Chamberí, la buena y sofisticada vida de barrio de Madrid
Una ruta por una de las zonas más castizas de la capital, donde la buena gastronomía se mezcla con una animada agenda cultural, museos sorprendentes y una arquitectura señorial única e identitaria de Madrid.

Decía el periodista español de principios del siglo XX, Ramón Gómez de la Serna, que “Chamberí es el lugar donde los relojes se paran para escuchar las tertulias”. Y es que siempre se consideró a este barrio como uno de los más castizos de Madrid, lugar de encuentro para amantes de la cultura, aficionados a la gastronomía, devotos de la arquitectura más ilustre, y, por supuesto, para los madrileños de pro. Pocas zonas de la capital conservan una esencia tan real y auténtica entre edificios de aire señorial que recuerdan a un pasado aristocrático. Chamberí es un distrito ecléctico que reúne todo lo que un madrileño o visitante puede anhelar; de la mañana a la noche, desde una exposición a un menú con estrella Michelin, todo es posible en este barrio.
Por el encanto de sus calles y plazas
Para descubrir Chamberí es mejor hacerlo por tramos y a un ritmo pausado. Es un distrito grande y diverso con una identidad propia, castiza, que los madrileños sienten como suyo, y lo viven intensamente; donde se disfruta la ciudad de un modo personal, desde el lado artístico al del ocio y la gastronomía.
Lo ideal es caminar por sus calles, observando la arquitectura señorial de sus edificios. Muchos de ellos fueron residencia de gran parte de la aristocracia en los siglos XIX y XX. La calle Zurbano, es uno buen ejemplo de ello, donde se concentran singulares y bellísimos palacetes.

En el camino, el visitante se encuentra con encantadoras plazas como la de Olavide en el barrio de Trafalgar. Este acogedor espacio, ajardinado y repleto de animadas terrazas, es uno de los más apetecibles de Madrid para deleitarse con la gastronomía más variada en modo de tapeo. Unos metros más allá, en el epicentro del distrito, en la confluencia de la calle Santa Engracia y el Paseo de Eduardo Dato, está el rincón más castizo del barrio: la Plaza de Chamberí.
Pero también esta zona tiene grandes espacios arbolados, como el Parque de Santander, con más de 55.000 metros cuadrados de zonas verdes y pistas para descargar adrenalina con todo tipo de deportes como baloncesto, voleibol y hockey. Además, para los aficionados al running, tiene un circuito circular con buen firme para hacer un buen tiempo.
Por sus museos casi secretos
Chamberí es, además, uno de los barrios de la capital donde se concentran grandes planes culturales y museos menos conocidos. Aquí está una de las casas-museo más especiales: el Museo Sorolla (cerrado temporalmente por obras de rehabilitación). Se trata de una de las casas de artista más completas de Europa y, además de embelesarte con la obra del pintor valenciano, se puede admirar extraordinarias esculturas, muebles y cerámicas del siglo XIX y principios del siglo XX. Su jardín es uno de los más coquetos y especiales de Madrid.
Pero el barrio también otras ofertas museísticas sorprendentes, como el Museo Geominero, para aquellos que disfrutan con el conocimiento de minerales, rocas o fósiles, El edificio, situado en la calle Ríos Rosas, fue declarado Bien de Interés Cultural y es uno de los más singulares al tratarse de un ejemplo extraordinario de museo científico de principios de siglo de XX. Es sorprendente su salón central, repleto de vitrinas de madera tallada y cubierto por una gran cristalera cenital que cuelga de una estructura de hierro forjado y plomo.

Pero si hay un museo original en el barrio, hay que ir hasta la Plaza de Chamberí. Allí se encuentra Andén Cero - estación de Chamberí, una antigua estación de metro, cerrada en 1969, y que se ha rehabilitado para convertirla en un centro de interpretación del Metro de Madrid. El visitante se transportará al Madrid de 1919, año en el que se inauguró la primera línea del metropolitano que cruzaba el centro de la ciudad desde Cuatro Caminos hasta Gran Vía.
Por la creatividad de sus galerías de arte
La actividad cultural del barrio se ve también representada por las galerías de arte diseminadas por todo el distrito. En ellas no solo se puede admirar la obra de creadores nacionales e internacionales, también ofrecen una agenda interesante de encuentros y conferencias para saber lo que pasa en el mundo del arte contemporáneo. Es el caso de la Galería Freijo, en la calle Zurbano, que expone obras de artistas nacionales y latinoamericanos, mientras que los apasionados a la fotografía encontrarán su lugar perfecto en galerías como la del fotógrafo Javier Aranburu, en el barrio de Gaztambide. En ella se puede conocer y adquirir la obra de este artista y disfrutar de una exposición permanente de fotografías sobre Madrid. Otras nombres de galerías imprescindibles de Chamberí son Bat Alberto Cornejo; NF Nieves Fernández; Daniel Cuevas; Cayón y carlier | gebauer.

