Sobrevivir a la antimateria

Desde la época de Gauntlet en las máquinas recreativas, allá por la década de 1980, los aficionados a la acción trepidante y casi sin sentido de los juegos apodados mata mata están huérfanos. Este vacío debía finalizar con la llegada de Too Human a Xbox 360.

La mitología nórdica es la base para esta historia de dioses, alta tecnología cibernética y filosofía de Nietzsche. La guerra entre humanos y máquinas desencadenó el lanzamiento desesperado de bombas antimateria que sumieron al planeta en una era glacial. Los robots se alzaron con la victoria, pero en un rincón del mundo sobrevivió una estirpe humana capaz de aguantar las bajas temperaturas: los Aesir.

Odin se erigió como punta de lanza de la resistencia contra las máquinas y, desde entonces, han trabajado ocultos en el enclave secreto de Midgard, mejorando sus armas y defensas con la esperanza de recuperar el reinado humano, limpiando la tierra de robots y monstruos. Paradójicamente, los humanos se vuelven medio máquinas, mientras que algunos robots quieren ser más humanos. Para integrar partes de unos en los otros, no hay más remedio que aniquilarse entre ellos y recuperar las piezas o miembros post mórtem.

En este entorno se despliega una experiencia de rol y acción en cuatro escenarios en el que se toma el papel de Baldur, hijo de Odin, para detener la amenaza que suponen troles, elfos y otras criaturas mitológicas en su versión robótica. Pero no hay dos Baldur iguales; en cada partida hay que personalizarlo, eligiendo cómo se hará frente a los combates: berserker, paladín, comando, bioingeniero o defensor.

El siguiente paso es asignarle una de las dos sendas, la humana o la cibernética, con lo que se abrirá el árbol de desarrollo de habilidades. La combinatoria permite un amplio abanico de posibilidades de armas, defensas y conjuros con los que enfrentar la historia y a los enemigos. Hay control total para repartir los puntos de experiencia para subir los niveles, e incluso permite recuperar todos los puntos para invertirlos en una rama totalmente distinta. Dado que el título no es muy largo (unas 12 horas), es un aliciente para volver a jugarlo, usando otros caminos.

Cambios en el control de juego

Quizá la innovación más destacable en el control del juego es también la más discutible. Se han trasladado a la palanca de control derecha las tareas de selección de enemigos, recargas de armas y otras acciones. No es mala idea, pero es complicado dominarlo, y puede llegar a frustrar en los primeros compases.

La puesta en escena de las batallas evocan los grandes momentos cinematográficos en los que hordas de enemigos desbocados se lanzan a pelear tras encomendarse a sus dioses. El drama se representa con una belleza gráfica aceptable, aderezado con sonidos de carnicería y golpes sobre metal.

El camino de experiencia que es capaz de recorrer el protagonista va más allá de la historia, por lo que será necesario entrar en el modo multijugador, en el que se pelea codo con codo con otra persona a través de Internet, para llegar hasta el colofón. De esta forma, es posible alcanzar el nivel máximo de desarrollo del personaje, además de ser la mejor manera de disfrutar del título.

Hay que lamentar la falta de doblaje al castellano y lo repetitivos que resultan algunos enemigos y mapas, que a punto están de empañar la empresa. Sin embargo, Too Human es la puerta que hay que cruzar para no perderse en las entregas venideras, que probablemente corregirán los pequeños fallos actuales e implementarán los deseados modos para cuatro jugadores simultáneos.