Jordi Llovet dona a la Pompeu Fabra 30.000 libros

Según el punto 5, los libros no podrán ser "vendidos, ni regalados, ni destruidos hasta que hayan pasado 300 años desde la firma del documento". Y el apartado décimo deja bien claro que las personas que deseen consultar los volúmenes de bibliofilia "tendrán que limpiarse las manos antes de consultar libro alguno". Son dos peculiares cláusulas de la no menos peculiar donación mortis causa que el catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada Jordi Llovet realizó ayer de sus 30.000 libros, millares de discos, un centenar de obras de arte y muebles valiosos a la Universitat Pompeu Fabra.

Una primera edición del Diccionari de la Llengua Catalana de Pompeu Fabra de 1932 ("el que tiene la entidad está maltrecho", alertó el donante), un disco de Monteverdi ("músico humanista, claro") y una vista de Ca l'Aranyó, del pintor Jordi Sardà, de antes de que la fábrica mudara en una de las bibliotecas de la universidad fueron los objetos que, simbólicamente, presidieron el acto de donación, donde Llovet recibió la medalla de la entidad.

"Los libros me acompañan, me consuelan y me dan vida". Dedicados y primeras ediciones como la de Los papeles póstumos del club Pickwick, de Dickens son perlas que Llovet cederá. ¿Por qué 300 años para blindar su colección? "Porque las crisis del humanismo siempre se han resuelto antes de tres siglos. Al menos, descansaré tranquilo ese tiempo".