"Mejor un asilo que una autopista"

Al incendio que desató la propuesta del Gobierno de elevar la edad de jubilación, el PSOE opuso la templanza de Isabel López i Chamosa. Cuando más distantes parecían las posturas sobre el futuro de las pensiones en el Congreso, la portavoz socialista en la Comisión del Pacto de Toledo se declaraba convencida de que al final habría acuerdo. Los más incrédulos le espetaban: "Es que eres muy optimista, como el presidente".
Finalmente, el optimismo se abrió paso y esas largas sesiones parlamentarias de finales de 2010 alumbraron a principios de año un texto que desafiaba los límites del lenguaje para incorporar a casi todos (PSOE, PP, CiU, PNV y Coalición Canaria). El germen de la jubilación a los 67 estaba listo. Tras la batalla parlamentaria, llegó una más dura: la de la calle. "Lo vives con mucha tensión porque a ver cómo se lo explicas a los ciudadanos, a los amigos, que te dicen 'yo me quiero jubilar a los 65". Sentada en una terraza del centro de Madrid, apurando las horas para irse de vacaciones, López i Chamosa admite que defender los 67 años como garantía de sostenibilidad de las pensiones supone un vuelco en el discurso clásico del PSOE. "Pero estoy convencida de que había que hacerlo", argumenta.
"Era duro responder al amigo que te decía: 'Yo me quiero jubilar a los 65"
La diputada entiende la oposición ciudadana y practica una sana autocrítica al atribuirla en parte a la labor política. "No es una mala ley, pero creo que la hemos explicado muy mal". Convencida de que ahí reside parte del problema, insta a los políticos a "abandonar tanta frase grandiosa y explicar más a la gente". Como ensayo, la portavoz socialista anima a los autónomos a aportar más a la Seguridad Social con el argumento de que garantiza cada euro invertido. "No hay sistema más rentable que este", concluye. También se atreve con un augurio a la periodista, envuelto en una sonrisa: "Te jubilarás con pensión, ya verás".
Para ella, sindicalista de origen, supuso "un gran regalo" que UGT y Comisiones Obreras se sumaran a la reforma después de que el Gobierno introdujera algunos cambios para suavizarla. De todo el extenuante proceso en el Pacto de Toledo, quizás lo que más alteraba a esta mujer serena era el foco constante de la prensa. "Esta vez hemos sentido mucho más la presión de los medios", confiesa.
A esta catalana de 57 años, aunque gallega de nacimiento, le desagrada la crispación política, muchas veces exacerbada -dice- en esos medios de comunicación que tanto la inquietan. Prefiere destacar el buen ambiente de las reuniones del Pacto de Toledo y los acuerdos logrados, siempre con matices. Esa experiencia le sugiere una hipótesis: "Si las relaciones personales funcionaran más en la política, habría menos conflictos".
Para desengrasar, nada mejor que viajar los fines de semana a Barcelona, donde tiene su hogar, y "dormir una película" los sábados por la tarde. Como técnica de relajación, a López i Chamosa también le funciona cocinar y, paradójicamente, conducir. Tras un año de infarto, estos días descansa ya con su compañero en Samper de Calanda, un minúsculo pueblo aragonés donde "lo único que se puede hacer es leer, pasear, cocinar y echar la siesta". También poner tomates en conserva: "Así tengo para todo el año".
Las vacaciones le sirven para conocer un poco más al colectivo del que se pasa la vida hablando: los pensionistas, las viudas. Al caer la tarde, López i Chamosa saca la silla a la puerta de la calle y se sienta con los vecinos del pueblo, en su mayoría "gente mayor que te da auténticas lecciones". La diputada lamenta la escasa atención que muchas veces se les presta, aunque cada vez son más. "Deberíamos dedicar más tiempo a las personas mayores. A mí los sentimientos me pueden en estos casos". Y esboza todo un discurso político disfrazado de ejemplo: "Es preferible una autopista menos y un centro más para atender a ancianos".

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