es amigable”, cuenta en declaraciones a EL PAÍS una de las trabajadoras del centro, que dice que el teléfono no ha dejado de sonar en los últimos días preguntando por la adopción de la perra. Desde protectoras de otras provincias, hasta gente que vive en el extranjero, se han interesado por el caso y por la posibilidad de adoptar a Ikram.

Y es que el objetivo último del Ayuntamiento es que la perra pueda ser adoptada por una familia residente en la isla y comenzar una vida sin sobresaltos. El concejal de Bienestar Animal ha elaborado un informe que incluirá en el expediente del caso para dejar constancia de que la perra no muestra ningún síntoma “de ningún tipo de enfermedad” y también se ha ofrecido al Ministerio a realizar “cualquier tipo de analítica y revisión veterinaria” para corroborarlo y conseguir que tras un periodo de cuarentena pueda ser puesta en adopción. Con todo, Jiménez lamenta que haya sido más mediática la llegada de una perra que de las personas que cada vez arriban a las costas de Baleares, sobre todo de menores de edad. “A pesar de todo, también me alegro de que se haya avanzado socialmente y la gente también se preocupe del bienestar de los animales”, señala. Y es que Ikram ya tiene muchas familias que la quieren sin conocerla.

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Sobre la firma

Lucía Bohórquez
Colaboradora de EL PAÍS en las Islas Baleares. Periodista de la Cadena SER en Mallorca desde el año 2008, donde se ha especializado en temas de tribunales. Estudió Periodismo en la Universidad del País Vasco.
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