Estos colosales espacios, entre lo sagrado y lo profano, entre la modernidad y el clasicismo, albergan no solo personas, objetos, sonidos, obras de arte. A caballo entre París y Moscú, la inspiración, las musas, las influencias y el peso de la historia cabalgan juntos…
Espacio diáfano en la Cité de Refuge de París, una de las obras mayores de Le Corbusier.Candida HöferBlancura contemporánea en las escaleras y en los espacios expositivos del Museo Multimedia de Moscú.Candida HöferTeatro Bolshói de Moscú.Candida HöferImpresionante rincón del edificio de la Monnaie de París, la Fábrica Nacional de Moneda de Francia, del siglo XVIII.Candida HöferEl inconfundible estilo Corbusier en una estancia de la Cité de Refuge de París, la Ciudad del Ejército de Salvación (1933).Candida HöferEscalera en la Villa Savoye (1929), obra de Le Corbusier, en Poissy (Francia).Auditorios, residencias, villas, museos, salas de concierto, edificios sociales, fábricas de moneda y timbre, templos de la danza… todos ellos son receptáculos idóneos al servicio del proyecto descomunal de la fotógrafa alemana Candida Höfer (Eberswalde, 1944). En su mente y en el objetivo de su cámara, una obsesión: captar la esencia de espacios de conocimiento, poder, congregación o belleza. La exposición individual About Structures and Colors, actualmente y hasta el 8 de febrero en la galería Helga de Alvear de Madrid (calle del Doctor Fourquet, 12) presenta una serie de fotografías de gran formato de interiores, en su mayoría en espacios públicos o semipúblicos, entre Moscú y París. No hay persona alguna. La ausencia de la figura humana persigue lo que es el reto último de la autora: otorgar un protagonismo exclusivo a la arquitectura, el espacio, el continente. Durante tres décadas, Höfer ha producido gran cantidad de imágenes en el interior de todos estos edificios antiguos y modernos en los momentos en los que ya ha cesado toda actividad y están vacíos. La fotógrafa utilizó cámaras de gran formato y adoptó de manera consciente una estética fría. El objetivo: alcanzar una mirada lo más neutra posible para centrar su interés en el vacío y la pureza de formas. La carga histórica de estos espacios estalla en todo su esplendor, sin trucos ni retoques. Resultado: la cultura queda atrapada. En el espacio y en el tiempo.Candida Höfer