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Bruselas movilizará 3.000 millones de euros en 12 meses para reducir la dependencia de China en tierras raras

La Comisión Europea plantea un plan inspirado en la desconexión del gas ruso para disminuir la elevada dependencia en materias primas críticas

“El comercio está siendo usado como un arma”. La constatación sobria y sombría del comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, no toma a nadie por sorpresa, pero le ha servido a la Comisión Europea para subrayar la importancia de que la UE blinde su seguridad económica, empezando por el acceso a las materias primas críticas esenciales para la industria más puntera del continente. En el mismo día en que los Veintisiete han acordado una desconexión acelerada de la dependencia del gas ruso antes de que acabe 2027, Bruselas plantea un programa similar para las materias críticas, de la que Europa es especial y peligrosamente dependiente de China. El proyecto incluye medidas que incentiven la producción de esos materiales en la UE y diversifiquen las compras a otros territorios que no sean el gigante asiático.

Entre otros elementos, el plan de acción, bautizado como REsourceEU, prevé la movilización de hasta 3.000 millones de euros de fondos europeos los próximos 12 meses para lograr “suministros alternativos a corto plazo” a los chinos en tierras raras, así como la elaboración de un calendario hasta 2029 para reducir hasta un 50% las dependencias externas. La movilización de fondos irá acompañada de un procedimiento de concesión de permisos más sencillo para las materias primas críticas “para permitir una rápida puesta en marcha de los proyectos”, señala la Comisión, que se compromete a presentar en breve para ello una propuesta concreta de simplificación.

Porque la idea, explican fuentes comunitarias, es contar con un plan global que responda tanto a la urgencia del momento como preparar una estrategia a largo plazo, acelerando, entre otras medidas, los procesos de diversificación y de independencia de estas materias. Ello va desde propulsar la producción interna a diversificar la adquisición de las mismas fuera de las fronteras europeas, con el objetivo de salir de la alta dependencia de China, que en algunas materias críticas supera el 90% en estos momentos. Es lo que la Comisión llama “diplomacia de materias críticas”, y que prevé basarse en las 15 alianzas estratégicas ya firmadas con países ricos en recursos, como Sudáfrica, y ampliarse a otros como Brasil, con el que Bruselas adelanta que quiere empezar pronto las negociaciones.

De puertas para dentro, Europa debe también reciclar mejor algunos de estos elementos mediante una mejora de la economía circular —actualmente menos del 1% de los elementos de tierras raras se reciclan en la UE— y la puesta de coto a la exportación de este tipo de desechos. En particular, la Comisión pretende proponer, en el primer semestre de 2026, la introducción de restricciones a la exportación de desechos y residuos de imanes permanentes sobre la base de una evaluación exhaustiva, así como medidas específicas sobre los desechos de aluminio. Además, indica el Ejecutivo europeo, de ser necesario, se considerarán medidas similares para los desechos de cobre.

Todo ello, con unos objetivos muy claros: “Queremos reducir la dependencia del grafito del 41% actual a 25%, la del cobalto del 63% al 44% y la del litio, que hoy es del 90%, al 44% en 2030”, ha explicado el vicepresidente de la Comisión para Prosperidad y Estrategia Industrial, Stéphane Séjourné, al presentar la iniciativa junto con Sefcovic, que ha calificado como una cuestión clave de “seguridad económica” de los Veintisiete.

Con miras al más largo plazo, la Comisión también propone crear, “a comienzos de 2026”, un “centro europeo de materias primas críticas” con un amplio mandato que le permitirá coordinar la información sobre los mercados y las cadenas de suministro, pero también supervisar las compras conjuntas estratégicas y el almacenamiento de estos materiales críticos para la competitividad europea, con vistas a protegerla de tentativas de instrumentalización y de “shocks” de precios.

Con este plan, “Europa actúa a favor de su independencia en materia de materias primas críticas”, ha proclamado Séjourné este miércoles. “En la carrera mundial por los materiales que más necesitan nuestras industrias, RESourceEU es un motor de nuestra soberanía industrial, una piedra angular de la seguridad económica de Europa”, ha subrayado.

El tiempo corre y Bruselas lo sabe. Hace un mes, la UE se sumó al acuerdo que Estados Unidos y China cerraron para rebajar las restricciones a la exportación de tierras raras y tecnología del gigante asiático, que amenazaban con estrangular las cadenas de valor en todo el mundo. Pero en Bruselas nadie se engaña: lo que se ha hecho es, si acaso, ganar tiempo, un año, pero la amenaza sigue ahí. De ahí la importancia de no perder ni un minuto y contar con un “plan autónomo europeo”, insistían las fuentes consultadas durante la preparación del proyecto ahora oficialmente lanzado, y que busca reforzar el Critical Raw Materials Act (reglamento de materias primas críticas) aprobado hace año y medio, que ya busca reducir la dependencia de las exportaciones extracomunitarias de 34 minerales clave para los intereses europeos.

Este proyecto forma parte de un objetivo más amplio, que también ha vuelto a subrayar la Comisión este miércoles: “Fortalecer la seguridad económica europea”. Para eso, el Ejecutivo de la Unión plantea ahondar en algunas de las políticas ya puestas en marcha en los años anteriores, como el control de la compra de empresas europeas, tecnológicamente punteras, por otros países. Como muchas de estas medidas, el objetivo está puesto en China.

La estrategia para la seguridad económica europea se puso en marcha en 2023 y lo que hace ahora la Comisión, diciéndolo abiertamente, es profundizar en ella. Los campos en los que pretende actuar son el comercio, la colaboración financiera con terceros países o las medidas anticoercitivas. En este último caso, la UE tiene listo su instrumento anticoerción, del que tanto se habló este verano durante la guerra comercial con Estados Unidos, y que no llegó a utilizarse. No se ha manoseado tanto durante las últimas tensiones vistas con China –a las que Sefcovic aludía cuando decía que “el comercio se está usando como arma”– pero también se valoraba como herramienta a usar. Solo falta, pues, que si llega el caso la UE mantenga la unidad necesaria para usarla.

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