Los ‘hipsters’ han rescatado las barbas que han pasado de ser una muestra de desaliño y pereza a convertirse en el punto fuerte de la estética masculina. El libro hace un recorrido por la barba a lo largo de la historia: desde Egipto, donde era considerada un símbolo de autoridad; pasando por la antigua Roma, donde se imponía el afeitado; al Renacimiento, que recuperó el vello facial.Alfonso CasasEn ‘No sin mi barba’ Carles Suñé insiste en que “llevar barba no es tan sencillo como dejarse un matojo de pelo por la cara y olvidarse”. Para un barbudo actividades tan cotidianas como beber, comer y besar pueden tener su dificultad.Alfonso CasasHay muchos motivos para dejarse barba: por moda, por estética, por pereza… El ilustrador Alfonso Casas reconoce que él comenzó a dejarse barba porque lo que le tapa la cara le hace más guapo y Carles Suñé para aparentar más edad cuando comenzó a trabajar.Alfonso CasasLa estética masculina ha evolucionado desde el metrosexual con su guerra declarada al vello al ubersexual que se cuida pero sin que se note. Ahora se imponen los lumbersexuales de barbas largas y desaliñadas y con un look campestre; y los barbosexuales que han convertido su barba en el centro de su estética.Alfonso Casas