Ha habido más estudiosos dedicados a rastrear la vida de Blind Blake (se cree que nació en Florida en 1890, y se cree que murió en Milwaukee en 1933) que a desvelar si es posible la vida humana en Marte. Misterioso e influyente a partes iguales, la mayor certeza de este hombre es que su técnica a la guitarra es todavía estudiada en las escuelas de música. Especialista en esa endemoniadamente complicada técnica del 'fingerpicking': tocar al mismo tiempo y con diferentes dedos el ritmo y la melodía. Sus casi 100 composiciones están ahí, para formar a músicos de todo el mundo. A partir de ahí, todo son especulaciones: ¿se llamaba realmente Blind Blake? ¿era ciego? ¿nació en Florida o Milwaukee? ¿en qué año? ¿Su muerte? Se sabe que fue prematura. Algunos dicen que por un accidente de tráfico, otros que por una enfermedad pulmonar. Todos siguen investigando… En la imagen, Blind Blake posa con su guitarra en 1927.Getty “He sido pobre y he sido rica, pero prefiero lo segundo”. Efectivamente, la vida de Bessie Smith (Tennessee, 1894- Misisipi, 1937) fue un tobogán continuo que acabó en la parte más baja. Bessie fue la primera gran estrella del blues. Su talento, su voz inigualable y su ímpetu la llevaron a vender miles de discos en los años 20. Hacía giras constantemente, era la que más cobraba, era responsable de hasta 40 personas que trabajaban para ella y viajaba en su propio vagón de tren, acondicionado con camas confortables y alcohol siempre disponible. Fue el equivalente a una estrella del rock actual. Amante de los vicios y voraz es su bisexualidad, vivió siempre en el exceso. Con la Gran Depresión llegó su declive. Los años 30 fueron muy diferentes para ella. No había tanto dinero y sus numerosos desengaños amorosos la fueron hundiendo. Acabó sus días en un accidente de coche en 1937 en un episodio del que todavía se sigue especulando. Unos dicen que murió desangrada porque rechazaron atenderla en varios hospitales de blancos; otros señalan que acudió a un hospital de negros (así eran las cosas en la época), pero sus heridas eran irreversibles. Sea como fuere, Bessie Smith influyó al rock de los setenta (Janis Joplin la idolatraba) y al blues por siempre.Getty Uno de los grandes misterios del blues: ¿cómo murió el pionero Blind Lemon Jefferson (Texas, 1893- Illinois, 1929)? Los estudiosos arrojan varias teorías: envenenado por un marido celoso después de descubrir que Jefferson tenía una relación con su esposa; de un mordisco de un perro con la rabia; de un ataque al corazón… La teoría con más fundamento es la más trágica. Un gélido diciembre de 1929, salió de ofrecer un concierto, se perdió por las gélidas calles de Michigan y falleció congelado. Tenía 36 años, era ciego y su estilo de canto robusto y letras poéticas influyeron sobremanera a los Beatles y a Bob Dylan, que versionaron algunas de sus piezas. En la imagen, Blind Lemon Jefferson en 1928.Cordon He aquí un hombre, Bukka White (Misisipi, 1906-Tennessee, 1977), que en dos ocasiones estuvo en un oscuro agujero muy distanciado de la música y en ambas fue rescatado por entusiastas arqueólogos musicales. En la primera le vemos (condenado por disparar a una persona) en una sombría celda de la cárcel de Parchman Farm, la durísima penitenciaría de Misisipi. Hablamos de ser un presidiario negro en los años cuarenta en la racista Estados Unidos. Los reclusos trabajaban en unas condiciones insoportables desde que se ponía el sol y hasta que llegaba la noche. Hasta allí llegó el musicólogo Alan Lomax (impagable su labor) para grabarle unas canciones. Cuando salió de la cárcel, White, grande del blues del delta, registró una colección de piezas estremecedoras sobre su experiencia carcelaria. Pero volvió a desaparecer. Fue llamado a filas para participar en la II Guerra Mundial y cuando regresó a Memphis acabó trabajando de chatarrero. Eras los sesenta y sus canciones eran reivindicadas por figuras como Bob Dylan o los Rolling Stones. Dos aficionados al folk fueron a su encuentro y le contaron la pasión que por su música tenían músicos blancos. Le convencieron para que volviera a cantar. Vivió unos años de giras con cierto éxito e incluso ayudó a componer a su primo, B.B.King. Falleció en 1977, con 71 años, víctima de un cáncer. En la imagen, Bukka White en el Folk Blues Festival en 1967.GettyEsta foto que acompaña el texto es la única que se conserva de Charley Patton (Misisipí, 1891-Misisipí, 1934) . Incluso hay dudas sobre su raza: una mezcla de negro, indio y blanco. Lo que nadie duda es que es, junto con Robert Johnson, el músico más influyente del blues. Bob Dylan compuso 'High water (for Charley Patton)' y Jack White ha dicho: “Si un músico escucha a Patton y no siente nada yo no diría que es un músico”. Se casó ocho veces, bebía desde por la mañana, consumía cocaína, se metía en peleas... En definitiva, vivía sin freno, y ello le proporcionaba excelentes historias para sus letras. Cantaba áspero y con rabia. Y acompañaba sus conciertos con espectaculares números, como tocar la guitarra con los dientes o lanzarla al aire y al recogerla acertar la nota. Jimi Hendrix luego puliría estos trucos. Falleció