Las fundaciones son actores clave para el desarrollo humanitario
El trabajo de ACNUR sobre el terreno para ayudar a millones de personas refugiadas en distintos países africanos cuenta con una red de apoyo en la que las fundaciones corporativas, como la de CaixaBank, Telefónica, Fútbol Club Barcelona y Occident Seguros, juegan un papel fundamental

La fotografía de la población refugiada es tal y como la vemos en las crudas imágenes que muestran tan a menudo los medios de comunicación. Niños, niñas y mujeres, en su gran mayoría, caminando en busca de un lugar en el que asentarse. La mayoría de las personas refugiadas viven en países que comparten frontera con sus países de origen. Uganda, en el corazón de África, es el país del continente que más personas refugiadas acoge, con 1,8 millones de personas refugiadas y desplazadas. El 86% son mujeres, niñas y niños, y más de un tercio tiene menos de 12 años. Pero allí, quienes llegan no lo hacen solos. Cuentan con la protección y la asistencia de la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR.
África es uno de los principales epicentros mundiales de llegada de personas refugiadas y desplazadas, cuya protección recae bajo el mandato de ACNUR. Pero no solo se precisa protección. También hay necesidad de proporcionar una nueva vida a los millones de personas que han tenido que irse de sus lugares de nacimiento. Pero, ¿cómo hacer para lograr esa inclusión dentro de la población de acogida? Es ahí cuando llega el gran momento de las fundaciones que, gracias a sus aportaciones, fomentan iniciativas que facilitan una mayor integración de las personas refugiadas y desplazas en la comunidad local. Un caso modelo, siguiendo con el ejemplo de Uganda, es la función que desempeña el deporte para ayudar a esta inclusión, gracias al compromiso en este país de la Fundación FC Barcelona. En 2022, la Fundación Barça y ACNUR firmaron una alianza global para visibilizar la situación de las personas refugiadas y desplazadas en todo el mundo. Como parte del acuerdo, los primeros equipos del FC Barcelona lucen el logotipo de ACNUR/UNHCR en sus camisetas, llevando el mensaje humanitario a millones de aficionados al fútbol.

Fútbol y empatía
Juntos, la Fundación Barça y ACNUR están llevando a cabo proyectos para promover la convivencia pacífica en diferentes países del mundo, entre los que se encuentra Uganda. Lo que allí hacen, sobre todo con los niños y jóvenes, es utilizar el fútbol como herramienta para fomentar la convivencia entre todos. Mediante este programa conjunto llamado Sport for Peace, que va más allá del deporte, se promueven valores como el respeto, la humildad y el trabajo en equipo. Además, se crean espacios seguros donde niños, niñas y jóvenes pueden gestionar el estrés, mitigar los traumas que han podido sufrir y recuperar su infancia.
De hecho, las cifras de éxito y acogida por parte de los jóvenes son contundentes. Desde que comenzaron a participar en este proyecto conjunto, más de 8.400 jóvenes refugiados han participado en los asentamientos de Nakivale y Oruchinga, dos de los mayores del país.
Gracias a un acuerdo de colaboración, los primeros equipos del FC Barcelona lucen el logotipo de ACNUR, trasladando un mensaje humanitario al mundo del fútbol
“Las empresas y sus fundaciones aportan recursos, conocimientos y compromiso, alineándose con sus estrategias ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), especialmente en el ámbito social. Y, más allá de la financiación, pueden movilizar a sus redes, abogar públicamente por la causa y crear iniciativas que combinen el desarrollo de las estrategias de la entidad con el desarrollo profesional de las personas refugiadas”, explica Jorge Olague, director del Servicio al Sector Privado en ACNUR. Pero, ¿por qué en concreto las fundaciones corporativas son las que deben desempeñar este papel clave de colaboración con ACNUR? “Porque son entidades sin ánimo de lucro, vinculadas a empresas, pero con autonomía y que representan una vía eficaz para canalizar el compromiso social corporativo”, responde el responsable del sector privado de esta agencia de Naciones Unidas. Además, añade: “Su labor va más allá del mecenazgo: buscan generar impacto sostenible y duradero en las comunidades afectadas, en plena sintonía con el ADN de la empresa”.
Otro lugar marcado en la retina de muchas personas por las imágenes de niños con hambruna es Etiopía. El país acoge a más de un millón de personas refugiadas provenientes de Sudán del Sur, Somalia y Eritrea, además de enfrentar una grave crisis de desplazamiento interno con 3,3 millones de personas desplazas. El 59% de esta población son niños y niñas, una cifra que refleja la gran dimensión infantil de esta emergencia humanitaria. Por ello, desde 2017, ACNUR y la Fundación “la Caixa” colaboran en el Proyecto MOM, que se centra en combatir la malnutrición infantil.

