
Tormentas de arena, burros y tabaco de mascar
A finales de mayo, Médicos Sin Fronteras cerró su proyecto de Tawila, después de 13 años ofreciendo atención sanitaria en uno de los puntos calientes del conflicto de Darfur, en Sudán. Recorremos Tawila a través de un ensayo inédito del fotógrafo Juan Carlos Tomasi

Darfur es una región solo algo más pequeña que España en extensión, situada en el oeste de Sudán. Desde que en 2003 comenzara el conflicto entre el Gobierno sudanés y los grupos rebeldes, decenas de miles de personas han perdido la vida y millones se han visto desplazadas. Acnur calcula que todavía hoy hay 1,6 millones de personas fuera de sus hogares.
La foto muestra una imagen aérea de una zona montañosa del estado de Darfur del Norte. Sudán es fundamentalmente llano y desértico, pero en esta región se encuentran algunas de las cotas más altas del país.
Juan Carlos Tomasi
Tawila fue uno de los muchos puntos críticos del conflicto en Darfur. Cuando fue atacada y saqueada por una milicia del Gobierno en 2003, la mayoría de sus habitantes huyeron a El Fasher, la capital del estado de Darfur del Norte. Mientras la localidad permanecía vacía, en sus alrededores comenzaron a levantarse campamentos con decenas de miles de desplazados internos que escapaban de otras zonas del conflicto, incluidos los bastiones de Jebel Marra y Jebel Si.
La foto muestra una imagen aérea de Tawila, en la que aún pueden verse casas abandonadas y con marcas de los combates.
Juan Carlos Tomasi
"Cuando comenzamos el proyecto en Tawila, la mayoría de nuestros trabajadores también eran desplazados internos. Sus experiencias eran aún muy recientes. Lo habían perdido todo en ataques perpetrados por diferentes milicias. No había nada que recuperar, por lo que no querían regresar a casa a cualquier precio", explica Mohammed Elmutwakil, que trabajó como médico en la zona entre 2007 y 2008.
"Muchas personas han huido varias veces, han perdido familiares y ni siquiera han podido enterrar a sus seres queridos. Algunos no pudieron llevar consigo a todos sus hijos mientras huían de los ataques", dice Gibreel, miembro del equipo de MSF que lanzó la primera evaluación en la zona para establecer un proyecto estable.
En la imagen, una niña espera a ser atendida en una consulta médica en el hospital.
Juan Carlos Tomasi
MSF renovó y amplió las instalaciones del hospital en Tawila. Con este como base, los equipos también llevaron clínicas móviles en áreas cercanas y lanzaron frecuentemente respuestas de emergencia. Los equipos hicieron frente a brotes de enfermedades como el cólera, la malaria, el sarampión, el dengue y la tos ferina; abordaron crisis nutricionales y trataron a heridos por enfrentamientos.
En la imagen, varias madres esperan que sus hijos sean pesados y medidos en el hospital.
Juan Carlos Tomasi
Tawila tenía un mercado con mucho trajín y era muy próspera antes de 2003. La gente cultivaba verduras y cereales, como sorgo, y un preciado tabaco de mascar local, llamado tombac, hecho a base de hojas secas. El tombac ha sido tradicionalmente una fuente importante de ingresos pues se consume bastante en otras partes de Sudán.
El conflicto condujo al colapso del sistema de salud y la mayoría del resto de servicios en la zona. Todas las organizaciones humanitarias se retiraron debido a la inseguridad.
En los últimos años, algunos progresos en las negociaciones de paz han conducido a una mejora significativa en el acceso y la movilidad, así como a un mayor comercio y presencia de organizaciones humanitarias. También se ven algunos trabajos de reconstrucción en la localidad. En la imagen, unos hombres preparan sacos de tombac.
Juan Carlos Tomasi

