Los jóvenes de la era Putin


Toda una generación ha crecido bajo el mandato del actual presidente ruso. Tanto es así que se les conoce como “los niños de Putin”. Durante los últimos tres veranos, el fotógrafo Yuri Kozyrev ha retratado a esos jóvenes para hacer una radiografía de un estrato social sobre el que el Kremlin ha puesto el foco: en marzo próximo, Vladímir Putin debe renovar mandato y esa generación ya vota.
LOS JÓVENES de 18 años que el próximo marzo votarán por primera vez en las elecciones presidenciales de Rusia no han conocido en su vida otro jefe de Estado que no fuera Vladímir Putin. Este líder, de 65 años, llegó a la cumbre del poder en el año 2000 y mantiene las riendas desde entonces. Los adolescentes son el grupo social más cultivado y también el más temido por parte del Kremlin, que en los últimos años ha lanzado iniciativas para intentar canalizar la energía juvenil en apoyo de un proyecto de Estado continuista, que entronca con el pasado imperial y soviético. Una de estas iniciativas es Yunarmia (ejército juvenil), una organización creada por el Ministerio de Defensa de Rusia con el fin de despertar el interés de los jóvenes por la geografía y la historia de su país y ofrecerles campamentos de verano y actividades, entre ellas las de velar por la conservación de diversos monumentos patrios. Yunarmia se ha presentado como una especie de paraguas donde caben otras instituciones juveniles destinadas a cultivar el “patriotismo”, la vida sana, el espíritu militar y el servicio al Estado. Al servicio de Yunarmia se ha puesto la amplia infraestructura del DOSAAF (asociación voluntaria soviética para ayudar al Ejército, la aviación y la flota), movimiento patriótico juvenil cuyo origen se remonta a la Rusia soviética en los años veinte. Para el tradicional baile de fin de curso, la pasada primavera, el Ministerio de Defensa de Rusia abrió a Yunarmia las puertas del polígono de entrenamiento militar Patriot, en las afueras de Moscú, y allí acudieron, ellos con americana y corbata, y ellas con trajes largos. En la pertenencia a instituciones afines al poder, muchos chicos y chicas ven oportunidades de relacionarse y hacer carrera. Otros más críticos salen a manifestarse por el cambio, porque quieren ver caras nuevas en la cumbre del poder.
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