Un incendio obliga a cerrar el cine Méliès al menos hasta octubre

Unos 140.000 euros de inversión solo en material de proyección son los primeros números del parte de guerra de los cines Méliès de Barcelona, que sufrieron un incendio el pasado jueves. El objetivo es reabrir las dos salas en octubre, "siempre que no nos aprieten mucho las clavijas ni la aseguradora ni el informe de seguridad de los bomberos", lanza su responsable, Carles Balagué.

Peritos de la compañía aseguradora visitaron ayer las dos salas de los cines Méliès, con capacidad para casi 300 personas, para realizar una primera evaluación de los daños de las flamas que generó un cortocircuito en la cabina de proyección el pasado jueves y que obligó a evacuar a la treintena de espectadores que se hallaban entonces en el recinto.

El incidente, que mantiene cerrado el local, llega tras dos años de "un gran descenso de espectadores", admite el cineasta Carles Balagué, que desde 1996 programa los Cines Méliès, nacidos con la vocación de recuperar clásicos, en versiones originales, ahora ampliado a documentales e inéditos. Una oferta radical que, tras el cierre, hace dos meses, de los Casablanca Kaplan, deja a los Méliès, junto con los Verdi, en los únicos con una oferta tan exquisita en la cartelera barcelonesa. Pero a un notable coste: la asistencia es de unos 60.000 espectadores al año. "El arte y el ensayo no están reconocidos; de estas salas dependen ocho personas y cada año perdemos dinero", admite Balagué, que pone los números de los Méliès en un puchero común con los de su productora Diafragma, que ha dado éxitos como el documental La casita blanca, no reproducidos los últimos años.

"Es difícil pedir préstamos ahora; también las normativas han cambiado mucho: veremos qué se nos exige ahora", se lamenta Balagué, que espera que la Red Concertada de Pantallas Cinematográficas

(con ayudas a la programación de interés cultural) que promoverá la Ley del Cine Catalán le brinde "un poco de oxígeno".