Cómo reducir un 8% el consumo energético mientras se multiplica por nueve el tráfico de datos
Telefónica ha disminuido sus emisiones un 52% desde 2015 a pesar del notable aumento en el volumen de información gestionada, demostrando que crecimiento digital y sostenibilidad no son objetivos contradictorios en el sector de las telecomunicaciones

Si le preguntamos a un ciudadano cualquiera cuál es la mejor forma de ahorrar, seguramente responda: “No gastar”. No consumir o consumir menos. Pero en la competencia económica esa respuesta entraña una paradoja: consumiendo menos productos, servicios o energía se ahorra, pero se frena la actividad. El efecto podría ser empobrecedor.
La evolución de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) tiene el potencial de moderar esa paradoja para ahorrar energía mientras la consumimos: hacer lo mismo, o más, con menos, que es la definición de eficiencia. Así lo sostiene un reciente estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuando califica de estratégicas las infraestructuras digitales para descarbonizar cualquier actividad industrial que las utilice.
Por cada tonelada de CO2 emitida directamente por las TIC, dice el informe, se evitan hasta 10 toneladas en otros sectores porque las soluciones digitales logran ese más con menos. El Foro Económico Mundial y la Exponential Roadmap Initiative calculan en un 15% el ahorro de emisiones hasta 2030 en energía, industria, agricultura o transporte. El porcentaje se eleva al 35% en las emisiones personales, en las de cada individuo.

La innovación digital resulta crítica para la disminución global de emisiones establecida en el Acuerdo de París. Necesitamos luchar por el máximo grado de eficiencia en los procesos que la digitalización permite. Las transiciones verde y digital se refuerzan mutuamente, subrayan en la compañía. Vamos más lejos: las empresas del sector TIC aumentan la eficiencia energética, la suya y la de sus clientes, mientras se dispara el procesamiento de datos como consecuencia de su propia revolución digital. Mantener estable el consumo de energía, a pesar del incremento de la digitalización de la sociedad y del tráfico de datos en las redes, es uno de sus grandes retos.
Para cumplir este objetivo, una multinacional teleco debe empezar por casa, y Telefónica ya ha logrado reducir un 90% su consumo de energía por unidad de tráfico desde 2015, un año antes de lo previsto, y con la meta de mejorar un 95% su ratio de eficiencia para 2030.
Medidas adoptadas
¿Cómo? Con estrategia y táctica: su plan específico de eficiencia energética alberga más de 200 proyectos, tanto en sus redes TIC como en las infraestructuras eléctricas, que hasta ahora han logrado desvincular el crecimiento del negocio del crecimiento del consumo. Entre sus medidas figuran el apagado de las viejas redes de telefonía 2G y 3G para priorizar la de 5G —hasta un 90% más eficiente que la 4G—, la virtualización y migración a la nube de sus servicios, o sustituir el cobre por fibra óptica, con más de un 85% de eficiencia en el acceso al cliente.
Como lo virtual también se apoya en lo físico —en equipos informáticos, de suministro eléctrico, vehículos e inmuebles—, la compañía integra sistemas PSF (Power Saving Features) que reducen hasta un 30% el consumo en horarios de bajo tráfico, plataformas de inteligencia artificial y machine learning para predecir el tráfico y optimizar la gestión energética, por ejemplo con el apagado selectivo de celdas informáticas. Implanta sensores, contadores inteligentes y renueva las estaciones de generación con modelos híbridos, los equipos de climatización y la iluminación con tecnología LED. Hay también otra palanca para la descarbonización propia y ajena: el suministro 100% renovable en todas sus operaciones en Europa, Brasil y Chile.
La operadora ha reducido un 52% sus emisiones desde 2015 también gracias a los acuerdos PPA (suministro renovable a largo plazo), la generación distribuida, la compra de energía limpia con garantías de origen y la autogeneración fotovoltaica en estaciones aisladas, edificios técnicos y oficinas.
Lo importante es que estos avances no se reducen al balance sostenible de la compañía, sino que tienen un efecto multiplicador como servicios para clientes privados y públicos. Las soluciones digitales socializan la eficiencia y se convierten en un factor de competitividad para las organizaciones que las integran.

Con ese fin, Telefónica ha diseñado una línea de servicios Eco Smart, basados en inteligencia artificial, internet de las cosas, la nube y big data, para ahorrar energía, emisiones, agua y residuos en un modelo de economía circular. Tienen ese doble enfoque de beneficio ambiental y beneficio de negocio. Hoy el 57% de sus soluciones B2B han sido verificadas como Eco Smart por AENOR. En 2024 estos servicios ayudaron a evitar la emisión de 17,4 millones de toneladas de dióxido de carbono en España, Alemania y Brasil.
Diez años de adelanto
Telefónica aspira a las cero emisiones netas en 2040, una década antes que el límite fijado por los acuerdos internacionales. Para lograrlo, además de reducir un 90% sus propias emisiones, adquiere créditos de carbono de absorción de CO2, preferiblemente en iniciativas basadas en la naturaleza. De esta forma, amplían a la gestión de la cadena de valor su estrategia de mejora medioambiental continua, lo que ha sido reconocido por el CPD [Carbon Disclosure Project] al nombrarles, por sexto año consecutivo, Líder en Supplier Engagement Assessment.
En 2022 ya fue la primera compañía de telecomunicaciones del mundo en obtener la validación del objetivo cero neto por parte de Science Based Targets initiative, tanto a corto como a medio y largo plazo. Esto acredita que su ruta de descarbonización se alinea con la ciencia.
Renovables y economía circular contra el cambio climático
Telefónica incorpora el cambio climático tanto en la estrategia comercial y financiera como en los procesos de la cadena de suministro. Por ello, la economía circular se ha convertido en otro eje estratégico en la acción de la compañía. El concepto es claro: el mejor residuo es el que no se produce.
Los datos de 2024 muestran avances en este sentido: cinco millones de equipos de operaciones, oficinas y clientes fueron reutilizados, un 11% más que el año anterior. El 95% de los residuos generados se reutilizaron o reciclaron.
La lógica es evitar emisiones indirectas asociadas a la extracción de nuevos materiales y la fabricación de equipos desde cero.
Diferentes plataformas permiten optimizar esta gestión y trazar los materiales a lo largo de todo el ciclo. Su estrategia circular aspira al residuo cero en 2030 mediante reciclaje, reutilización, ecodiseño y reincorporación de materiales al ciclo productivo.