En el año 2002 estaba trabajando en Irak; como todos mis colegas y amigos iraquíes, pasé meses pegado a la televisión intentando discernir lo que iba a ocurrir. En cierto momento, se hizo evidente que tarde o temprano la guerra iba a estallar. Recuerdo que me sorprendía ver a la gente intentar continuar con su vida normal. Los iraquíes empezaron a acumular provisiones en sus casas: agua, harina, azúcar, combustible... Sin embargo, todavía era posible verles trabajando, paseando por las calles, comiendo fuera. ¿Qué otra cosa puede hacer uno cuando no se tiene elección? Son esas mismas constantes que se repiten en Sudán, Indonesia, Afganistán o Kenia y que he intentado documentar con mi cámara. Espero que esta selección de imágenes que comparto a diario en mi Twitter @diegofgphoto hagan honor a la dignidad y a la hospitalidad de sus gentes.
Bagdad, 2002, Irak. Es difícil describir mis vivencias en este país entre los años 2002 y 2004 como fascinantes sin temer faltar al respeto a un pueblo que lleva sufriendo lo indecible durante décadas. Para alguien que ha crecido en un país democrático y en paz, observar la capacidad de adaptación y resistencia de los iraquíes a unas circunstancias y perspectivas tan difíciles no puede sino causar admiración. Esta imagen la tomé en uno de los muchos cafés de Bagdad pocos meses antes de que estallara la guerra en 2003.
2006, Darfur, Sudán. Existe una vida paralela al conflicto; algo que normalmente no se ve en las noticias: niños jugando, hombres reuniéndose a charlar, e incluso mujeres expresando su feminidad. En definitiva, la belleza de la vida que continúa a pesar de la violencia. Este es el lado humano de ese otro mundo que a veces nos puede parecer tan lejano, pero que en realidad no lo es tanto.2005, Darfur, Sudán. Una de las cosas que más me sorprendió a mi regreso a Bagdad en mayo de 2003 fue ver que las antenas parabólicas, prohibidas durante la época de Saddam Hussein, se vendían prácticamente en cualquier tipo comercio. En Darfur, gracias a platos construidos artesanalmente como el de la imagen, tuve la oportunidad de ver algún partido del mundial del 2006 en aldeas que, por otra parte, no disponían de electricidad ni agua corriente.2011, Mazar e Sharif, Afganistán. En un Afganistán asolado por la guerra, escenas como esta resultaban llamativas. Poco antes de ver a este anciano alimentando las palomas en la plaza de la mezquita azul de Mazar e Sharif, había estado conversando con un artesano en un comercio cercano. Me comentó con preocupación que la primavera solía marcar el inicio de los ataques de los talibán, y que esperaba que ese año no afectase a su familia o a su negocio.2005, Darfur, Sudán. La búsqueda de una solución duradera para muchos refugiados en el mundo suele llevar tiempo, a veces décadas. El campo de Kakuma se estableció en 1992, inicialmente para acoger a los refugiados sudaneses. Más tarde, se abrió a los que llegaban de otros países, hasta llegar a albergar a personas de once nacionalidades distintas. Esto hace que, poco a poco, surja una vibrante economía gestionada por los propios refugiados: restaurantes, centros de culto religioso, hoteles, talleres de reparación de bicicletas y hasta tiendas de venta de teléfonos móviles. En alguna ocasión, los jóvenes incluso me pidieron que los añadiera a sus cuentas de Facebook o Twitter…2012, Kenia. Dadaab es el otro gran campo de refugiados de Kenia. Sus primeras secciones se establecieron en 1991 para albergar a refugiados somalíes que huían de la guerra. Como en Kakuma, a lo largo de los años, también ha surgido una intensa actividad económica. Los vendedores ambulantes y los transportistas se suelen congregar alrededor de los puestos de distribución de alimentos para aprovechar el bullicio. El chico de la imagen, después de un rato pululando a nuestro alrededor, consiguió vencer su timidez para pedirme que lo fotografiara con sus productos. La gorra de medio lado formó parte de los preparativos.2012 Kenia. Una de las muchas tareas de las que se encargan las mujeres desplazadas por el conflicto en Darfur es la recogida de leña. Mucho se debate sobre el asunto: el problema de la deforestación, la competencia por los recursos locales con la población residente, los largos desplazamientos y el peligro de los asaltos y violaciones que sufrían las mujeres. Curiosamente, también es uno de los pocos momentos que ellas pueden disfrutar para reunirse y charlar.2010, Afganistán. Al igual que en Darfur, las mujeres en Afganistán, no tienen muchas oportunidades de reunirse fuera de sus casas. Las actividades del Programa Mundial de Alimentos también eran aprovechadas para conversar y disfrutar de un té al aire libre.2007, Darfur, Sudán. Una imagen llamativa para los occidentales es la de los medios de transporte sobrecargados de mercancías y personas hasta límites increíbles. Resulta difícil de comprender cómo estos vehículos pueden seguir funcionando con un mantenimiento tan pobre y con falta de repuestos. Ocurre en todos los países en desarrollo y responde a una lógica y necesidades económicas evidentes. Esta imagen se tomó en el mercado de Nyala, la capital de Darfur sur, y la ciudad más vibrante y cosmopolita de esta región de Sudán.2011, Afganistán. Esta imagen fue tomada en Nahri Shahi, un distrito en una zona montañosa en el norte de Afganistán. Me llamó la atención ver a varias personas caminando por la calle con jaulas de pájaros. Al principio pensé que se trataba de adivinos; luego me explicaron que se utilizan como forma de entretenimiento. Sus dueños compiten entre sí para ver cual canta mejor y durante más tiempo mientras que los espectadores apuestan por el ganador. Otra manifestación más de la fascinante cultura y tradiciones del país.2005, Darfur, Sudan. Un gesto tan común como abrir el grifo del agua es para muchos un lujo. Algunas comunidades se ven obligadas a desplazarse, a veces kilómetros, para poder acceder a fuentes de agua potable. Como se pude observar en esta imagen tomada en Darfur, para los niños, quizá ajenos a estas injusticias, las bombas de agua suministradas por las distintas organizaciones de ayuda humanitaria también proporcionan una oportunidad de diversión.2002, Bagdad, Iraq. Las temperaturas en Bagdad durante el verano son tan altas que es muy difícil trabajar o siquiera estar en la calle a mediodía. Antes de la guerra, muchos comercios y restaurantes solían estar abiertos sólo por la mañana y desde media tarde hasta bien entrada la noche. Esta monumental shawarma era el orgullo de los dueños del restaurante donde solíamos ir a cenar.