Hamilton y Emagister crean el ‘FP Ranking’ para medir la excelencia en la Formación Profesional privada
La FP vive un auge histórico, pero la red pública no da abasto: la privada crece un 460 % en 10 años y se consolida como una vía esencial para atender la alta demanda de plazas


Hace tiempo que los datos lo confirman: la Formación Profesional ha dejado de ser una opción meramente secundaria para convertirse, por mérito propio, en uno de los pilares del sistema educativo español. Hoy son más de 1,1 millones los alumnos que cursan estudios de FP, una cifra que refleja hasta qué punto esta enseñanza ha ganado peso y prestigio; pero ninguna ha crecido más que la FP privada, que ha sabido aprovechar la falta de plazas en determinadas familias profesionales del sistema público.
En este contexto de transformación, Hamilton Global Intelligence y Emagister acaban de presentar el FP Ranking, una herramienta pensada para evaluar la calidad de los centros privados y concertados de FP. La intención, explican sus responsables, es ofrecer una referencia clara y contrastable para quienes buscan opciones de Formación Profesional tanto en la modalidad presencial como en la online, en un sector que no deja de crecer.
El proyecto llega tras una década de experiencia con el Ranking FSO, que desde 2015 analiza los mejores MBA online en español. Ahora, esa misma metodología se traslada al terreno de la FP, con criterios de evaluación centrados en seis grandes áreas: la calidad académica, los recursos e instalaciones, la satisfacción de los exalumnos, las prácticas en empresas, la empleabilidad y la innovación educativa. Las primeras evaluaciones se están realizando desde septiembre y el plazo de inscripción permanecerá abierto hasta el 19 de diciembre, mientras que los resultados de la edición inaugural se publicarán en febrero de 2026.
“Queremos ofrecer una herramienta que reconozca la excelencia real de los centros de FP”, explica Josep Mestres, product manager de Emagister. “Durante años, el sector ha crecido muy deprisa, pero sin mecanismos que permitan comparar la calidad con criterios objetivos. Este ranking nace precisamente para cubrir ese vacío”.
Un crecimiento sostenido y desigual
Durante la última década, la Formación Profesional ha crecido sin pausa y ha ganado un espacio que antes no tenía. Un avance que no ha sido homogéneo, ya que han sido los centros privados no concertados los que más se han visto beneficiados: si en el curso 2013-2014 contaban con unos 39.900 alumnos; en 2022-2023 superaban los 226.000, lo que representa un aumento del 467,5 %.
Este nuevo equilibrio se traduce en un reparto distinto: la red privada ha pasado de representar apenas el 6 % del total a rozar el 21 %, mientras que la pública —que aún reúne a dos tercios del alumnado, pero que antes representaba aproximadamente el 80%— pierde peso relativo. A medio camino se sitúan los centros concertados, con alrededor del 13 %. El crecimiento se concentra sobre todo en los ciclos de Grado Superior y, muy especialmente, en la modalidad a distancia, donde los privados ya superan a los públicos.
La expansión, además, no ha sido uniforme. La FP privada se ha consolidado en las familias profesionales con mayor salida laboral, aquellas donde las empresas reclaman perfiles técnicos de forma constante: Sanidad, Imagen y Sonido, Actividades Físicas y Deportivas, o Comercio y Marketing concentran buena parte del alumnado. En cambio, su presencia en áreas como Artes Gráficas, Artes y Artesanía o Vidrio y Cerámica es casi nula, mientras que las ramas industriales —Energía y Agua, Edificación y Obra Civil o Química— siguen siendo territorio casi exclusivo de los centros públicos.
Falta de plazas públicas
El crecimiento de la FP privada responde, en buena medida, a la insuficiencia de plazas en la red pública, desbordada por la demanda pese a los esfuerzos de ampliación. Entre 2020 y 2022 se crearon más de 200.000 nuevas plazas, pero no bastó. Solo en 2023, unos 80.000 alumnos se quedaron sin la plaza que buscaban; y, de ellos, más de 30.000 en Madrid y cerca de 25.000 en Barcelona. Ello explica que la FP privada y concertada se hayan convertido en una salida obligada para muchos jóvenes que se niegan a cursar otros grados que, en realidad, no les agradan. “El crecimiento de la FP privada no es solo una cuestión de mercado, sino de necesidad”, apunta Josep Mestres, product manager de Emagister.
También, por supuesto, influye el tirón de la FP online, un formato que crece a gran velocidad y que en su mayoría imparten centros privados. Aquí el avance es notable (un 3.000 % en la última década), pero plantea un reto de fondo: garantizar que la enseñanza a distancia mantenga los mismos estándares de calidad y evaluación que la presencial.
Titulación oficial y control de calidad
A pesar de su expansión, la FP privada sigue cargando con ciertos prejuicios. Persiste la idea de que sus enseñanzas son menos rigurosas o de menor valor académico; y sin embargo, todos los centros autorizados por las comunidades autónomas imparten títulos oficiales, idénticos en validez y exigencia a los de la red pública. No podría ser de otra forma: la Ley Orgánica 3/2022 de Ordenación e Integración de la FP exige que cada centro —público, concertado o privado— esté inscrito en el Registro General de Centros y cumpla los requisitos de homologación y supervisión de las autoridades educativas.
Esa ley, además, refuerza los sistemas de evaluación y garantía de calidad, inspirados en los estándares europeos. Por eso, las inspecciones revisan desde las instalaciones hasta la cualificación del profesorado y la actualización de los programas: “Los centros privados pasan los mismos controles que los públicos y deben cumplir exactamente la misma normativa”, recuerda Josep Mestres, product manager de Emagister. “La diferencia está en la flexibilidad para innovar y adaptarse más rápido a lo que piden las empresas y los estudiantes”.
Una capacidad de reacción que, apuntan los impulsores del FP Ranking, les permite moverse con mayor agilidad. Algunos centros introducen así especialidades o tecnologías emergentes incluso antes de que figuren en el catálogo oficial de títulos. Y, como ocurre también en la red pública, muchos han tejido alianzas estables con el tejido empresarial de su entorno, una cooperación que se traduce en prácticas profesionales más ajustadas a la demanda real y en una transición más fluida hacia el empleo.
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