La vida política de Pablo Casado, en imágenes

Un jovencísimo Pablo Casado (en el centro), junto a Ana Camins (a su izquierda) y Ángel Carromero, de las Nuevas Generaciones del PP, participan en una protesta en marzo de 2007 frente a la sede del Ministerio del Interior, en el madrileño paseo de la Castellana, por la decisión de este departamento, dirigido entonces por el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, de suavizar el régimen penitenciario del etarra José Ignacio de Juana Chaos.BALLESTEROS (EFE)

En junio de 2015, Pablo Casado fue nombrado vicesecretario de Comunicación del PP. El expresidente de Nuevas Generaciones del PP en Madrid representaba entonces la imagen de la renovación en el partido. Lo expresó con claridad el expresidente José María Aznar, su mentor, que le tuvo en su círculo de absoluta confianza: "Si alguna vez me tiene que renovar alguien, que me renueve Casado, que es un tipo estupendo". En la foto, Casado recibe un beso de una compañera en su estreno en el comité ejecutivo nacional del PP.ÁLVARO GARCÍA

Pablo Casado, en la manifestación por la unidad de España convocada en la plaza de Colón de Madrid tras el referéndum ilegal sobre la independencia de Cataluña del 1-O, en octubre de 2017.

Pablo Casado, con los documentos sobre su máster que mostró a los periodistas, en mayo de 2018. El Tribunal Supremo no apreció indicios de delito en la concesión del título al diputado y líder del PP, aunque el escándalo afectó gravemente a la reputación de la Universidad Rey Juan Carlos. El alto tribunal decidió no imputar a Casado por un delito de prevaricación administrativa y cohecho impropio, alegando que no había indicios del primer delito, y el segundo, si existiera, habría prescrito. Pero dejó serias dudas sobre la forma en que el líder del PP obtuvo el máster al indicar que hay indicios de que recibió un trato de favor.CARLOS ROSILLO

Mariano Rajoy es ovacionado tras su discurso de despedida ante el comité ejecutivo del Partido Popular en junio de 2018, tras triunfar la moción de censura en su contra. De izquierda a derecha, Rafael Hernando, Pablo Casado, Javier Maroto, María Dolores de Cospedal, Rajoy, Fernando Martínez-Maíllo, Javier Arenas, Andrea Levy y José Manuel Barreiro."Pesa más la alegría de haber compartido con vosotros estos años que la amargura de no poder terminar la cosecha", dijo entonces entre lágrimas a sus compañeros de partido. Rajoy asumió la presidencia del PP en 2003, por designación de José María Aznar, y desde entonces perdió dos elecciones generales (2004 y 2008) y ganó tres (2011, 2015 y 2016), gobernando casi siete años (2011-2018).TAREK (EFE)

Un sonriente Pablo Casado, flanqueado por Teodoro García Egea, Javier Maroto, Isabel Díaz Ayuso (derecha) y otros dirigentes, el 18 de junio de 2018, cuando presentó los avales para las primarias del PP. Tras el adiós de Rajoy, el PP abrió un periodo de interinidad, pilotado por el líder saliente, que concluuyo con la celebración de un congreso extraordinario en el que se eligió al nuevo presidente El sucesor de Rajoy, contra todo pronóstico, fue Pablo Casado, la tercera vía que se impuso a las candidaturas de Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal.J.J.GUILLÉN (EFE)

Pablo Casado deposita su voto en la sede del distrito de Salamanca en Madrid para las primarias del Partido Popular, el 5 de julio de 2018. Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado se impusieron en aquellas primarias, con 21.513 votos y 19.967 votos, respectivamente, y dejaron fuera de la competición por liderar al partido a María Dolores de Cospedal (15.090 votos). Sáenz de Santamaría y Casado se disputaron el liderazgo en el XIX congreso nacional, que se celebró en Madrid los días 20 y 21 de julio.CARLOS ROSILLO

Pablo Casado recibe la felicitación de Rajoy tras ser elegido nuevo presidente del PP al imponerse a Soraya Sáenz de Santamaría en la votación de los compromisarios asistentes al XIX congreso nacional del partido. Casado obtuvo un triunfo mayor de lo esperado al lograr 1.701 (57,2%) de los 2.973 votos emitidos, 451 más que Santamaría. El hasta entonces vicesecretario de Comunicación del partido se impuso a su rival después de sumar a su candidatura a los aspirantes que no pasaron el primer corte de las primarias: María Dolores de Cospedal, José Manuel García Margallo, José Ramón García Hernández y Elio Cabanes. "No puede aspirar a liderar el partido alguien que no está orgulloso de su pasado. Yo lo estoy de José María Aznar, de Mariano Rajoy y de Manuel Fraga", dijo en su discurso ante los compromisarios, tras defender "sin complejos" políticas conservadoras sobre "la vida y la familia".CARLOS ROSILLO

El líder del PP, Pablo Casado (centro), se encuentra con algunos inmigrantes africanos recién llegados, durante su visita a un centro en Algeciras (Cádiz), en agosto de 2018.

