Lapsus

La equivocación francesa sobre el himno nacional español excitó el domingo la pituitaria patriótica. Cuando los jugos gástricos del chovinismo hímnico se pusieron en marcha, los mismos que le dieron a la tecla danesa volvieron hacia atrás y hallaron, a una velocidad endiablada, la música que nos identifica. A Contador se le cambió el rictus. Ya parecía que había ganado: lo que puede un himno. Fue una frustración para los de los jugos gástricos. Escuché en una emisora de radio nimbada por la Iglesia que fue tan humillante el esperpento como el viaje de Moratinos a Gibraltar. Y a algunos políticos -a Esperanza Aguirre, en concreto- el resbalón le dio varios minutos de gloria: culpa de Zapatero.

Que no era para tanto se vio enseguida. Se vio en la tele, donde el tema se fue diluyendo a medida que pasaron las horas y la euforia tapó el himno hasta nueva orden. En la tele todo esto se ve como una historia lineal. Ahí ves, sin solución de continuidad, a la propia Esperanza indignada por la equivocación francesa hablando luego de LA EQUIVOCACIÓN, que es como seguramente ella misma llamaría a Zapatero. Le puso los adjetivos del día, o del año -"sindicalista, retrógrado y piquetero"-, que debía tener bien anotados en su mente para cuando ocurriera lo que pasó el viernes con el jefe de la CEOE. Pero la presidenta de la Comunidad de Madrid debía tener tan ocupado el cerebro con aquella descalificación en cadena que sufrió un lapsus que todas las televisiones sirvieron con la puntualidad que a veces convierte los informativos en espectáculos clónicos.

Pero era útil comprobar cómo se amuebla una cabeza para decir "sindicalista, retrógrado y piquetero" y sin embargo le viene un lapsus en la palabra más convencional, la menos complicada: la palabra "medida". Como es lógico, a ella las medidas de Zapatero le parecen malas, pero no le salía la palabra medida, precisamente. Y ese silencio que hubo entre su voz y la dichosa palabra que no le salía fue acaso la medida de su rostro mientras hablaba: en qué estaría pensando Esperanza.