Liderazgo femenino
Este proyecto combina prevención, diagnóstico y tratamiento de la desnutrición, incluyendo acceso a alimentos frescos, campañas de sensibilización, formación a familias, grupos de apoyo y programas nutricionales específicos. Todas estas acciones han permitido mejorar la situación nutricional de más de 1,7 millones de personas, incluyendo 1.091.574 menores de 5 años y más de 200.000 embarazadas y lactantes.
Con esta alianza se ha logrado reducir un 58% la desnutrición aguda severa en 21 campos, mejorando las condiciones de vida de sus habitantes en las regiones de Gambella y Melkadida, donde se desarrolla el proyecto. Además, se ha potenciado el liderazgo femenino para que las mujeres sean referentes a la hora de detectar y prevenir la desnutrición.
Ruanda ha sido un país de acogida constante durante casi tres décadas, ofreciendo protección a personas refugiadas, solicitantes de asilo y otras en situación de vulnerabilidad. Los datos hablan de que alberga una población refugiada de 134.407 personas, mayoritariamente procedentes de Burundi y de la República Democrática del Congo.
Alrededor de 30 millones de personas refugiadas, desplazas internas y apátridas, es decir, casi un tercio del total mundial, viven en África
Desde 2021, ACNUR, en colaboración con ProFuturo, el programa de innovación educativa con tecnología impulsado por Fundación Telefónica y Fundación “la Caixa”, trabaja para garantizar una educación inclusiva y de calidad en el país, mediante el acceso a equipamiento tecnológico, a plataformas de aprendizaje (online y offline), recursos educativos digitales, formación docente y apoyo a las actividades educativas de ACNUR. El programa se ha extendido también a Nigeria y Zimbabue.
Desde su implementación, ProFuturo ha beneficiado a casi 28.500 estudiantes en 15 escuelas en el país y ha formado a más de 1.100 docentes, integrando la innovación educativa y digital en contextos marcados por el desplazamiento forzado. Su meta para 2025 no es menor: beneficiar a 25.000 estudiantes en los tres países y formar a 200 nuevos docentes.
Fundación Occident y su contribución en Zimbabue
En 2024, Zimbabue enfrentó una intensa sequía causada por el fenómeno meteorológico El Niño, que desató una de las peores crisis en años, afectando gravemente la agricultura, la ganadería y el acceso a agua y alimentos. A pesar de estas dificultades, el país acoge a 23.700 personas refugiadas procedentes de la República Democrática del Congo, Mozambique, Burundi y Ruanda. Con un enfoque integrador, Zimbabue impulsa en Tongogara, uno de sus principales asentamientos, la provisión de servicios compartidos entre las comunidades locales y refugiadas, buscando así fortalecer la convivencia y el bienestar de todos.
Allí, Fundación Occident apoya a ACNUR para mejorar el acceso a la educación con el programa Primary Impact. Éste lucha contra el abandono escolar y por la igualdad de género, mediante la escolarización, la capacitación de los docentes, la mejora de las infraestructuras y el apoyo psicosocial a los niños y niñas refugiadas.
La combinación entre el propósito de cada fundación y la experiencia de ACNUR sobre el terreno genera un impacto transformador. Como dice Jorge Olague, “implicarse directamente en un proyecto permite estar cerca de las comunidades, detectar necesidades reales, adaptar las soluciones y actuar con rapidez y eficacia”.