El expresidente del Gobierno José María Aznar, escoltado por Pablo Casado (izquierda), Teodoro García Egea y Dolors Montserrat, a su llegada a la comisión de investigación sobre la financiación irregular del PP, en el Congreso de los Diputados, en septiembre de 2018. Aznar, que dijo de Casado cuando fue elegido presidente del partido que era “un líder como un castillo”, fue distanciándose poco a poco de él. Su falta de sintonía se hizo evidente en la pasada campaña de las elecciones de Castilla y León, días antes de que estallara el escándalo que ha terminado con su liderazgo: “Muchas personas”, declaró el expresidente en un mitin, “se agarran a populismos falsos porque no tienen un referente fuerte en el que confiar”.JAIME VILLANUEVA

Casado (en el centro), durante la presentación de los candidatos del PP de Madrid, a la alcaldía de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida, y la candidata a la presidencia de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, en enero de 2019. La elección de Ayuso para defender las siglas del partido conservador en la comunidad fue una apuesta personal de Casado. Como recordó su mano derecha, Teodoro García Egea, ya exsecretario general del PP, cuando estalló el escándalo de espionaje a la presidenta madrileña, Génova apostó por Ayuso "cuando no era nadie".JAIME VILLANUEVA

El rechazo a Pedro Sánchez juntó por primera vez en una foto a los líderes del PP, Ciudadanos y Vox el domingo 10 de febrero de 2019 en la madrileña plaza de Colón, bajo el lema Una España Unida. Esa instantánea de los dirigentes de PP, Cs y Vox, aliados para protestar contra la figura del relator en Cataluña, se convirtió en una de las imágenes políticas del 2019 y sirvió al PSOE para enfocar su campaña electoral ese año en derrotar a “las tres derechas”. De izquierda a derecha, Rocío Monasterio (Vox), Santiago Abascal (Vox), Cristiano Brown (UPyD), Pablo Casado (PP), Carmen Moriyón (Foro Asturias), Yolanda Ibáñez (UPD), Begoña Villacís (Cs), Albert Rivera (Cs) e Ignacio Aguado (Cs). En segunda fila, entre Monasterio y Abascal, Javier Ortega Smith (Vox), y entre Brown y Casado, Javier Maroto (PP).CARLOS ROSILLO

El presidente del PP presenta a Cayetana Álvarez de Toledo como cabeza de la lista en Barcelona, el 20 de marzo de 2019. La que fuera portavoz del PP en el Congreso ha acabado siendo uno de sus principales adversarios en el partido, sobre todo tras la publicación reciente de su libro Políticamente indeseable, en el que Álvarez de Toledo retrata a su examigo, del que ha exigido estos días su dimisión, como “camaleón sentimental”, “bienqueda” y “veleta”. Y se lamenta de que le pueda tanto “el miedo” como la obsesión “por agradar” a todo el mundo todo el tiempo.GTRESONLINE

Pablo Casado comparece en la sede de Génova tras conocerse los malos resultados de las elecciones legislativas del 28-A. El PP obtiene el peor resultado de la historia del partido. Junto a él, Teodoro García Egea (izquierda), secretario general, y Adolfo Suárez Illana, el 28 de abril de 2019. “Ha sido muy mal resultado”, admitió ese domingo el líder del PP, estrellado en su debut. El partido pasó de 137 a 66 escaños; de 7,9 a 4,3 millones de votos. El sector crítico ya le señaló entonces: creían que la “debacle” obedecía a la “derechización” del partido y a sus fichajes.SAMUEL SANCHEZ

De izquierda a derecha, Teodoro García Egea, Pablo Casado, José Luis Martínez-Almeida e Isabel Díaz-Ayuso observan la vara de mando en el pleno de constitución del Ayuntamiento de la capital, en el que Martínez-Almeida resultó elegido alcalde, en junio de 2019. Almeida presentó el martes pasado la dimisión como portavoz nacional del partido sin apoyar en público a Casado y a Egea, en el peor momento de sus carreras. Almeida dijo que este era el momento perfecto para dar un paso al lado y “dedicarse en exclusiva” a sus responsabilidades como alcalde de Madrid, tal y como le pedían en su equipo desde la vuelta del verano.ÓSCAR DEL POZO (AFP)

Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, junto a Ana Pastor y Pablo Casado, cocinan un caldero en un acto electoral en Lalín (Pontevedra), en noviembre de 2019. El propio presidente gallego confirmó el lunes en un acto público en Galicia que el domingo mantuvo una conversación telefónica con el líder nacional del partido. “Él [Casado] sabe lo que pienso y le corresponde tomar esa última decisión. Es el presidente del partido y le corresponde asumir su responsabilidad”, dijo esta semana el dirigente gallego, el gran referente electoral del partido tras haber ganado en Galicia cuatro elecciones consecutivas y con mayoría absoluta. Feijóo se perfila como el nuevo líder de consenso en la etapa que se abre ahora en el PP y que culminará con un congreso extraordinario. Todas las quinielas apuntan a que Feijóo será el nuevo presidente, sin que por el momento se sepa si contará con rivales que le disputen el liderazgo del principal partido de la derecha española.ÓSCAR CORRAL

