La inocencia en el banquillo

"Tengo tantos nombres en la cabeza que ya no sé quién del Espanyol se encargó de tapar a Guti. Tengo que repasar los vídeos esta noche". Todo era inocencia y naturalidad ayer en Óscar Fernández, el joven técnico, 33 años, que dirige esta noche al Valencia ante el Real Madrid en Mestalla (Canal +, 21.00). "No le deis pistas a Bernardo [Schuster]", añade mientras intenta aclarar el rompecabezas en el que se ha convertido su mente desde que le llamó el presidente, Juan Soler, a las cuatro de la madrugada del lunes para decirle que había destituido al entrenador, Quique Flores, y que él, preparador del filial, dirigiría al primer equipo ante el Madrid.

La principal novedad en el planteamiento de Fernández es colocar a Silva de centrocampista ofensivo por delante de Albelda, una opción que su antecesor nunca practicó por considerarla demasiado osada. "Me gusta jugar en rombo porque teniendo la pelota es mucho más fácil atacar y defender. Si le cerramos la primera línea de pase al Madrid con nuestro media punta, podemos hacerle mucho daño porque tenemos mucha velocidad en las alas". Precisamente para una de ellas Fernández también ha previsto una innovación: Mata, el chico birlado en el verano por el Valencia a la cantera madridista y que en los últimos meses había sido arrumbado por Quique. En la recámara estará Vicente, que sigue con dolores en los isquiotibiales después de jugar casi una hora ante el Sevilla el domingo pasado en el Sánchez Pizjuán (3-0).

Fernández prefiere que en el Madrid actúe Diarra como medio de contención en vez de Gago, ya que éste "inicia mejor el juego". El técnico provisional del Valencia tenía previsto consensuar anoche la alineación con sus jugadores. La idea es calcar el sopapo del Espanyol al Madrid en la octava jornada de Liga, en Montjuïc (2-1), la única derrota madridista. "Cuanto más arriba robemos la pelota, mejor", agrega el joven entrenador, que ha pasado de golpe de la Tercera División a ocupar un banquillo de Primera en uno de los clásicos de la Liga. Eso sí, hizo una gran campaña el curso pasado con los juveniles del Valencia: ganó la Liga, la Copa de Campeones y fue subcampeón de la Copa del Rey. Ahora, el filial es cuarto en su grupo de Tercera.

"No tengo antecedentes futbolísticos. Mi madre trabaja cuidando niños y mi padre en una fábrica de muebles. Mi esposa, en Zara". ¿Y qué fútbol le gusta? "Me encanta el fútbol total de Cruyff, pero, para mí, Rafa Benítez es el mejor. Me ha llamado Edu Macià [jefe de ojeadores del Liverpool] y yo temblaba. Me ha dicho que sea yo mismo y que esté tranquilo". ¿Por qué este contraste entre lo que representan Cruyff y Benítez? "Porque yo me arreglaba las clases de Educación Física que daba en dos colegios para ir a Paterna a verle entrenar. Y era un espectáculo. Cada entrenamiento estaba orientado al tipo de partido que le esperaba. Y eso lo veían los jugadores. Es impresionante cómo trabaja el grupo y cómo sabe lo que necesita el equipo en cada momento del partido. Chapeau". ¿Le conoce personalmente? "No, pero el año pasado siguió mucho al juvenil que yo entrené". Desde Liverpool, seguía al juvenil del Valencia. Así es Benítez.

Unos 300 niños acudieron ayer a Paterna para animar a su profe de Educación Física. "¡Que siga Óscar de entrenador!", gritaron.