Por sus espacios singulares
El recorrido por Chamberí tiene parada obligatoria en espacios singulares que el barrio ofrece, con una arquitectura realmente única en la capital. Como si fuera parte de un decorado de una película, esta el Frontón Beti Jai, construido a finales del siglo XIX para albergar los encuentros de esta especialidad deportiva de gran popularidad en la época. Fue diseñado por Joaquín Rucoba y declarado Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural.
Otra joya arquitectónica es la Casa de las Flores, diseñada en 1931 por Secundino Zuazo y declarada Monumento Nacional en 1981. Está considerada como la construcción más importante del moderno ensanche madrileño y en ella vivió el poeta Pablo Neruda cuando llegó a Madrid en 1934. En esta ruta por espacios singulares, no hay que perderse la Sala Canal de Isabel II, ubicada en un antiguo depósito de agua elevado, que data de principios del siglo XX, y que ha sido restaurado y acondicionado como sala de exposiciones.
Por su oferta de ocio
Chamberí es uno de los distritos que concentra mayor oferta de ocio, en especial la dedicada al mundo del teatro y el cine. En la calle Cea Bermúdez, está uno de los nuevos templos del arte escénico en Madrid: los Teatros del Canal. Se trata de un espectacular edificio de 35.200 metros cuadrados, obra de Juan Navarro Baldeweg y ganador del Premio Nacional de Arquitectura, en cuyas vanguardistas salas se representan textos clásicos y obras actuales, además de conciertos y espectáculos de danza, flamenco, zarzuela, ópera, circo o cabaret.
Por sus comercios de ayer y de hoy
A la hora de las compras, la zona no defrauda y se posiciona como una de las de mayor oferta. El área más frecuentada es la calle Fuencarral, entre las glorietas de Bilbao y Quevedo, en la que se puede encontrar los establecimientos de las principales cadenas de ropa y complementos, muchas de ellas de las principales firmas españolas, y todo tipo de propuestas para amantes de la moda.
Pero si hay algo muy divertido es perderse por los barrios y calles del distrito y brujulear entre los establecimientos de barrio de toda la vida: herbolarios, mercerías, tiendas de libros, manualidades, juegos de mesa… Tiendas con más de treinta años de actividad como el Herbolario Vallehermoso o la librería Ábaco que se entremezclan con espacios recién llegados como Supernormal o El Colmado del Tomate, ideales para quienes buscan productos de proximidad, y coquetas floristerías como Botanyco.
Por sus bares y tabernas de toda la vida
Uno de los mayores encantos de Chamberí son los bares y tabernas de toda la vida. Además de la Plaza de Olavide, hay muchas otras áreas como la glorieta de Quevedo, las calles de San Bernardo y Santa Engracia o las zonas de Vallehermoso y Gaztambide, donde se concentran terrazas y tabernas como la Bodega de la Ardosa, en la que disfrutar del ritual del aperitivo, tan genuino de Madrid.
Si se habla de Chamberí y de experiencias gastro, no puede faltar una de las calles más de moda: Ponzano. En ella se dan cita desde locales clásicos como El Doble, en el que las cañas de cerveza se sirven acompañadas de apetecibles tapas, o la Neotaberna Santerra, donde no resistirse a las famosas y premiadas croquetas del chef Miguel Carretero.
Por su alta cocina
La fiesta gastronómica tiene también parada en la alta cocina. La zona aglutina una gran parte de los restaurantes con estrella Michelin, como es el caso de Saddle, capitaneado Adolfo Santos y con una carta basada en un producto de temporada. Y si busca cocina de sostenible, hay que incluir en la ruta gastronómica El Invernadero, del chef madrileño Rodrigo de la Calle, que, además de una estrella Michelin, ha sido galardonado con una estrella Verde.
En la zona también se ubican otros espacios de alta cocina como Clos Madrid del sumiller asturiano Marcos Granda, que cuenta con una estrella Michelin; Smoked Room, del chef malagueño Dani García, reconocido con dos estrellas Michelin y un Sol Repsol; Coque con dos estrellas Michelin y a cuyo frente se encuentran los hermanos Sandoval; La Tasquería y Quimbaya del chef colombiano Edwin Rodríguez.
Por sus castizos mercados
La vida de barrio que aún se respira está muy presente en sus mercados municipales como el de Guzmán el Bueno, el de Vallehermoso o el de Chamberí. En ellos es posible no solo adquirir los deliciosos productos de temporada, sino también degustar auténticos platos de la gastronomía madrileña e internacional. Para los seguidores del tapeo selecto, no hay que perderse La Chispería, la zona más gastronómica del mercado de Chamberí.
Museos secretos; bares de toda la vida; cocina de autor; mercados gastronómicos; edificios singulares… Chamberí, un distrito que conserva la vida de barrio y todo el glamur de su pasado más chic y señorial.
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