Slava Polunin actualiza el 'clown' en Bilbao

Slava Polunin (Orel, Rusia, 1950) se ha marcado un objetivo claro con Snowshow, el espectáculo que ocupará el escenario del bilbaíno Teatro Arriaga entre mañana y el próximo domingo: que todos los adultos que asistan se conmuevan y vuelvan a sentirse como niños. Para lograrlo, el clown ruso no escatimará en golpes de efecto: simulará una ventisca esparciendo miles de papelitos blancos, cubrirá el patio de butacas con una gran telaraña y lanzará enormes balones sobre las cabezas de los espectadores para que jueguen con ellos.

Son apenas tres momentos destacados de un montaje imprevisible, reflejo de un universo onírico y helado que cobra vida gracias a la intervención del público, que no puede limitarse a ser un observador pasivo. Más de 2,5 millones de persona ya han presenciado este montaje en 30 países. "Continuamos la tradición del clown clásico, pero utilizando un lenguaje actual. Al lenguaje corporal le incorporamos también elementos del teatro de calle, la performance y el teatro de vanguardia, un diseño minimalista, iluminación y música actual y evocativa", enumera Slava.

En la puesta en escena también se escucha alguna frase, aunque el clown sostiene: "Valiéndonos de gestos podemos expresarnos con mayor exactitud, pues las palabras son mucho más limitadas".

Sus palabras, precisamente, pueden ayudar a entender mejor el sentido de una obra sin argumento. "La estructura confusa es el arte del clown y permite al espectador crear su propio argumento y encontrar el raro placer de hacerlo, lo que ayuda a retornar a la experiencia de la infancia", justifica Polunin. Sostiene además que "el clown no es un actor" y que "el auténtico clown está más allá de la alegría o la tristeza". El artista cuenta definitivamente con el favor del público desde que protagonizase alguno de los vistosos números que han dado fama mundial al Cirque du Soleil.