Fuego amigo

Nos informamos solo a través de la prensa que creemos que piensa como nosotros. En nuestras redes sociales, todos los que hablan son personas, medios o entidades afines. Si nos llega un retuit de algún humano que podría disentir con nuestra cosmovisión es con el fin de insultarlo, o reírnos de él. Por ejemplo, esta mañana me he despertado con una jocosa noticia sobre una foto de Mariah Carey en un gimnasio, con medias de rejilla y tacones. Todos en mi timeline nos hemos reído mucho de ella porque ninguno seguimos su carrera discográfica, ni su Instagram, solo sus excentricidades. Sus fans, que sí la siguen, se han enfadado. Y en el fondo tienen algo de razón: esa foto era para ellos, no para los demás. Todo es tan concreto, y todo está tan destinado a un segmento tan cerrado de la población, que a la que se amplía un poco el abanico de receptores y opinadores todo apesta.

Además, nuestros amigos cada día son más guapos y más talentosos. Tanto, que si estamos en un medio no podemos evitar darles cancha. Si somos de los que hacen cosas, no de los que solo escriben sobre ellas, cuando necesitamos que alguien cuente nuestras hazañas, quién mejor que nuestro amigo, que es brillante juntando letras. Así, cuando la semana que viene lean esta columna y vean que trata sobre un tipo que diseña cosas fabulosas, no terminen de leerlo, no es para ustedes. Es solo para él, que es colega y, además, monta unas fiestas fabulosas. Espero que le guste lo que comentaré de su trabajo y me invite al próximo evento. Así podremos decirnos en persona lo buenos que somos en lo nuestro.