Dulce olor a cebolla frita

Hay un instante con el que Álex Adrover, el actor de Yo soy Bea (Telecinco), había soñado: un perrito caliente, caminando en Navidad junto a su novia, por las calles de la Gran Manzana... Y de pronto, allí estaba, con su pareja y las manos frías y llenas de ketchup, pisando las aceras neoyorquinas.

¿Y era Navidad?

¡Hasta nos nevó! Sé que suena a tópico, pero recuerdo que Central Park estaba precioso, blanquísimo. Mi novia y yo alquilamos un carruaje para recorrerlo, con los copos cayendo.

Como si fuera una película...

Es una película, mires donde mires. Mi novia se veía en la serie Sexo en Nueva York, yo veía escenas de Taxi Driver... Es la ciudad con más contrastes del mundo. De pronto estás en Tiffany's, te sumerges en el metro y apareces en Chinatown o en el Bronx. Es un bombardeo de imágenes constante.

¿Alguna se le quedó grabada?

Dormíamos en un hotel en Times Square, y desde la ventana de la habitación veíamos el mítico cartel luminoso de Coca-Cola. Aparece en mil películas y lo teníamos ahí delante...

¿Lo mejor de la ciudad?

Que basta una semana para sentir su pulso. Aunque sea como turista, uno consigue entrar en su dinámica enseguida.

Y comerse un perrito...

Caminando por la Quinta Avenida, después de ir de compras por el SoHo. Ocurrió como en el cine: vimos un carrito humeante, nos llegó el olor dulzón de la cebolla frita: irresistible.

Guillermo Abril

Cinco aromas neoyorquinos