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El viaje comienza con los sentimientos que nos ponen en marcha

KLM lanza la campaña ‘Go to know’, porque no hay nada como conocer de primera mano lugares nuevos y volver de ellos transformado

Antes del primero de los pasos al ponerse en marcha viene la chispa. Ahí comienza el viaje: con esa mezcla de curiosidad y duda. Ves la foto de un lugar en internet, escuchas una historia y te preguntas: ¿Y si fuera allí? Perderse en calles que no aparecen en las guías, dejarse llevar, sorprenderse en un bar ante lo que te enseña la cotidianidad de otras gentes, ese turismo que te cambia la vida todavía es posible. Y no es una cuestión de distancia. Por eso, la aerolínea holandesa KLM, que lleva casi un siglo conectando personas en diferentes destinos, ha lanzado la campaña Go to know, para espolear el que siempre ha sido el motor del viaje: el deseo de descubrir algo nuevo.

Aquí la promesa no son playas perfectas ni selfis en monumentos, o no solo; la idea es empujar algo más profundo: la emoción de aquello que ocurre cuando nos salimos del guion. Instantes que se atesoran para siempre.

Europa: la sorpresa cercana

Lo desconocido aguarda a la vuelta de la esquina, en alguna de las 89 ciudades europeas que KLM conecta desde España. Si ya conoces Berlín, si destinos urbanos como Estocolmo o Copenhague, ejemplos de diseño y calidad de vida, ya te son territorio familiar, amplía el foco: hay mucho más.

¿Qué tal Cracovia? Arquitectura que enamora, un casco urbano peatonal, castillos y minas de sal, vida burbujeante y comida callejera. En Belgrado, los cafés se asoman al Danubio y la noche no tiene fin. O Bergen, la perla más brillante de Noruega en cualquier estación del año. ¿Un destino aún más original? Billund, en Dinamarca. Es la cuna de Lego, perfecta para quienes viajan con niños o conservan intacto su espíritu lúdico. Todavía quedan lugares que escapan al turismo más impersonal o masivo, que ofrecen eso que se desea encontrar, cuando uno llega: autenticidad. Esa sensación de ciudad que no busca impresionar, sino que simplemente continúa con su vida y la de sus habitantes, mientras uno la visita, donde el viajero encuentra que su verdadero destino fue una conversación, un olor en un mercado, una sobremesa.

La Norteamérica menos peliculera

Al otro lado del Atlántico, a lo largo y ancho del mapa de los Estados Unidos y Canadá, son 19 las ciudades norteamericanas que KLM propone. Y en todas late ese pulso de modernidad urbana y naturaleza salvaje que define el continente. Portland, por ejemplo, es más que una ciudad: es una filosofía, una forma de ser estadounidense. Los cafés se asemejan a salones de casa, las librerías son infinitas, las bicicletas se topan con food trucks que sirven comidas inspiradas en gastronomías de todo el mundo; la gente, en el mismísimo lugar en el que se diseña la tecnología más puntera, hace vida en los parques.

San Francisco y su bahía, los leones marinos del muelle, el museo Disney o el icónico Golden Gate; a escasas tres horas, uno puede dirigirse al parque de Yosemite, con sus secuoyas gigantes, montañas y cascadas. ¿Por qué no descubrir también San Diego? El surf, sus aires chicanos, su pujanza cultural y gastronómica. Y, si lo que se busca es un chute de energía pura, Las Vegas siempre te espera con su incesante espectáculo de luces y una promesa de diversión sin fin.

Mientras, al otro lado de la frontera, en Canadá, Montreal o Vancouver ofrecen la perspectiva más calmada y verde del viaje americano: olor a bosque y multiculturalidad que se vive en cada esquina de cada manzana de la ciudad.

El Caribe y Sudamérica: el viaje más colorido

Si al otoño y al invierno necesitas ponerles un toque de sol, el Caribe te está llamando. San Martín y Trinidad y Tobago abren la puerta a otro universo: arena blanca y un mar que parece un sueño y que logrará que olvides los sinsabores que pudieras traer contigo en tu viaje.