de un ataque al corazón con 43 años. Se fue muy joven, pero sus biógrafos afirman que los aprovechó muy bien.GettySi no hubiera sido un absoluto desastre, Jimmy Reed (Misisipí, 1925-California, 1976) podría haber llegado a ser tan transcendental como, por ejemplo, Chuck Berry. Pero su carácter disfuncional le dejó en la cuneta. Lo tuvo a su alcance: fue de los pocos músicos de blues que tuvo canciones en la parte de arriba de la lista de éxitos. Su sonido arrastrado y 'boogie' atrapó a jóvenes como los Rolling Stones o Neil Young. Pero su alcoholismo galopante le arruinó. Algunos todavía recuerdan sus últimas giras europeas, donde un público apasionado acudió a verlo y se encontró a un hombre consumido por la bebida que no recordaba las letras. Murió a los 51 años por un fallo respiratorio.Violento, alcohólico, macarra y jugador empedernido. Y genial armonicista. Seguramente el mejor armónica de blues de todos los tiempos. El Chico Malo del Blues, como apodaron a Little Walter (Lousiana, 1930-Chicago, 1968) , fue el primer músico que triunfó con el pequeño instrumento de viento como principal argumento. Comenzó en los años cincuenta integrado en la banda de Muddy Waters, hasta que Leonard Chess, el jefe de la compañía de Chicago Chess Records, descubrió su talento y le lanzó en solitario. “Sus canciones eran increíbles, algunas de ellas eran hip hop mucho antes de que naciera el hip hop”, llegó a decir Chuck D, de Public Enemy. Su alcoholismo derivó en un mal carácter. Cada noche que salía era el centro de una pelea. Encajó mal el bajón del blues negro en los sesenta, cuando solo se escuchaba a los Beatles y a los Rolling Stones. “Se comportaba como un 'cowboy' sin control”, escribe Mike Rowe en su libro 'Chicago Blues'. Murió en la cama, en la casa que compartía con su novia, después de una noche de peleas, producto de las heridas y de la ingesta de alcohol. Tenía 37 años, pero físicamente aparentaba 60. En la imagen, Little Walter posa con su armónica en 1955.GettyJunto con Bessie Smith (no eran familiares a pesar de compartir apellido), Mamie Smith (Cincinnati, 1883-Nueva York, 1946) es la gran dama de los primeros años del blues. De hecho, a Smith se le atribuye el primer gran éxito del blues. Se trata de una canción llamada ‘Crazy blues’ que se editó en 1920 y que se vendió por miles en discos de pizarra, uno de los primeros formatos sonoros. La repercusión de este tema abrió el mercado discográfico para el blues. Mamie protagonizó películas, tuvo una agitada vida amorosa seguida al detalle en las entonces llamadas “crónicas de sociedad” y acabó en una vorágine de drogas y alcohol que la condujo a la muerte con 63 años y entre penurias económicas. En la imagen, Mamie Smith y su grupo, los Jazz Hounds, en 1922. El hombre más influyente del blues murió a los 27 años sin un centavo, con absoluto desconocimiento de su influencia y con una enfurecida legión de maridos celosos alegrándose de su deceso. Así era Robert Johnson (Misisipí, 1911- Misisipí, 1938). Una de las tres causas que se barajan sobre su muerte es que fue asesinado por un hombre despechado después enterarse de que Johnson se había acostado con su mujer. Habría acabado con él a base de ponerle veneno en el whisky. Las otras dos hipótesis sobre su fallecimiento con la sífilis y una neumonía. Johnson solo grabó 29 canciones, la mayoría composiciones suyas, que son hoy la biblia del blues moderno. Los Rolling Stones, Eric Clapton, Muddy Waters, Led Zeppelin o gente más actual como Jack White o The Black Keys le idolatran. Su personal forma de tocar la guitarra y sus letras asombrosamente literarias se estudian en las escuelas de música. Luego está, claro, esa absurda historia de que vendió su alma al diablo en un cruce de caminos para ser el mejor guitarrista del mundo. No, la vida de Johnson ya es lo suficientemente jugosa con la verdad. En la imagen, una de las pocas fotografías que se conservan de Robert Johnson.Un hombre en perpetua lucha con sus demonios. Para Son House (Mississippi, 1902- Michigan, 1988) no existía la zona intermedia: o entregaba su vida al señor dentro de la iglesia, o se echaba en los brazos del demonio y su vida salvaje regada de alcohol. Su música transmite ese escalofrío interno. Son House asesinó a un tipo en un bar, se dice que en defensa propia. Estuvo en la cárcel. Cuando salió se alejó de todo, refugiado en trabajos físicos y siempre pegado a una botella. Se casó cinco veces, predicó la palabra del señor… y cantó blues del Delta como pocos, influyendo a músicos de todas las generaciones, como Muddy Waters, Eric Clapton, Led Zeppelin o White Stripes. Y tuvo el premio de una segunda vida. Mientras estaba en uno de sus largos retiros, músicos jóvenes seguidores suyos le buscaron y convencieron para que volviese a cantar. Lo hizo, en los años sesenta, cosechando grandes éxitos en festivales como el de Newport (Rhode Island) o en Europa, en el Festival de Montreux (Suiza). Preso de nuevo de sus contradicciones, se retiró a mediados de los setenta. Y murió a una edad bastante avanzada (86 años) teniendo en cuenta su vida al límite. En la imagen, Son House en 1969.Getty