¿Seremos capaces?

Preciosa Carta de fin de año a mis hijos. Santiago Roncagliolo esboza de una manera sencilla y directa un sentimiento que debiera invadirnos: la crisis, nuestra crisis, ni es única ni eterna; otros países, en realidad todos los países, han pasado o están pasando por ella, como una travesía más que debe formar parte de nuestro bagaje. Es inútil, además de improductivo, caer en el victimismo y el pesimismo, costumbres por cierto muy hispánicas, que nos llevan a pérdidas de tiempo, insultos recíprocos del “y tu más” y eternas disputas para nada. Por supuesto, cada sociedad cae y renace, y cuando cae siempre lo es por méritos propios, pero la lección debe ser: vale, hemos tocado fondo, nos hemos equivocado, pero en la siguiente generación volveremos a elevarnos, a superarnos (hasta que la memoria colectiva borre los errores y volvamos a cometerlos). Un eterno retorno. Ahora toca subir, y, como dice Roncagliolo, “si ustedes creen que algún proyecto mejorará el mundo, defiéndanlo. Siempre hacen falta buenas ideas. Pero nunca piensen por consigna. Escuchen con atención a los demás. Analicen con frialdad lo que ocurre a su alrededor”. En efecto, hoy más que nunca, la máxima debiera ser “nunca piensen por consigna”. Creo que el siglo XXI abrirá una nueva era de personas independientes, no alineadas, capaces de criticar y proponer muy por encima de sus ideologías de base. ¿Seremos capaces de ello…?