La custodia del patrimonio

Incapaces y soberbios. Así se están mostrando los rectores de la catedral compostelana con la gestión de la pifia del Códice Calixtino. Incapaces por lo que vamos conociendo de más y más sustracciones que avalan la pachorra con la que se tomaban la vigilancia de sus tesoros. Hasta la estatua de Santiago del altar mayor podría haberse llevado el ladrón si hubiera querido. Si lo sabré yo. En la Semana Santa de 2004 las prisas de la taquillera me dejaron encerrado en la iglesia-museo de San Martín Pinario. Solo, durante dos horas, en medio de los retablos, esculturas y piezas de orfebrería. E incapaces por atreverse a insinuar que para evitar en el futuro tragos como éste lo mejor sería ocultar el libro y encerrarlo bajo siete llaves (que luego, como se ve, terminan en manos del electricista de turno). Propongo algo más digno. En uno de los espacios más solemnes de la ciudad, se está terminando de rehabilitar el nuevo Museo de las Peregrinaciones que heredará las colecciones de la antigua sede ¿Puede haber un marco más apropiado que este museo para exhibir el Códice que, además, reforzaría el contenido y sentido de las colecciones sobre un fenómeno que han hecho de Santiago lo que es?— Julio Sánchez Alonso.