Conectividad con propósito: así se combate la brecha digital en España

En España, y según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 26,8% de las mujeres y el 24,8% de los hombres están en riesgo de exclusión social. El grupo de edad más presente en esos colectivos desfavorecidos es el de los menores de 16 años. Se cierne sobre todos ellos una ingrata paradoja: su delicada posición dificulta su acceso a las nuevas tecnologías y estas podrían ayudarles a disponer de oportunidades para avanzar hacia la inclusión. Pero no es este el único factor que dificulta el acceso a las ventajas del mundo digital; hay otras brechas –geográficas, físicas, de edad, etc.– que impiden a buena parte de la población subirse al tren del futuro.

Facilitar el acercamiento de todas estas personas al mundo digital y promover sus competencias en materias avanzadas es una de las líneas de actuación de MasOrange, una compañía que se propone algo más ambicioso que liderar el mercado de las telecomunicaciones: convertirse en agente de cohesión social a través de la tecnología. Así, el impacto socioeconómico de MasOrange en 2024 fue de casi 19.000 millones de euros, lo que representa el 1,17% del Producto Interior Bruto (PIB) español.

Una de las piedras angulares de la estrategia de MasOrange es el despliegue de infraestructuras de redes de nueva generación (5G y fibra) con el fin de garantizar el acceso a internet incluso en las zonas más despobladas del país. Según datos de la compañía, su fibra óptica llega ya a más de 30 millones de hogares y negocios en toda España y la cobertura 5G ya alcanza prácticamente al 100% de los municipios españoles con más de 10.000 habitantes.

Además, la inversión en conectividad rural se mantiene como prioridad. Así, la nueva tecnología móvil también llega a casi 3.000 municipios de menos de 10.000 habitantes e incluso a pequeños pueblos y aldeas donde viven menos de mil personas. Además, su liderazgo en la banda de 700 MHz es esencial para reducir la brecha digital territorial en España y contribuir a repoblar la llamada ‘España vaciada’. Pero esta apuesta no es solo tecnológica; también es social. El acceso a la red implica hoy el poder aproximarse a la información, al empleo, a la formación y, en definitiva, lograr la plena ciudadanía digital. En este sentido, el objetivo de MasOrange va más allá del negocio: se trata de universalizar las oportunidades que brinda la digitalización.

MasOrange y sus fundaciones han desplegado más de 300.000 horas de formación digital en toda España, con programas dirigidos a mayores, mujeres vulnerables y jóvenes en riesgo

En un tiempo en el que la transformación digital acelera el ritmo de la historia, no todos caminan al mismo paso. Para las personas mayores de 60 años a menudo resulta más difícil subirse al tren de las tecnologías digitales. Eso genera una evidente desigualdad. A través del Plan de Formación en Competencias Digitales, que cuenta con tres programas formativos y el apoyo de organismos como la Comunidad de Madrid, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y Red.es, MasOrange dotará a casi 50.000 personas de todo el país (con especial atención a esa franja de edad) de los conocimientos necesarios para que puedan optar a las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías en cuanto a inclusión social y desarrollos personal, profesional y de crecimiento económico.

Infancia protegida

La transformación tecnológica también plantea riesgos, especialmente para los menores. Para tranquilizar a las familias, MasOrange ha desarrollado TúYo, un producto con funciones de control parental, geolocalización, restricción de contenidos y gestión del tiempo de uso, diseñado para acompañar a los más jóvenes en sus primeros pasos digitales. Este esfuerzo se acompaña de un enfoque riguroso y basado en la evidencia.

La Fundación Orange, perteneciente a MasOrange, en colaboración con Save the Children y la consultora GAD3, elaboró el estudio Infancia y adolescencia en entornos digitales, cuyas conclusiones se presentaron en el Senado.

El documento, que involucró a expertos del ámbito educativo, la Policía Nacional, el Tercer Sector y empresas tecnológicas, advierte sobre los peligros del acceso precoz a internet sin acompañamiento adulto y propone herramientas prácticas para padres, docentes y responsables políticos.

Además, MasOrange mantiene una alianza estratégica con UNICEF para reforzar los derechos digitales de la infancia —educación, protección, participación— y forma parte del proyecto internacional Giga, que aspira a conectar todas las escuelas del mundo a internet, comenzando por las del continente africano.

Otro de los campos en los que más ha innovado la Fundación es la accesibilidad tecnológica para personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista). A través de aplicaciones móviles gratuitas, señales adaptadas en centros de salud y materiales visuales para entornos escolares, la entidad contribuye a facilitar la comunicación y la comprensión del entorno para este colectivo. El proyecto Escuelas Visuales, por ejemplo, ha transformado decenas de centros educativos en espacios más inclusivos, integrando herramientas visuales y tecnológicas que mejoran la experiencia del alumnado con autismo. De igual modo, las Aulas TIC-TEA proporcionan equipamiento y formación a organizaciones que trabajan con personas autistas, facilitando su desarrollo personal y social.

Tecnología con alma

La Fundación Orange actúa como catalizador de inclusión. Bajo la consigna de construir una sociedad digital más humana, sus programas están centrados en colectivos vulnerables: mujeres en situación de exclusión, jóvenes en riesgo, personas con discapacidad o con trastornos del espectro autista. Entre las iniciativas más destacadas se encuentra EDYTA, un programa que ha formado a más de 845 mujeres a través de veintidós aulas repartidas a lo largo y ancho del país. Las participantes no solo adquieren competencias digitales básicas, sino también herramientas para el empoderamiento personal y profesional.

Otra propuesta de impacto es GarageLAB, que ofrece itinerarios formativos a jóvenes en situación de abandono escolar o exclusión social, mediante metodologías basadas en el “aprender haciendo” y el uso de tecnologías como impresión 3D, robótica o programación.

La otra gran entidad social del grupo es Euskaltel Fundazioa, que celebra ahora su 25 aniversario. Con tal motivo, ha publicado un exhaustivo informe en el que revela que el compromiso social de Euskaltel Fundazioa con la sociedad vasca se ha traducido en más de 156 millones de euros de impacto socioeconómico directo.

Fiel a su espíritu local y a su compromiso con el arraigo territorial, Euskaltel Fundazioa centra sus esfuerzos en los siguiente ámbitos: impulso de la innovación a través de eventos como las parties tecnológicas o Encounters; reducción de la brecha digital, especialmente entre los colectivos más vulnerables y con el objetivo de impartir más de 140.000 horas de formaciones en conocimiento digital a lo largo de este año; impulso de vocaciones STEM desde edades tempranas, con foco especial en niñas y mujeres; fomento de la cultura, lengua y deporte vascos, y protección de los niños, niñas y adolescentes en entornos digitales.

Euskaltel Fundazioa ha generado más de 156 millones de euros de impacto socioeconómico directo en Euskadi durante sus 25 años de vida

Luz Usamentiaga, directora general de Regulación, Asuntos Públicos y Sostenibilidad de MasOrange, resume así la filosofía de la compañía: “Hemos apostado por proyectos que conectan a personas, impulsan la innovación social y fortalecen el tejido cultural y educativo, generando ese impacto positivo que forma parte de la esencia de nuestra compañía”. Como vemos, en un contexto en el que la digitalización amenaza con convertirse en nueva forma de exclusión, MasOrange propone una fórmula distinta: una tecnología con propósito, diseñada para conectar a las personas, reducir desigualdades, proteger a los más vulnerables y ampliar los horizontes de quienes más lo necesitan.