Latinoamérica es muchos mundos en uno solo. En Buenos Aires cabe casi el Aleph de Borges, el todo: tango y fútbol, asados en los que la ternera es religión y la parrilla su altar, pizzas o milanesas, los cafés de Palermo, conciertos de rock y de música urbana, una cultura apabullante, el teatro Colón y la avenida Corrientes. A Santiago de Chile la flanquean los Andes y los viñedos, la ciudad se siente al subir sus cerros y disfrutar de su agradable clima apenas lluvioso, que siempre guarda una panorámica de las montañas para el que pasea. Y qué decir de Lima, la capital gastronómica del Pacífico (¡pocas cocinas han conquistado el mundo como la peruana!), conocida también por su profusa vida cultural; de la música criolla dejó dicho el Nobel Vargas Llosa que, con sus letras y tonadillas, modeló la realidad peruana y el imaginario de millones de personas que aún no habían puesto un pie en Perú. Cartagena, en Colombia, es el más hermoso lienzo pintado del paisaje de una ciudad frente al mar. O Panamá, la capital del istmo en que se encuentran dos océanos, cuyo canal resume la historia entre las metrópolis occidentales y el despegue del Nuevo Mundo.

África y Asia: cruzar el mundo para encontrarse a sí mismo

Hay experiencias que solo cobran sentido estando lejos, sin el abrigo de una atmósfera conocida alrededor. KLM vuela a diario a Johannesburgo, ciudad símbolo de la resistencia contra el apartheid, y a Ciudad del Cabo, Sudáfrica. ¿Qué puede encontrarse allá el viajero? Safaris donde ver leones y elefantes, búfalos y rinocerontes o leopardos, como en el parque Kruger, los paisajes del cabo de Buena Esperanza, montañas y playas arrebatadoras y también la multiculturalidad de la conocida como nación del arcoíris: un destino perfecto. Desde ahí pueden trazarse rutas hacia el Kilimanjaro o el Serengeti, escenarios de amaneceres imposibles y horizontes infinitos.

En Asia, el abanico se amplía con destinos como Bali, Osaka, Singapur o Seúl, cada uno con su propio pulso y su ritmo, distintas definiciones de la forma que puede adoptar el paraíso: relax, playa y arrozales; templos, luces led y bullicio; rascacielos en un imperio marítimo con 800 años de historia o uno de los polos culturales y tecnológicos más pujante (pocas ciudades como Seúl producen un cine o una música pop más influyentes en todo el planeta).

Para otra clase de viaje, esos que constituyen un aprendizaje de uno mismo y un cambio esencial de perspectiva, la aerolínea también ofrece vuelos a Delhi, Bombay, Begaluru e Hyderabad. Quien viaja a la India ha de saber que lo que allí va a encontrar jamás le dejará indiferente: el caos, la magia, el misticismo, los olores, sabores, la espiritualidad, y una cultura repleta de códigos y secretos que hay que desvelar poco a poco.

KLM lleva años defendiendo una idea sencilla, pero poderosa: el viaje comienza en el avión. Su nueva clase ‘Premium Comfort’, disponible en los Boeing 787 y 777, busca que el trayecto sea una extensión del destino

La importancia del trayecto

KLM lleva años defendiendo una idea sencilla pero poderosa: el viaje comienza en el avión. Su nueva clase Premium Comfort, disponible en los Boeing 787 y 777, busca que el trayecto sea una extensión del destino. Más espacio, más silencio, una oferta gastronómica cuidada y un servicio que invita a detenerse, mirar por la ventanilla y dejarse llevar por la anticipación. Porque viajar no debería ser un trámite, sino parte de la experiencia.

Además, la aerolínea trabaja para que ese placer de volar sea más responsable: apuesta por la eficiencia energética, el uso de combustibles sostenibles y la reducción de residuos a bordo. Pequeños gestos que, sumados, permiten que el descubrimiento no llegue a costa del planeta.

Hay algo transformador en cada partida. No hace falta ir muy lejos para sentirlo: basta con un billete, una maleta ligera y la disposición a dejarse sorprender. Go to Know no es una campaña, sino una invitación a mirar el mundo —y mirarnos— con otros ojos.