Tawila se encuentra en un valle; es una zona de tierras de cultivo a medio camino de tribus de pastores nómadas. Está atravesada por un río que engorda durante la temporada de lluvias entre junio y octubre.
Las lluvias suavizan temperaturas que pueden superar fácilmente los 40 grados centígrados en los meses anteriores. Intensas tormentas de arena como la de la imagen, llamadas habub, hacen que las pestañas se vuelvan blancas.
Juan Carlos Tomasi
Alrededor de 54.000 personas viven hoy en Tawila. La mayoría se encuentra en cinco campos de acogida, incluido el localmente famoso Ruanda, nombrado en referencia a las tropas ruandesas de las Naciones Unidas y la Misión de la Unión Africana (UNAMID) encargadas de patrullar el lugar. Los campamentos se han formado, expandido y transformado en diferentes momentos a medida que nuevos grupos de personas desplazadas llegaban después de erupciones de violencia. Por ejemplo, 55.000 personas llegaron en 2012 y otras 36.000 en 2016, aunque también hubo llegadas significativas en otros momentos como en 2010 y 2014.
En la imagen se puede observar un pequeño asentamiento de desplazados de nueva creación.
Juan Carlos Tomasi

Trabajar en Tawila no ha sido fácil. Durante 13 años allí, los equipos de MSF sufrieron 14 incidentes de seguridad perpetrados por grupos armados, como bandidos o elementos de las diversas facciones en conflicto.
Moverse fuera de la localidad también resultaba complicado. Tawila está a solo 35 kilómetros de El Fasher, adonde se deriva a la mayoría de los pacientes críticos y de donde se consiguen suministros esenciales. Sin embargo, durante años no hubo vuelos en helicóptero entre Tawila y El Fasher, así que los equipos tuvieron que hacer por seguridad largos desvíos por polvorientos caminos plagados de baches. Un vuelo corto se convertía así en un viaje de hasta siete horas.
En la imagen, varias mujeres que cargan con sus hijos recogen agua en un punto de un campo de desplazados.
Juan Carlos Tomasi
En 2017, unos meses después de la última afluencia de desplazados, hubo una importante crisis nutricional. En cuestión de días, todos los departamentos del hospital de Tawila se convirtieron en salas para tratar a niños desnutridos. Había hasta 60 en cada sala. Algunos eran poco más que piel y huesos, pero en apenas dos semanas, muchos ya mejoraban.
En la imagen, un trabajador de MSF examina la condición de un niño admitido en el hospital.
Juan Carlos Tomasi
Más allá de las emergencias, cada día muchas mujeres acudían al hospital con complicaciones en su embarazo o tras el parto, o con niños que sufrían diarrea y enfermedades infecciosas. Otros pacientes venían en busca de apoyo psicosocial. Desde 2012, MSF ha llevado a cabo más de medio millón de consultas médicas, ha tratado a casi 18.000 niños con desnutrición severa y ha ayudado a mujeres a dar a luz a 3.000 bebés en el hospital.
En la imagen, varias mujeres esperan fuera de la instalación médica.
Juan Carlos Tomasi
A finales de mayo, MSF terminó el traspaso al Ministerio de Sanidad de sus actividades médicas en Tawila, como parte de un largo proceso acordado con las autoridades. MSF había estado reduciendo gradualmente las actividades en los últimos meses.
En la imagen, varias mujeres esperan a ser atendidas en una clínica móvil en las afueras de Tawila.
Juan Carlos Tomasi
En los últimos años, más allá de Tawila, MSF ha estado presente en otras zonas del estado de Darfur del Norte, llevando a cabo proyectos en diferentes momentos en varios lugares. El Fasher también fue la base de un equipo de respuesta a emergencias que lanzó intervenciones en todo el estado.
En la imagen, camellos, burros y cabras beben agua en un oasis cerca de una de estas zonas de Darfur del Norte, Dar Zaghawa, próxima a la frontera con Chad.
Juan Carlos Tomasi