Midmost, carácter burgués en el centro de Barcelona

El antiguo hotel Inglaterra de la familia Soldevila, propietarios del hotel Majestic, en el barcelonés Paseo de Gracia, se ha convertido, al igual que aquel, en uno de los grandes atractivos hoteleros de la capital catalana. El pedigrí de la calle en la que se ubica el hotel Midmost Barcelona, sede histórica del diario La Vanguardia, contribuye tanto como el clasicismo formal de su alzado a retener a la numerosa clientela que deambula por esta arteria llena de edificios residenciales construidos durante las décadas iniciales del siglo XX. Una remodelación efectuada recientemente ha acentuado su carácter burgués, a veces remilgado, a veces remordido. A distancia se le notan sus distinciones: los delicados balcones de forja de la fachada, la escalinata de mármol que en apariencia conducente a ninguna parte, ese óvalo acolchado que hace justicia a la espera del check-out…

A veces hay que esperar frente a la recepción, sí. Pero, ¡qué agradable es departir con desconocidos en esta pieza central! El equipo profesional es amable en todo el hotel, quizá algo distante para un establecimiento pequeño con tanta prosapia. Ideal, en cualquier caso, para ser gestionado algún día en régimen de viviendas de alquiler turístico.

La sala de desayunos, en la siempre penumbrosa planta sótano, se ve elegante y amena por la biblioteca que la enmarca. Eso sí, aquí no funciona bien la wifi, aunque con esos muros tampoco lo hace en ninguna otra zona del hotel. Activarla exige un incómodo sistema de validación que embadurna la página de acceso del dispositivo móvil. Antaño minimalistas y afectadas, las habitaciones hoy destilan un porte serio, muy formal. Apenas hay distracciones para el sueño. Su insonorización es suficiente, dado el buen acolchamiento del mobiliario, los cabeceros, el ajuar de cama. Si bien el intenso tráfico de autobuses y los pitidos de los coches que circulan a lo largo de la calle de Pelayo llegan hasta los dormitorios altos. Nos tientan mucho la superior con patio y la suite Midmost con terraza, “una suite cerca del cielo”, reza su presentación.

Culmina el edificio una terraza con cóctel-bar desde la que se divisa en toda su grandeza la ciudad. Solitaria y desabrida en los calurosos días estivales, invita ya desde la misma primavera a tumbarse en las camas balinesas que flanquean la piscina. Por algo se la conoce como La Fresca.