Una madre y una hija vuelven a traer a las pistas de baile el ‘northern soul’
Eve Arslett y Levanna McLean fomentan en Bristol esta escena musical que estaba hasta hace poco en peligro de extinción

En la publicación sobre magia y religión firmada por el antropólogo Sir James George Frazer y publicada en 1980, La rama dorada, el autor apunta que “en los rituales dionisiacos mediaban ritmos frenéticos que inducían a sus participantes al éxtasis cuando no a un estado de absoluta locura colectiva”. Una mezcla de ambos efectos es lo que les sucede a quienes bailan northern soul: un género musical que también es modalidad de baile, mitad magia, mitad religión. Nació a finales de la década de los años sesenta y fue consolidado comercialmente por el promotor y periodista musical Dave Godin en su tienda de discos de Covent Garden (Londres) a principios de los años setenta. Con el fin de mantener viva esta subcultura, Eve Arslett (DJ Jackie Brown) y Levanna McLean (Northern Soul Girl), madre e hija, han fundado en Bristol la promotora Streets of Soul. Desde 2017 celebran fiestas en las que facilitan un espacio para reivindicar este tipo de música y los pasos de baile propios del género: movimientos que provocan deslizar, cremosamente, las suelas de los zapatos por la pista de baile (preferentemente de parqué) mientras los tobillos se menean de manera ágil y rápida; a su vez las caderas se desplazan siguiendo la corriente generada en vertical, ascendiendo desde el suelo hasta la cintura.
Eve fue una northern soul girl desde los años ochenta. Su hija, Levanna, ha seguido su estela y ya es la máxima exponente centenial de esta modalidad gracias a su maestría y la viralidad que alcanzó durante la pandemia con sus coreografías. Mucho antes, allá por 2013, Pharrell Williams ya la fichó para que apareciera bailando en el vídeo de la canción Happy. Y es que esta inglesa rubia que ejecuta sus pasos con mocasines negros y calcetines tobilleros rojos consigue convertir el parqué en una suerte de mantequilla por la que se desliza y en una cama elástica sobre la que rebota. También cabe mencionar que se defiende con soltura en el breakdance, estilo que comparte ciertos principios atléticos con el northern soul.
“Me encanta ver cómo la gente joven está aprendiendo estos pasos tan propios del género. No tienes que ser un bailarín increíble; solo tienes que disfrutar de bailar para sentirte parte del Northern Soul”, comenta risueña al otro lado de la pantalla desde la oficina de su promotora. Tanto ella como su madre resaltan con orgullo que, cuando comenzaron, solo alrededor de un 10% de los asistentes a sus fiestas bailaban y ahora ese es el porcentaje que representa a quienes están de pie mirando lo que sucede en la pista mientras sostienen sus copas.
El pasado mes de agosto, en uno de sus eventos en Bristol pincharon dos dj’s españoles: Jules Barsoulona (Barcelona) y Adela Domínguez (Gijón). Domínguez, además de pinchar, es cofundadora de la editorial Colectivo Bruxista. “En la cultura del northern soul hay mucha parafernalia, la gente compite y suda en la pista pero se hace desde un lugar sano”, comenta. La conexión de Eve y Levanna con España viene de largo, pues fue en la provincia de Málaga donde comenzaron a organizar sus fiestas. Tienen previsto aterrizar en Madrid el próximo enero de 2026.
Muchos elementos clave de esta subcultura se mantienen intactos en estas nuevas citas. Otros, en cambio, han mutado. “Ya no es tan necesario un dresscode”, dice Levanna mirando a su madre. Bien es cierto que al nacer como subcultura en la segunda mitad del siglo XX le acompañó una estética determinada que militaba a caballo entre lo mod y lo skinhead. Ahora, las fronteras estéticas son mucho más difusas para casi todo.
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