Tarragona se rebela contra los planes para paliar la sequía de Barcelona

Ni interconexión del ministravase del Ebro ni agua en barcos provenientes de los pozos en desuso de Tarragona y Reus. La decisión del Ejecutivo central de conducir el agua hasta Barcelona a través de una tubería por la AP-7 generó ayer el rechazo de la Plataforma en Defensa del Ebre (PDE), de la federación de ERC en las comarcas del Ebro y también de CiU, que exigió un "acuerdo territorial". Y por su parte, el consejo de alcaldes del Baix Camp aprobó, sin el voto de Reus, la capital, una moción de rechazo a la captación de agua de acuíferos de la zona. El organismo comarcal exige que antes de la extracción la Agencia Catalana del Agua haga un nuevo análisis del estado de estos pozos -el último data de 2006-, que serían el último recurso de docenas de municipios en caso de que las próximas obras de extracción de los lodos tóxicos en el embalse de Flix (Ribera d'Ebre) comportasen un corte del suministro del ministrasvase del Ebro.

La PDE exigió ayer ante la Delegación del Gobierno en las comarcas del Ebro "coherencia" a los partidos políticos del territorio y advirtió de que la conexión del minitrasvase con la red del área metropolitana no hace más que "abrir una puerta" a un mayor trasvase del Ebro hacia el sur, como establecía el derogado Plan Hidrológico Nacional.