De izquierda a derecha, Pablo Casado (PP); Pedro Sánchez (PSOE); Santiago Abascal (Vox); Pablo Iglesias (Unidas Podemos), y Albert Rivera (Ciudadanos), durante el único debate electoral entre los cabeza de lista de las elecciones legislativas del 10-N de 20019, celebrado en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo de Madrid, el 4 de noviembre de ese año. La repetición electoral estaba pensada para desbloquear la política española, pero solo sirvió para atascarla aún más. Las cuartas elecciones en cuatro años fueron un fiasco sobre todo para la izquierda, que podía haberlas evitado, porque lejos de reforzar la mayoría que gobernó desde la moción de censura de 2018, impulsó al PP —que pasó de 66 escaños a 88— y permitió la explosión de la extrema derecha: Vox creció de 24 a 52 representantes.ULY MARTÍN

El líder del PP, Pablo Casado, en una imagen de la formación conservadora.

Isabel Díaz Ayuso, celebra la victoria del PP, junto a Pablo Casado, en las elecciones autonómicas del 4 de mayo, ante una multitud congregada en la calle Génova de Madrid, el 4 de mayo de 2021. Isabel Díaz Ayuso, una absoluta desconocida sin gran recorrido hace solo dos años, se consolidó como un auténtico fenómeno político en aquellas elecciones. La presidenta madrileña y candidata del PP fue la gran vencedora: logró más escaños que los tres partidos de izquierda juntos, lo que le permite gobernar con comodidad y sin necesitar a Vox para cada ley. El bloque de la derecha se reforzó con claridad y sacó 78 escaños (65 del PP y 13 de Vox) frente a los 58 de la izquierda (24 de Más Madrid, 24 del PSOE y 10 de Podemos).SAMUEL SÁNCHEZ

Pablo Casado, en el acto de clausura de la convención nacional del PP, en la plaza de toros de Valencia, el 2 de octubre de 2021. El líder del partido consumó su giro a la derecha en el cónclave valenciano, que cerró con un discurso de inspiración recentralizadora, con dos administraciones en el punto de mira: la catalana y la vasca. Casado avisó de que si llegaba al poder, recuperaría la competencia en prisiones de ambas comunidades, aprobaría una ley audiovisual para intervenir TV3 y pondría en marcha un “plan de refuerzo legal e institucional para garantizar la unidad nacional”.MÓNICA TORRES

El presidente del PP, Pablo Casado, a su llegada a la sede de la cadena Cope en Madrid, donde concedió una entrevista poco después de que estallara la crisis con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Casado acusó a la presidenta, como poco, de una conducta “no ejemplar”. Y apuntó a que la adjudicación del Gobierno de Madrid por importe de 1,5 millones de euros en lo peor de la pandemia a una empresa de un amigo de su hermano pudo suponer, además, un delito de tráfico de influencias. Días después, en un intento de salvar su propio liderazgo, a instancias de Feijóo, que le reclamó buscar un pacto político con Ayuso para zanjar la guerra interna, Casado citó a una reunión a la presidenta para tratar de buscar un acuerdo. Génova informó un día después de que el líder del PP daba "por buenas las explicaciones de Ayuso" después de que ella le enseñara las facturas referidas a los contratos de su hermano en su despacho.ANDREA COMAS

Nadie en el PP podía imaginar que pocos días después de esta foto del cierre de campaña en las elecciones de Castilla y León se desatara la crisis más grave en la historia del partido conservador. De izquierda a derecha, Alberto Núñez Feijóo, Pablo Casado, Alfonso Fernández Mañueco e Isabel Díaz Ayuso, al término del último mitin del PP en Valladolid, el pasado 11 de febrero. El PP ganó las elecciones en Castilla y León, pero sin la mayoría suficiente para sacar adelante sus propuestas legislativas. Necesitará del apoyo de Vox, que ha disparado su representación a costa del derrumbe de Ciudadanos, y ahora el debate, que coincide con la peor crisis interna del PP, es si gobernar en coalición con la ultraderecha, como ambiciona el partido de Santiago Abascal, o intentar su apoyo puntual desde fuera del Ejecutivo. El nuevo liderazgo del PP nacional condicionará probablemente la estrategia a seguir en Castilla y León.NACHO GALLEGO (EFE)

Pablo Casado abandona el 23 de febrero el hemiciclo del Congreso tras su última sesión de control al Gobierno. No estuvo más de nueve minutos. Leyó un discurso de despedida que pretendía ser también una declaración de principios, escuchó la respuesta del presidente del Gobierno y, nada más acabar, se levantó y enfiló rápidamente la salida con aire digno y apesadumbrado. Solo tres fieles lo acompañaron. Para el resto, todos los que se quedaron pegados a sus escaños, la vida sigue, a la espera de un nuevo jefe.BRUNO THEVENIN