Un proyecto de la AECID contribuye a luchar contra la inseguridad alimentaria llevando el pescado en condiciones seguras hasta la población más vulnerable del interior de Mauritania. Estos hombres son los encargados de llevar el género para que pueda llegar a 216.000 personas a la semana, como calcula la Sociedad Nacional de Distribución de Pescado del país
Con sus gafas de sol, Abdoulaye Mamadou parece un rapero. El día de la descarga, este empleado de la SDNP de 42 años y padre de cuatro hijos, se levanta cuando aún no ha salido el sol y se dirige hacia la cámara frigorífica donde aguarda el camión desde las tres de la madrugada. Los jureles congelados que pasan por sus manos proceden de las flotas pesqueras y los barcos con licencia libre que faenan en aguas mauritanas y que los ceden al Gobierno para su distribución, a bajo precio, por todo el país.Gabriel PecotCheikh se pone las botas blancas y los guantes celestes con parsimonia. Aunque en el interior de la cámara frigorífica la temperatura está muy por debajo de cero, pronto empieza a sudar. Es uno de los encargados de que, cada semana, el pescado que trae el camión de 40 toneladas procedente de Nuadibú se almacene de forma segura para su posterior reparto entre las 53 pescaderías de la ciudad. Tiene 42 años y tres hijos.Gabriel Pecotntre los porteadores de la SNDP, Ebbi es uno de los mayores. El trabajo es duro y le obliga a levantarse a las cinco de la mañana para llegar una hora después a la cámara frigorífica, aunque le ha permitido tener un ingreso estable. Pero hay algo más. Este mauritano de 57 años y padre de cuatro hijos siente que forma parte de un proyecto que está permitiendo a muchas familias humildes acceder a una mejor alimentación. Y eso le gusta.Gabriel Pecot