Motivos para sentirse orgulloso invirtiendo
Además del retorno económico, existen otras razones éticas y emocionales que mueven las inversiones económicas. Los participantes en el proyecto ‘Inversión libre de mitos’, de ING, reflexionan sobre ello en este vídeo

¿Existen motivos más allá de los individuales para invertir? ¿Se puede contribuir a crear un mundo mejor a través de las inversiones? Los participantes en el proyecto Inversión libre de mitos, de ING, lo tienen claro: “Saber que, moviendo mi dinero, estoy ayudando a pequeña escala a cambiar cosas, me parece una maravilla”, celebra Lourdes Fernández (Valdepeñas, Ciudad Real, 65 años), la más veterana del grupo. En esta nueva entrega, titulada Más allá de los números, estos inversores particulares reflexionan sobre los motivos éticos y emocionales para escoger un tipo de inversión.

Invertir en
sostenibilidad
José María García (Oviedo, 43 años) considera que actualmente es más fácil invertir en sostenibilidad porque cada vez hay más fondos de inversión que tienen en cuenta estas líneas éticas en sus proyectos. Lourdes Fernández se suma a esta reflexión y asegura: “Yo ya no invierto en nada que no tenga un viso de sostenibilidad, prefiero invertir ahí aunque los márgenes [de ganancia] sean más pequeños”.

Saber dónde
va nuestro dinero
Otra buena forma de fundamentar las inversiones es apoyando a los que necesitan crecer, como apunta Feliciano Sánchez (Ciudad Real, 43 años): “Por ejemplo, a un amigo que tiene una startup que está empezando”, aclara. “Y sabes bien dónde va tu dinero, a qué proyecto, y eso me parecer fundamental, me hace sentir cómodo con mis inversiones”, añade.

Marcarse una
meta personal
Blanca Comín, directora de Banca Privada y Wealth de Amundi Iberia, explica que las inversiones son también un proyecto personal, que van asociadas a metas vitales muy importantes como “la educación de tus hijos, tener una buena casa, o una buena pensión el día que te jubiles”. Por estos motivos, es fundamental sentirse bien con la forma de invertir. “Cumplir los objetivos que te marcas y saber que estás ayudando a empresas que lo están haciendo éticamente bien, hace que puedas estar orgulloso de tus inversiones”, destaca Comín.

Formar parte de
proyectos ilusionantes
Invertir, además, permite formar parte de proyectos que empiezan y que tienen un gran potencial de crecimiento. Fernando Ramírez (Salamanca, 35 años), explica su caso: “Yo invierto en una empresa que considero que, por el propio trabajo que desarrolla, va a crecer. Por ejemplo, un proyecto de construcción de casas sostenibles que necesita un empujón inicial que se lo podemos dar entre tres o cuatro inversores”.
Como resume Francisco Quintana, director de Estrategia de Inversión de ING, si creemos que el mundo va a ser mejor dentro de 10 años, una buena forma de contribuir a ello es invirtiendo, “coger parte de nuestros ahorros y dárselo a las empresas que están haciendo que ese mundo mejore y, a cambio, vas a tener ese retorno, los dos ganáis”.