Fernando Fernández, un gran experimentador del cómic español

Hay años que es mejor olvidar. Y, para la historieta española, 2010 será uno de ellos. Tras las desapariciones de Juan José Carbó, Antonio Parras o Víctor de la Fuente, el pasado 10 de agosto fallecía a los 70 años de edad y tras una larga enfermedad, Fernando Fernández. Dibujante, ilustrador, pintor, docente y teórico, fue integrante destacado del grupo de autores que impulsarían el renacimiento del cómic español en la década de los ochenta.

Con 15 años debutó entintando al dibujante Antonio Biosca, para apenas un año después entrar en la agencia Selecciones Ilustradas (S.I.) y realizar su primera historieta como autor completo, Ghost Ship!

Llegó a ser portadista habitual en editoriales norteamericanas como Bantam, Random House o Ace Books, director de fotonovelas de la colección Corín Tellado, dibujante de tiras diarias para Diario de Barcelona, publicista, reportero gráfico de Interviú... Sin embargo, seguiría siendo en la historieta donde se encontrarían sus mayores hallazgos, a partir de su interés e inquietud por la experimentación formal, plasmada tanto en sus colaboraciones para la editorial americana Warren como en la colección Ciencia y Aventura de libros didácticos que realizó para la editorial AFHA, donde jugaría con la composición y el color con una inusitada mezcla de procedimientos que incluirían desde la pluma, el rotulador, el óleo o la acuarela, por los que recibiría el Premio Nacional de Ilustración en 1977. En la década de los ochenta firmaría algunas de sus obras más recordadas: la espectacular y barroca Zora y los hibernautas, publicada en la revista 1984; la adaptación del Drácula de Bram Stoker, realizada en su totalidad al óleo y que aparecería inicialmente en las páginas de la revista Creepy o las adaptaciones de relatos de Isaac Asimov para la colección Firmado Por de Editorial Bruguera.