Epílogo barcelonés para el 'Mapa de los sonidos de Tokio'

"O ruedo a 10.000 kilómetros de distancia o lo hago en la misma esquina de casa". En esta ambivalencia se mueve Isabel Coixet por exigencias del guión de su nueva película, Mapa de los sonidos de Tokio. Tras seis semanas en Japón, la realizadora culmina hoy en las calles de Gràcia, el barrio barcelonés donde vive, el rodaje de su filme "más dramático". Sergi López y Rinko Kikuchi protagonizan este "thriller romántico y sentimental", de nuevo en palabras de Coixet, que rubrica en él su pasión por la cultura nipona. Tanto la directora como su protagonista masculino coinciden en afirmar que ésta es también una historia "muy marciana". López califica la película de "arriesgada y nada convencional".

Coixet no pierde el tiempo. En Tokio, las sesiones de rodaje se han simultaneado con las de montaje del material grabado. La primera escena, que ayer mostró a los medios de comunicación, congela la respiración. Un grupo de ejecutivos orientales y occidentales estrecha lazos en torno a una mesa. Completamente desnudas y tumbadas boca arriba, varias mujeres rubias sirven de bandeja a las hileras de sushi y makis. El banquete se interrumpe cuando un comensal recibe la noticia del suicidio de su hija, una joven japonesa en tormentosa relación con un comerciante catalán de vinos (López). En venganza, el desconsolado padre contratará a una mercenaria (Kikuchi) para que asesine al novio. Pero entre víctima y verdugo se desata una pasión irrefrenable.

"De todas mis películas, ésta es la que tiene más escenas sexuales. Pero son una clave para comprender por qué estas dos personas de mundos tan diferentes se encuentran", opina la directora. López agradece la poética de todo el guión y especialmente la desarrollada por Coixet en las secuencias más ardientes. "Su escritura sexual es brutal", califica.