Papeles

Franco ha vuelto a aparecer en las páginas de la Real Academia de la Historia. Y es que gracias —según ella misma— a la nueva presidenta de la institución, María del Carmen Iglesias, se ha podido corregir la atrocidad de una biografía irreal, escrita por un franquista tan reconocido como Luis Suárez. De primeras hay que decir que la actual presidenta ya era gente entonces, cuando el titular de la cosa se llamaba Gonzalo Anes. No sabemos por qué la cosa ha cambiado tanto que la señora Iglesias ha decidido restaurar la verdad. Tampoco sabemos si el cambio ha requerido muchas horas de estudio a quien haya escrito que Franco sí era —qué osadía— un dictador. La pinta de todo el asunto es que la señora Iglesias ha descubierto un poco tarde que lo de reivindicar a Franco no era muy popular, sobre todo en los terrenos de las ciencias sociales.

Es mejor siempre mantenerse como lo que se era. Un buen ejemplo es el del presidente de la Generalitat, Artur Mas. Ha convocado unas elecciones plebiscitarias para el 27 de septiembre, cuando se cumple un año de su enorme insensatez. Todo un año que podía haber dedicado a gobernar su país.

Podíamos llegar a un arreglo bueno para todos haciendo que Mas e Iglesias cambiaran los papeles.

Imagínese una biografía de Franco escrita por Junqueras por encargo de Mas. El general sería calificado de centralista. En la misma línea, Iglesias jamás habría convocado unas elecciones así. Todo lo más una romería a Montserrat.

Pero estamos en época electoral. Y la gente no hace lo que debería, sino lo que piensa que va a ser mejor aceptado. Iglesias cree que ahora al PP no le gusta Franco. Y Mas cree que Junqueras desea ser fusilado junto a él en Montjuïc.